Concurso de cuentos #fotocuento - Semana 11: Soñar con túneles

Hubo un momento en mi vida en que soñaba constantemente con túneles, rocosos y oscuros de una manera inquietante. Día tras día al cerrar los parpados me encontraba atrapado en un lugar estrecho, donde por más que caminaba mis pasos no eran certeros y sin rumbo fijo. Todos los días a través de un túnel nuevo, sin aparente salida. Me despertaba cansado, sudando y jadeando del miedo.

Podía sentir mis convicciones desvanecerse. Me había reducido a nada y ninguna de mis metas se cumplían, los miedos me aterrorizaban y solo soñaba con atravesar túneles. No recibí propuestas que resultaran atractivas y había perdido la esperanza, era una masa de inseguridad, indignaciones y malestares, no es una locura decir que mi vida se había convertido en un infierno a causa de las malas elecciones.

Mi arrogancia y orgullo no me permitían buscar ayuda, prefería perderme en el túnel, caminar a oscuras y acostumbrarme a la vida miserable que me había tocado. En el momento que estaba a punto de estallar, cuando me encontraba hundido y soñando nuevamente con túneles, apareció una figura entre la oscuridad que no pude reconocer pero su voz era caliente, la sentía familiar.

Me dijo: "No te rindas ante tu propia negatividad, busca la luz al final del túnel, demuestra que eres capaz de superar tus luchas internas. No todo lo malo dura para siempre, te enredas en tus propios pensamientos y te complicas más de lo necesario. ¿Es justo que te castigues a ti mismo? La mente echa muchas raíces que pueden afectarnos. Pero tú puedes más que ellos, y siempre habrá una salida, confía en ti y déjate ir."

Percibía amor en sus palabras, como si de verdad quisiera ayudarme. Caminé hacia la oscuridad sin el pensamiento de que me perdería y caería derrotado. Esta vez encontraría una salida. Mientras atravesaba las paredes estrechas, recordé todos mis objetivos y metas, la vida que me había planeado en un futuro. Eliminé las raíces de los pensamientos negativos y dije: Sí puedo, soy suficiente.

Visualicé la salida del túnel. El pequeño rayo de luz esperándome. Solo tenía que atravesarlo. Cuando lo hice, desperté. No sudaba ni mucho menos me sentía cansado. En el fondo supe que venían nuevas oportunidades junto el fin de la mala suerte. Había acabado. Era libre.