Saludos, @evagavilan.
Que digo me identifico. Durante los 7 años que pasé en estados unidos compre más libros que comidas. Cuando regresamos a Venezuela, a pesar de haber estado enviando cajas de libros periódicamente antes del viaje, me di cuenta que muchos se debían quedar. Unas 17 cajas.
Nunca más supe de ellos.
Ahora que se hace inminente mi retiro de las aulas y mi ida del país en cualquier momento (no por gusto y moda, o por echar pinta, como dicen los chavistas), veo con terror que se va a repetir la historia, peor esta vez.
Son pocas las personas que siento harían uso productivo de mis libros. La mayoría en ingles, y la mayoría de mis discípulos ya dejaron el país.
La sensación de pérdida es indescriptible. No los puedo heredar, nadie quiere acumular polvo, polillas y chiripas en su casa.
Es una decisión difícil y dolorosa la que enfrento. A la fecha no tengo idea que será de mis libros.
Quisiera pensar que donde quiera que vaya podré re-armar mi biblioteca, pero surge la pregunta: valdrá la pena? no habrán otras prioridades?
Respecto de lo que dejamos escrito, aunque no soy escritor creativo, siento que todos quisiéramos que nuestras palabras, ideas, proyectos, perduraran en el tiempo, en las mentes de otras personas, etc. Pero, sabemos que no siempre será así. Pocos escritores logran la inmortalidad. Muchos terminan en lo que pudiera ser el cementerio de libros sobre el cual preguntas: Una colección de libros raros/oscuros/desconocidos.
Recuerdo en un curso de literatura colonial norteamericana que el Prof. John Shields nos invitaba a especializarnos en esa área porque habían bóvedas enteras de literatura colonial (resguardadas en distintas universidades de prestigio y en algunas no muy prestigiosas) sobre la cual no se había escrito nada desde que fueron publicados entre el siglo XVII y XVIII. Autores que fueron medianamente reconocidos en su momento pero que luego pasaron al olvido, sus fueras fuera de impresión, sus historias e ideas desconocidas para las generaciones posteriores.
Creo que siempre habrá quien guarde y preserve para que algún curioso de otra generación desempolve y disfrute.
Feliz post-HF20 week