El obelisco de la ciudad de Buenos Aires

Don Pedro de Mendoza fundó la ciudad de Buenos Aires (en ese momento apenas era un pequeña villa) el 3 de febrero de 1536. Pocos años después sería destruida por los mismos colonos debido a los constantes ataques de los indios que por entonces atacaban con fiereza todos los intentos de los conquistadores para establecerse. Fue vuelta a fundar en 1580, pero esa es otra historia.

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Cuatrocientos años después, el 3 de febrero de 1936 el intendente de la ciudad Mariano de Vedia y Mitre encargó al arquitecto Alberto Prebisch la construcción de un monumento estilo obelisco para rendirle homenaje a la ciudad.

Dado que en ese momento habían comenzado los trabajos para ensanchar las avenidas Corrientes y 9 de Julio, se decidió por motivos prácticos que la obra ocuparía parte del gran espacio que habría en la intersección de estas dos importantes avenidas.

Apenas se dio a conocer la adjudicación y el diseño del proyecto, por supuesto surgieron quejas. Según algunos la forma y tamaño eran muy avanzados para la época y el gusto de los porteños, además del diseño, se quejaron del material con el cual se lo construiría, de que estaría hueco por dentro y de todos y cada uno de los detalles.

Sin embargo no se atendieron reclamos y la obra comenzó el 19 de marzo, mientras el debate continuaba, los obreros trabajaban a destajo para erigirlo ya que se quería inaugurar en la fiesta patria del 25 de mayo. Nadie podía ver la obra, estaba tapada por lonas que colgaban de los andamios.

Cuando las tareas finalizaron a tiempo y el telón se corrió un 15 de mayo para realizar los preparativos de la gran fiesta, los reclamos cesaron casi por completo, después de todo no estaba tan mal.

En la historia posterior que ya lleva más de 80 años y hasta ahora, el obelisco se ha convertido en el símbolo distintivo de la ciudad de Buenos Aires, tanto que hace muy pocos días fue el elemento central de la gran inauguración de los juegos Olímpicos de la juventud 2018.

¿Quién no ha visto una foto de Carlos Gardel con el Obelisco detrás?

¿Qué habitante de la Capital Federal o del resto de la República no conoce el lugar donde está emplazado?

¿Quién no recuerda los festejos de los títulos mundiales de fútbol?

Al Obelisco porteño se lo utiliza para todo: marchas de protestas y punto de concentración para festejos, se lo ilumina con diversos colores, se lo reviste con banderas y otros elementos; todo lo que la imaginación dicte y sirva para resaltar.

Es inconcebible pensar Buenos Aires sin ese símbolo, gracias a Pedro de Mendoza y al intendente que contra todas las quejas y ataques de los disconformes ideó, desarrolló y finalizó las tareas de su construcción.

Héctor Gugliermo

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@hosgug