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Por lógica, las personas que verdaderamente mueren son las que nunca vuelven. Nadie ha regresado de la muerte para contarnos exactamente lo que es estar allá. Incluso los que estuvieron a punto de morir no pueden ayudarnos porque tal vez ellos estuvieron en el borde del eterno descanso sin pisarlo y regresaron asegurando que se escaparon de él. Otros más apegados a los vivos que a muertos, asegurarán encontrarse con un pajarito que era el alma del fulano de tal y le explico cómo era allá arriba, pero antes de contárselo a los demás, ellos debían vaciar todas sus cuentas de ahorro en su cartera...

Podemos creerle a quien queramos, pertenecer a un grupo que coincida con nuestras ideologías o inventarnos nuestra propia respuesta. Lo único importante aquí es evitar andar afirmando que "la mía es mejor que la tuya". Simplemente son diferentes y punto final.

Antes de irnos

Independientemente de lo que pase después no podemos ignorar el hecho de que debemos disfrutar³ esta vida. Ya que el único antecedente de lo que podemos entender cómo "no vida" fue antes de que llegáramos aquí, venga, no creo que alguien de nosotros tenga tan buena memoria para acordarse y contarnos como es ahí. Me gustaría decir que era oscuridad absoluta, pero ni siquiera puedo afirmar eso. Fue nada, ningún color, recuerdo o sentimiento. Nada.

Justo ahí es donde podemos encontrar la motivación. Porque posiblemente fue un mundo espectacular antes de que llegáramos aquí. Tal vez eran tinieblas y llamas ardientes. O fuimos Abraham Lincoln y reencarnamos en un steemian más. No importa. Lo único seguro es que por más extremo (tanto bueno como malo) que haya sido, hoy quedó en la nada. Por algo estamos de vuelta. Todos los problemas, presiones y responsabilidades. Aciertos experiencias y felicidades. Todo quedó en el olvido y es posible que mañana ocurra eso con nuestras vidas. No importará, trata de vivir más relajado.

También me gusta pensar que es probable que sí vayas al cielo, pero la eternidad te parezca tan aburrida que deseaste repetir por 1897 vez lo que estás pasando justo ahora. No importaba el precio de olvidarte de las maravillas que existían allá o todas las desgracias que sabías que ibas a vivir si volvías. Porque valía la pena repetirlo una vez más para sentirlas en carne propia. No importaba volver a vivir las mismas vergüenzas, humillaciones e ignorancia de tu juventud. Los engaños, críticas y falsas amistades. Sabías que no iba a ser todo de "color de rosa” y aun así decidiste venir. Y todo por volver a abrazar a tu ser querido, aunque en ese momento no serías consciente de lo mucho que te dolería su partida. Pagaste el precio del olvido para volver a amar, vivir sin darle importancia a los que no te la han dado, dedicarles más tiempo a tus gustos, tener el valor de enfrentarse a los problemas. Regresaste para disfrutar cada momento y que esta vez no esperes para valorarlos a que estés un minuto antes frente a lo inevitable.