Al entrar a este concurso, me siento como el que se cae en el centro de la ciudad y voltea a todas partes para ver si alguien notó que rodamos por el piso. Es decir, me siento con algo de pena y temor. De hecho, cada vez que entro a Steemit, y debo confesar que no lo hago con mucha frecuencia, veo publicaciones de diarios y me preguntaba: ¿Cómo hago para participar? ¿Con quién hablo? ¿Quién organiza esas actividades? Y bueno, hoy lunes, comenzando la semana, ya llevo dos publicaciones en un mismo día, y eso es algo que nunca había hecho, pero como @anasuleidy nos ofreció como un dulce hablar del amor, no dudé en narrar mi historia.

Volvimos a clase luego de unas largas vacaciones decembrinas, yo estudiaba Educación, Mención Castellano y Literatura, en la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre- Cumaná, pero era de Carúpano, un pueblo ubicado en la costa de Paria. Las actividades académicas habían comenzado el 7 de enero y mi profesor de Literatura Universal había programado una serie de Conferencias sobre grandes escritores. El día 12 de enero tocaba hablar de Édgar Allan Poe, el conferencista era el narrador sucrense Rubi Guerra. Aparte de los estudiantes, también asistieron invitados especiales, entre ellos, otro narrador llamado Carlos Acosta, cuando lo vi, me gustó. Pero pensé: "Ese debe tener esposa y muchachos por montón"; yo mejor me quedo tranquilita.

Casualmente ese día yo cumplía 22 años; y no lo podía celebrar con mi familia, como estaba acostumbrada, porque tenía clase. Cuando Carlos Acosta intervino para hacer un comentario, yo sentí que estaba ante uno de los hombres más inteligentes que había conocido, y le regalé una sonrisa tímida y pícara cuando se fue a servir un vasito de café.

Terminó la actividad y surgió la idea de irnos para el centro de la ciudad a celebrar que la conferencia había sido un éxito. Yo acababa de terminar una relación y, la verdad es que aún dudaba si seguirla o terminarla definitivamente. Lo cierto que me fui para el centro con el grupo y allí estaba él, hablaba con elocuencia, contaba chistes y narraba poemas. El ideal de una estudiante de Castellano.

Caía la noche y en el "Bar Madrid" sonó una canción de Maelo, él me invitó a bailar; y me encantó la manera como bailaba; fue mi pareja de baile toda la noche.

Al regresar a la residencia, ya no pensaba en mi novio anterior, sino en él, no le pregunté si era casado, tampoco si tenía hijos. La verdad es que a esa edad nada de eso importa. Quedamos de vernos el domingo en Playa Quetepe, no solo nosotros, sino todo el grupo.

Allí lo vi en otra faceta, más suelto, súper amable y delicado. Compró dos cocos fríos, nos sentamos a conversar, nos bañamos en la playa, y desde ese 15 de enero hasta hoy estamos juntos. Él tenía un hijo, al que quiero como mío, el único que tenemos los dos, porque yo no tuve. Poe nos unió, y siento que: "Nunca más" podré vivir con otra persona que no sea él. Es mi amigo, mi confidente, y una personas a la que realmente admiro.

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