Weekly Contest, "Creating Stories Week #8". /Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #8". @sir-lionel

in #contest3 years ago (edited)

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Tarde de Terror


Todo empezó la tarde de un día viernes de diciembre hace veinticinco años, último día de trabajo del año, la navidad estaba cerca.


Faltaba una hora para el fin de la jornada, revisé mis reportes de producción, se los entregué a la secretaria, ella me sirvió un café y volvió a sus oficios.

La pequeña oficina estaba ubicada muy cerca del portón principal, más al fondo se distribuían los diferentes departamentos de fabricación y envasado, el resto del local estaba ocupado por largos pasillos con estantes repletos de tambores de materia prima y cajas de productos terminados.

Sonó el timbre del portón principal, en el monitor se podía distinguir a Cesar con una carretilla en la parte de afuera, Lucia presionó el botón, alcancé a escuchar el chasquido de la cerradura al abrirse, el portón se abrió de forma brusca, la carretilla entró violentamente hasta chocar contra la pared de la oficina muy cerca de mí, enseguida vi a Cesar rodando por el piso.

Detrás de Cesar observé un individuo muy alto, piel oscura, un pañuelo rojo le cubría parte del rostro, nos separaban algunos diez pasos, pistola en mano avanzó directamente hacia mí, lo siguiente que miré, fue la negra boca del cañón del arma frente a mis ojos.

- Tú, número cinco, la puerta, numero dos, revisa la oficina y busca la plata, tres, cuatro y seis, ustedes pasen raqueta a los trabajadores, - ordenó el individuo alto, mientras me tiraba al piso de un empujón y colocaba su rodilla sobre mi espalda.

Las ordenes se cumplieron con precisión, Número cinco vigilaba la puerta, Numero uno me mantenía sometido en el piso, la secretaria estaba tendida frente a mí, y Cesar un poco más allá, Numero dos tiraba las gavetas de los escritorios buscando el dinero, mientras tanto, en el fondo del local, los números tres, cuatro y seis, estaban haciendo su parte, lo supe porque podía escuchar claramente sus amenazas, cuando algunas de las trabajadoras gritaban o rompían en llanto presas del pánico.

-¿Donde está la plata? -me preguntó Número uno, con un tono muy intimidante.

- Aquí no se maneja efectivo – le respondí, sacando calma no sé de dónde.

No sentí dolor, solo el impacto de la pesada arma contra mi cabeza, luego sangre, mucha sangre bajaba por mi cara.

-¿Donde está la plata?, volvió a preguntar con tono más amenazante

Mi repuesta fue la misma y las consecuencias fueron las mismas, otro fuerte golpe y más sangre.

Numero dos encontró la caja chica, una pequeña caja de metal en la cual se mantenía algo de dinero para gastos menores, - ábrela - me grito poniéndola frente a mi

-No tengo la llave, la persona que la tiene ya se marchó – le respondí

La caja era del tamaño de una caja de zapatos, pero era fuerte, y más fuerte la sentí, cuando Numero dos la estrelló contra mi frente, nada de dolor, pero por supuesto, más sangre.

En ese momento a la secretaria se le escapó un grito por la impresión, se cubrió el rostro con las manos, dejando ver varios anillos de oro en sus dedos, a Número uno no se le escapó ese detalle, quitó su rodilla de mi espalda y se movió hacia ella – quítatelo - le gritó mientras la tomaba del cabello y le levantaba la cara.

La secretaria entrecruzó las manos y las ocultó bajo su pecho, Numero uno volvió a gritarle – que te los quite te dije, la mujer lloraba, pero no dejaba ver sus manos, Numero uno la empujó de la cabeza golpeándola contra el piso, - que te lo quites maldita - rugió el maleante, elevando otra vez la cabeza de la temblorosa secretaria, en ese momento pude ver la cara de desesperación de la pobre mujer cubierta de sangre.

No sé cómo me mantenía calmado frente aquella terrible situación, pero estiré la mano, tomé el brazo de Lucia, lo saque de debajo de su pecho, retiré los anillos de sus dedos y los coloqué a los pies de numero uno.

Mientras todo esto ocurría en el interior de la empresa, en la parte de afuera, Freddy, uno de nuestros choferes, que había estado lavando su carro en el momento en que llegaron los delincuentes, notó lo que sucedía y rápidamente llamó a Joaquín, el gerente de un banco cercano que era amigo suyo, le explicó lo que estaba pasando, y Joaquín contactó a la policía

Los números tres, cuatro y seis, terminaron la siniestra requisa, todos traían en una mano sendos armamentos y en la otra los sobres de pagos con las utilidades de los trabajadores.

-¡Yuujuu! Exclamó Número dos, yo no podía ver su cara, solo alcanzaba a mirar el movimiento de sus botas ejecutando un paso de baile como señal de victoria

-Nos vamos – dijo Número uno, Número cinco entreabrió la puerta, y empezó el tiroteo, Número cinco fue acribillado, cayó de espaldas muy cerca de mí,

- Rehenes, rehenes, vamos a salir con todo, tomen rehenes - gritó Numero uno tomando a la secretaria del cuello y colocándola frente a él, Numero cuatro hizo lo mismo con Cesar, los demás tomaron de rehenes a las trabajadoras que tenían más cerca

Desde el piso vi como empezaban la retirada con los rehenes, a medida que salían, más intenso se hacia el tiroteo, me levanté rápidamente, corrí hacia el fondo, me oculté detrás de las paletas de tambores, ya los demás trabajadores se habían escondido en diferentes lugares.

Afuera la refriega seguía, los cristales rotos caían de las ventanas, las balas perdidas silbaban dentro del edificio,

De repente, silencio total, me embargó la incertidumbre cuando sentí que se abría el portón principal

- Policía, policía, salgan, es la policía - se escuchaba desde un pasillo

- Aquí, aquí, somos trabajadores - le respondí saliendo de mi escondite con las manos en alto

Todos los trabajadores fuimos saliendo bajo la mirada alerta de la policía

El cadáver de Número cinco permanecía dentro del edificio, afuera habían cuatro cuerpos mas, uno había tratado de escapar saltando por encima de un pequeño muro y ahí quedó colgando grotescamente, por la estatura y la camisa pude reconocer a Número uno, ya no tenía el pañuelo que le cubría el rostro, tampoco le quedaba rostro.

Eran seis maleantes, pero solo cinco cadáveres, la policía volvió a revisar el edificio pero no encontraron al que faltaba.

Todas las mujeres que habían sido usadas como rehenes, milagrosamente salieron ilesas, Cesar no corrió la misma suerte, resultó herido de bala en un brazo y varios perdigones en la cabeza.

Unos policías me llevaron al hospital para que revisaran mis heridas.

La emergencia del hospital estaba repleta de pacientes, en uno de los pasillos, acostado sobre una camilla estaba Cesar.

Apenas me miro, empezó a decirme en voz baja - ese es uno, ese es uno – mientras señalaba a un hombre que estaba sentado entre los pacientes.

El hombre era joven, de cabeza rapada, tenía el pantalón enrollado hasta la rodilla, en la pierna se veía una herida muy grande, un poco por encima de las botas, eran las mismas botas que había visto cuando Número dos ejecutaba su baile de celebración durante el robo.

Numero dos trató de escapar, pero la herida en su pierna y los policías cercanos se lo impidieron.



Gracias por leer.

Felicitaciones y mi agradecimiento a @adeljose, por haber propiciado esta hermosa oportunidad de compartir con ustedes.

¡Hasta la próxima!



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Saludos amigo @sir-lionel

Interesante escena de rescate donde los delincuentes cayeron abatido en manos de la justicia, en favor de las victimas que vivieron un momento difícil en la empresa.

Gracias por su entrada al concurso.

Participante #2

BUENA HISTORIA . Muy bien redactada.

Hola @sir-lionel, te felicito, describir este tipo de hechos, me parece un poco difícil, sin embargo te ha quedado a mi parecer muy bien hecha, te felicito. Saludos y éxito en el concurso. Saludos

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