Me encantan estas cosas de Halloween y estoy emocionada de participar en este reto que han patrocinado @marijo-rm y @emperatriz1503 donde debemos hablar con originalidad de una situación que consideremos terrorífica. La historia que voy a contar no me la contó el amigo de un amigo sino que me sucedió a mi cuando tenía 8 años.

Desde pequeña he sentido temor a la oscuridad y teniendo una imaginación exuberante como la mía, cruzar miedo y oscuridad, no es una buena opción para mi. Generalmente sentir temor a la oscuridad se asocia con niños pero estoy segura que muchos adultos padecen esta fobia y temen con terror a la oscuridad.

Cuando tenía 8 años, en una oportunidad mi madre estuvo enferma y viajamos a Caracas. Llegamos a casa de una tía y pasamos varios días allí. Era una casa vieja y la tarde que llegamos mi prima, contó que en una habitación, precisamente donde dormiría yo, se veían camisas volando por todo el cuarto. Relató con detalle los sonidos que hacían las camisas al volar. Decía que sus dueños eran almas en pena cuya queja era porque habían perdido sus camisas. Parece una tontería pero aunado a que yo estaba sola en ese cuarto; pues mi madre compartió la habitación grande con ellas, un miedo irracional me invadió esa noche y juro por Dios que vi las camisas voladoras enmarcadas por una luz espectral.

Al día siguiente mi prima me miraba con cierta burla a ver que decía yo. Por supuesto que el orgullo me impidió revelar el miedo que experimenté pero nunca olvidaré la mala pasada que me hizo mi imaginación juntándose con la fantasía para crear una sensación terrorífica de miedo irracional. Creo que por mucho tiempo creí ver las camisas voladoras en la oscuridad de mi cuarto. Y eso pasó realmente.