Los Aposentos (relato de una experiencia).

Algo que se ha perdido con el paso del tiempo es la atención médica a personas que habiten en lugares remotos. En Marzo de 2017 tuve la oportunidad de laborar como odontólogo en el Hospital I del pueblo de Mucuchíes, estado Mérida, Venezuela. El pueblo resulta ser el más "desarrollado" de la zona del páramo, por ende el hospital actúa como principal de atención médica de la región. A veces por el ajetreo diario o quizá por egoísmo inconsciente no nos detenemos a pensar en aquellos que nos necesitan. Mi profesión me ha enseñado mucho, (más allá de "curar dientes y sacar muelas"), me ha recordado la importancia del amor al prójimo, me ha enseñado que a veces unas palabras o un poco de atención pueden influir increíblemente en la vida de una persona. Gracias a mi (muy corta) carrera, siento que encontré ese lado " más humano" que a veces solía olvidar.

El páramo se caracteriza por lo extensa de su población (logran edificar casas en los sitios más remotos) y su cultura (desde mi punto de vista) un poco retrograda. 

En ese período en Mucuchíes, el hospital organizó varias jornadas de atención en distintas localidades de la zona, desde Gavidia, San Rafael, etc. La que más me llamó la atención (y consideré más necesaria) fue la que se realizó en la comunidad de Los Aposentos, puesto a que a pesar de su cercanía con Mucuchíes, la vía de acceso es un poco limitada, razón por la cual algunas veces las personas tienen problemas para desplazarse.

Esta casa me llamó muchísimo la atención.

Los Aposentos es una localidad, asentamiento, caserio o sitio poblado del municipio Rangel en el estado Mérida, ubicado a aproximádamente 3,24 Kms de Mucuchies (municipio Rangel) y 7,29 Kms de Mucuruba (Rangel), a 3.298 metros sobre el nivel del mar. [Fuente]

Estas flores estaban por todo el pueblo.

En esta oportunidad, la jornada se enfocó en la captación de pacientes con "mayores necesidades" (a mi parecer, absolutamente todos tenían algún tipo de necesidad) odontológicas, para proceder al traslado a Mucuchíes para su atención en el consultorio odontológico del hospital. 

Así realizaba las revisiones, el sitio que nos habilitaron no tenía más que un par de sillas y mesas.

No quise/pude tomar muchas fotografías de la jornada como tal, debido a que muchas personas debido a sus costumbres podían sentirse ofendidas, sin embargo comparto las fotos hechas en la localidad y con mi paciente favorito Leiber, un niño que a pesar de ser su primera vez en el odontólogo, resultó ser muy tranquilo.

Esta era la vista que teníamos desde donde estábamos.

Al finalizar la jornada, una señora a manera de agradecimiento nos invitó a comer "sancocho" (sopa, hervido) a su casa, desde la ventana de la cocina podíamos ver este jardín que según ella "le hacía compañía al cocinar". El almuerzo en casa de la señora resultó ser muy ameno, resulta que varias personas de la comunidad se organizaron para colaborar con los ingredientes de la sopa, a manera de agradecimiento por haberlos tomado en cuenta. Siempre he pensado que debemos obrar sin esperar nada a cambio, ya que como dijo la Madre Teresa de Calcuta: "Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Un grupo de personas agradecido por simplemente haberlos tomado en cuenta, fue la mejor recompensa al trabajo hecho con gusto.

No podía faltar mi paciente favorito, ya en consulta conmigo en el hospital. De Leiber me maravilló su dulzura e inocencia, el niño vivía (por razones que desconozco) en una localidad más alejada, un pequeño pueblo llamado Piñangos, que al haber nevadas se ve inmerso en nieve. Nada resultó más gratificante que ser quién lo haya enseñado a cepillar sus dientes correctamente y ser el primer odontólogo que lo atendía, ya que con mucha paciencia el niño logró completar su plan de tratamiento sin tener miedo alguno. Un día que le tocaba ir a la consulta, hubo una nevada en la zona del Callado del Cóndor, la casa de Leiber queda cerca a esa zona, ese día me llegó a la consulta con un frasquito de compota lleno de agua (antes era nieve), porque el quería regalarme "el oro blanco de su casa".. Jamás olvidaré a ese niño.