Un Problema mayor: La despersonificación del cuerpo. [Texto + Fotos]
PREÁMBULO
Hace algunas semanas Gerardo Arenas y Génesis Ochoa me invitaron a ser parte de su proyecto fotográfico de desnudos, lo que me permitió abrir una nueva línea de investigación sobre el trabajo con el cuerpo. En el siguiente texto les hablo acerca de mi experiencia de trabajar con ellos, las fotografías del proyecto y mi propia investigación y reflexión acerca de este nuevo problema.
“Cuerpo soy yo completamente y nada más, alma es solamente el nombre de algo en el cuerpo (…) Dices “yo” y estás orgulloso de esta palabra. Pero esa cosa más grande aún (en la que tú no quieres creer) es tu cuerpo y su gran razón: que no dice yo, pero hace yo.”.
-F. Nietzsche (Thus spoke Zarathustra)
Hace dos años había iniciado con lo que sería una de mis principales tesis. A través del autorretrato fotográfico y una serie de investigaciones, he ido armando mis propias hipótesis acerca del trabajo con el cuerpo. Pero… ¿Por qué el cuerpo? –me pregunté. Porque es a través de él que somos; ese “ser” que es, ante todo, un “hacer”. Es el problema –lo que he estado exponiendo en mis últimas publicaciones- un problema que va más allá del desnudo y de su propio despojamiento.
Es a través de la obra de arte que el cuerpo se reencuentra en movimiento. Pero, si el cuerpo es palabra, es acción y, por ende, vida ¿Qué sucede cuando desmembramos su materia? ¿Acaso el cuerpo es sólo un mero instrumento de la razón? ¿O es parte de un todo? de un cosmos generador y transformador de la palabra y no, por el contrario, un caos que acciona ante el hacer. Un hacer que nos hace ser; constructor de identidad, conductas, índoles y pasiones. Pero cuando el cuerpo se desprende de la acción, de su propia individualidad y es parte del otro y de un todo, entonces, el cuerpo -citando a Hanni Ossott- “generador de la palabra creadora, es un cuerpo zanjado, abierto, roto, en combate”. Cuerpo olvidado y aislado de sí, de sus pensamientos y de sus pasiones, que se coaliciona con la naturaleza interna –el cuerpo que habita- y externa -su madre-. Se embriaga de lo sensual y sabe que no es un sujeto aislado a pesar de que es reflexivo acerca de su propia concepción. Esto sería una pequeña introducción –de tantas- acerca del trabajo fotográfico de Gerardo Arenas y Génesis Ochoa. No es sólo un proyecto de desnudos: lejos de hedonismos y entretenimientos, incluso de mercancía y estilos. Con este proyecto hablamos de un problema mayor: La despersonificación del cuerpo y la unión de un todo ¿De qué estamos hablando? ¿De objetos o de vida?
Ávila Desnuda
“Sólo en el instante en que abandonada la obra (el hacer) y más allá de ella
misma, desde el cuerpo y en abandono de la razón se regresa al soy. . . el espasmo, la embriaguez, cubren toda forma de deseo, suspenden el hacer y el movimiento hacia el deseo. Pero allí donde se presenta la exigencia del retorno a la unidad el pensar cuida y sostiene de la disolución; pues donde el hombre es sensualidad participa del espacio de la muerte en la medida en que todo conocimiento se anula en el no-saber.”
-Hanni Ossott (Memoria en Ausencia de Imagen, Memoria del Cuerpo)
Ávila Desnuda había sido el título principal del proyecto de Gerardo y Génesis, el cual iniciaron hace aproximadamente dos años. Cuando les pregunté a ambos acerca de su intención no vacilaron en ofrecer la misma respuesta: “La despersonificación del cuerpo” o mejor aún, su despojo. El cuerpo no como un instrumento del alma y consciente de ella –tal como lo señaló Nietzsche- es, por el contrario, el desmembramiento, la disociación entre razón, acción y cuerpo. El desfallecimiento físico o la ausencia del alma que se halla con la naturaleza y no dentro sí. En medio de este no-hacer, sólo existe el objeto que es conocido como: “cualquier cosa que se ofrece a la vista y afecta los sentidos”. Pero si esa cosa provoca en el espectador alguna emoción inmediata -totalmente corpórea y abstracta- ésta será revelada a través del movimiento y, a su vez, en acciones y hechos que provocan el danzar del alma por medio de su instrumento. Empero, si el cuerpo humano es parte de la naturaleza –viva o muerta- y no consciente de sí, entendemos que se transforma en el otro, es decir que pasa ser su igual o incluso comienza a entender su propio Yo.
Cuerpo destituido. Se confunde con el yo y abraza a su madre: La naturaleza.
Desde la experiencia de la no-razón –nos comenta Merleau-Ponty- “debemos formular una nueva idea de la razón” Y si el cuerpo humano deja de ser una identidad que comprende su ser en el mundo y asume un somos, entonces la herida de la palabra creadora busca lo inexistente hasta transformarlo en poesía. El dramatismo ya no es un mero adorno que ayuda a concebir la obra de arte, pues si tomamos en cuenta los aspectos no racionales que incorpora el organismo (emociones, sensaciones, etc), se comportan como señales y posibles interpretaciones de un cuerpo en constante lucha y supervisión, pues estas mismas emociones son conscientes por medio de la razón.
”Tu cuerpo es tu madre, te provee el universo” (Julie Barnsley)
El culto: Cuerpo dionisíaco.
“Se trate del cuerpo del otro o de mi propio cuerpo, no tengo otro modo de conocer al cuerpo humano que vivirlo, es decir, reasumir por mi cuenta el drama que lo atraviesa y confundirme con él”
-M. Merleau-Ponty (Phenomenology of percepción)
Desde siempre el cuerpo ha sufrido distintas hipótesis: lo han politizado, mercantilizado, ideologizado y, sobre todo, aislado. No era consciente –y aún no lo es- de su propio instrumento, ni siquiera de su obra o su movimiento. Hablamos de un cuerpo estático y que estuvo complemente ausente por más de dos mil años. Durante el Cristianismo no se concebía al cuerpo como elemento del espíritu, se trataba de una suerte de pecado mortal destinado a condenar el alma. Es decir, deidades que habitan materias pesadas, cargamentos de vergüenza y sufrimiento: El cuerpo humano duele y es un pecado, tanto, que se enferma debido a la sustancia que lo hace padecer. Pero… ¿Cuántos años han tenido que pasar para emancipar el cuerpo? Y, ¿Por qué busca constantemente refugiarse en creencias, ideologías y modas para subsistir? ¿Es el cuerpo el culto a algo? Y de serlo ¿A quién o a qué? ¿Qué suerte de divinidad vemos en el cuerpo humano? Dioses disfrazados, libertad sexual, consumo, naturaleza, universo, ¿Vida? ¿O es sólo algo puesto en la repisa de una vitrina? El cuerpo es imagen, es palabra, es obrar; no hay ausencia ante lo único que conocemos, habitamos y vivimos. Es por eso que dibujamos cuerpos, esculpimos cuerpos y le rezamos a los cuerpos. Los católicos encienden una vela a la imagen de algún santo. Algún objeto vacío de alma, pero con cuerpo humano. Creen en la imagen como una suerte de representación milagrosa. Ahí está: Cristo en la cruz; cuerpo abatido, cuerpo que sufre. Jesús de Nazareno; cuerpo abatido, cuerpo que sufre. Cristo Redentor; cuerpo resucitado.
Dramatismo y divinidad. Algo parecido sucedía con los dioses griegos, egipcios y orientales: La imagen era igual al poder y también al culto. Pero el cuerpo no sólo es represión -aunque es lo que nos han intentado inculcar desde siempre-. Yo veo sensualidad allí donde el cuerpo humano posa desnudo y se abre ante el otro. Indolencia a cualquier creencia. El edén es parecido al Ávila, a los teatros y cualquier espacio donde el cuerpo humano se despoja de su identidad y es parte del universo. Un culto a todo lo que es visto y provoca sensaciones aunque el cuerpo se transforme en objeto vacío, pero el objeto también es sustancia, entidad y cuerpo. Citando una vez más al artista plástico, Max Provenzano: “Todo objeto es un objeto de obstrucción”, siempre y cuando la razón se encuentre con ella, y le haga padecer aun cuando sea su único medio para ser.
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Abandonados a la intemperie. Entidades vacías que son y no hacen.
La experiencia con Gerardo y Génesis.
Actualmente cientos de fotógrafos recurrirán a ti con una innovadora propuesta de “desnudos artísticos” y sabemos que trabajar con el cuerpo no es sólo desprenderse de la ropa. No es una tarea sencilla incluso para quienes llevan años en el ejercicio. Es el problema lo que he planteado y seguiré planteando a lo largo de mi investigación. Cuando Gerardo y Génesis me contactaron para participar en su proyecto había dudado acerca de la idea, ya no quería seguir trabajando con fotógrafos y sus propuestas de desnudos. Quería enfocarme en mi propio trabajo con el autorretrato, pero una vez que observé las fotografías del Ávila, me enamoré del proyecto y decidí ser parte del mismo. Gracias al trabajo que han venido construyendo Gerardo y Génesis, he planteado una nueva línea de investigación que jamás me había cuestionado en todo este tiempo. Nunca había participado en un proyecto de desnudos colectivo y, de hecho, fue la primera vez que posaba completamente desnuda para alguien (lejos del autorretrato). Gerardo y Génesis saben cómo crear una atmósfera. Su trabajo es impecable y, me atrevería a decir, que hasta perfeccionista. Siempre preocupados porque sus modelos no se sientan incómodos y fatigados. No estoy hablando de fotógrafos amateurs y experimentales, sino de dos jóvenes profesionales en el área y que portan muy bien el nombre de artistas.
En esta oportunidad no sólo tuve la suerte de conocer a Gerardo Arenas y Génesis Ochoa, sino también a un grupo de jóvenes que se desempeñan en el ejercicio de las artes. Sin tabúes ni penas, así: “como Dios nos trajo al mundo”; pasamos aproximadamente cuatro horas en el Teatro Río Caribe, posando para estos dos fotógrafos y entendiendo un poco más acerca del cuerpo. Si, hacía un poco de frío, pero la experiencia había sido totalmente reconfortante. Gerardo y Génesis no dejaron de preguntar si algo nos incomodaba, más allá de las poses que, ciertamente, son un poco dolorosas, ellos sabían que era la primera vez que muchos posaban totalmente desnudos. En ese encuentro éramos nueve modelos y, cuando existe un grupo de gente que se hallan desnudos al igual que tú, no sólo pierdes la pena, sino que además comienzas a entender un poco eso de “sentirse libre”…Sin embargo, debo decir: Qué bellos son los cuerpos, qué diferentes unos de otros y qué capaces son de crear, de hacer y de conectarse con los demás. Al final, eso fue lo que lograron Gerardo Y Génesis.
Ambos continúan trabajando en su proyecto y están buscando gente que se animen a participar. Para mayor información los invito a seguirlos y conocer más sobre su trabajo en sus cuentas de Instagram: @grafarenas (Gerardo Arenas) y @sra.antropofagia (Génesis Ochoa).
Flikr https://www.flickr.com/photos/grafarenas/
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Me encanta. ¡Qué arriesgado es desnudarse ante la cámara como tú lo haces! eso es genial.
Wow muy espectaculares las fotografías! Que bueno leer que la experiencia fluyó sin problemas para tí.
Este será votado desde la cuenta @cervantes
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Me gustan muchas cosas sobre esta publicación. Por un lado, tu dedicación a los temas que te son de real interés, poco a poco vislumbro más la forma de la investigación que iniciaste sobre el cuerpo y quiero seguir conociendo tus avances. Por otro lado, me alegra saber que otra persona perteneciente a mi misma generación de estudio en la mención cine de la escuela de Artes, apunta en una dirección similar a la mía: el estudio de la imagen... claro está, tú le has sabido delimitar mejor que este servidor.
Leyéndote me vinieron dos imágenes mentales fuertes: la fosa común, situación en la que creo también se despersonifica no solo el cuerpo sino la putrefacción, y las fotografías de un hombre al que recomendaré pronto por este medio... espero que cuando el momento de lo segundo llegue pueda contar con tu opinión.
Saludos.
Extremadamente interesante el tema del cuerpo... Es bastante para procesar. Me gustaría saber más acerca del proyecto.