Empoderasangriento II.
Un enorme fuego iluminaba la noche, alrededor del cual se concentraba un grupo formado por mujeres de diversas edades, cada una de ellas portaba una botella que contenía un espeso líquido de color rojizo, sangre.
Conforme se iban acercando al fuego iban derramando su contenido en el mismo, esto las purificaría y les otorgaría el poder para seguir con su cruzada.
Elisa se acercó al fuego, al igual que hacían todas las demás, pero ella no llevaba su litro de sangre fresca de hombre, por lo que no podía contribuir, como el resto del grupo al ritual de empoderamiento requerido cada cierto tiempo.
Fuente
¡Elisa! ¿Dónde está tu sangre? ¿Qué ha pasado con tu sacrificio? Es necesaria tu iniciación, ya estás en edad de contribuir como hacen todas las demás… !Explícate!
Lo siento Gran Madre, de nuevo no he podido hacerlo, no he tenido la fuerza necesaria. De verdad que lo he intentado, he seguido tus enseñanzas, pero no soy capaz de matar de esa manera, a sangre fría y sin un motivo de peso. –dijo Elisa con voz temblorosa mientras era observada por el resto de mujeres.
¿Cómo que no has podido? Eso es inaceptable, tu contribución es imprescindible. ¿Acaso eres una de ellos? ¿Apoyas su causa por delante de la nuestra? ¿Eres un hombre dentro del cuerpo de una mujer? Tienes dos días para traernos sangre de hombre, de lo contrario, ¡morirás! No dejaremos que ni una sola de vosotras acabe con nuestro plan, los hombres sucumbirán ante nuestro gran poder… !Cogedla y dadle lo necesario para que cumpla con su cometido! –la Gran Madre habló y todas obedecieron ciegamente.
Elisa no podía retrasar más lo inevitable, su día había llegado, era el momento de probar la carne de ese ser inferior, el hombre, y de llevar un litro de sangre para el ritual de purificación, de lo contrario, su propia sangre sería la que se derramaría como cómplice del ser que llevó al planeta a la barbarie más absoluta.
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