Dicen que la perfección no existe, pero podemos buscarla y crearla, todo dependerá de cómo la percibimos.

Si la buscamos con demasiada vehemencia o arrebato podríamos ser considerados como un caso clínico; Si por el contrario no nos importa nada y somos conformistas, podríamos ser considerados como unos resignados o apático

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Hace unos años decidí que todos mis días lo viviría como si fuera el último; Pero no para hacerlos desenfrenados con actos insulsos, si no para aprovechar cada minuto las pequeñas cosas que hacen mis días perfectos esas que vivo a diario entre ellas están:

Hoy, porque estoy decidida a arrancar mis miedos y seguir con la esperanza de que tendremos un futuro mejor.

Abrir mis ojos y agradecer a Dios por la vida y por un nuevo despertar, lleno de ganas de vivir a pesar de las circunstancias.

Estar en la cama a las ocho de la mañana y oír que te dicen, amor levántese, se va enfriar el desayuno y en el ambiente el olor a café recién colado.

Ver cómo aparece el arco iris después de un día lluvioso y sentir la calma después de las tormentas.

También hay días perfectos con los que sueño y estos son:

El día que vea retornar del éxodo a todos mis hermanos venezolanos y ver la caras de felicidad de hijos que esperan a sus padres; y esos padres ya ancianos que añoran ver a sus hijos y nietos que por todas las circunstancias acontecidas en el país migraron.

El día que vuele de esta bella tierra a reencontrarme con mis dos hijos en el cielo y tal vez no lo sé, pueda entender por qué se fueron primero que yo sin haber disfrutado la vida.

Ese día que mis” RC “se multipliquen para poder moverme a mi antojo en steemit, el sitio que ha llenado un poco mi perfecta soledad.

Es bueno pensar y refleccionar en estos temas, ya que nos ayuda a querer y a valorar lo que tenemos.