De pronto, dando vueltas y vueltas, pudo pasar sin excesiva perdida de peso, el recuerdo.
Pensaba en lo que iba a decirle —"sería necesario cambiar desde donde pueda percibirte, a veces te vas muy lejos, si fuera por mi te hubiera borrado durante un minuto y medio, en esa ciudad rara donde vives se repiten los finales con una cadencia severa. Es cierto, los abismos de cuerpo y alma son inmortales, también los segundos en que alcanzo mi verdadero reflejo, y decirte que somos una pieza vaga en un viaje largo y algunas cartas se volverán en contra". No dudó en responderme —"espero comprendas: hay cosas que no vuelven nunca".