¿Nunca les ha pasado que a veces en mitad de algo piensan: cómo he llegado aquí? Bueno, así yo en este reto. Resulta que @alevil y @marlyncabrera se retaron a terminar cada uno un cuento del otro; después de que esta última realizara su relato, retó a @sansoncarrasco, quien a su vez me ha retado a mí para que haga dentro de 48 horas una secuela del cuento ["Niños de mi pueblo"](https://steemit.com/relatos/@amaponian/ninos-de-mi-pueblo)de @amaponian. Según, si yo no aceptase el desafío, se sacrificaría a un gato. Detengan la masacre: aquí está la continuación.

MATEO

Fuente

Cuando Mateo llegó a su casa, pensó en lo que acababa de suceder y sonrió para sus adentros: esos carajitos son una vaina –pensó con una sonrisa. La mujer hacía aún la comida, así que le daba chance de revisar el aire de los cauchos y el aceite del camión.

Con el torso desnudo y su protuberante barriga al aire, silbando se acercó con un paño mugriento sobre uno de los hombros. Su mirada se detuvo en algo anormal en uno de los focos y luego en el parachoque. Una cosa viscosa y sanguinolenta se adhería como baba en piedra. Eran restos del sapo que cubrían la parte delantera del camión. Le dio asco, sintió escalofríos, hasta rabia sintió. Su reacción inmediata fue pasarle el paño y aquello fue un error: la masa entre blanquecina, amarilla y roja se esparció por todos lados. Sintió que algo se le venía a la garganta, también un leve dolor en el estómago. Tragó el grueso aire y como pudo volvió a pasar el paño mugriento que se negaba a limpiar aquella ahora mancha sucia. Insistió por largo tiempo, pero al final desistió y dejó el paño allí tirado. Sentía escalofrío, repulsión. El sudor le cubría el rostro y por un instante sintió marearse, retortijones fuertes. Caminó rápido a su casa. Esos carajitos son una vaina –pensó ahora sin la sonrisa en el rostro. Ya adentro se negó a comer, cosa extraña en Mateo, que jamás decía no a la comida. También se fue directo al baño, en donde pasó horas, luego se fue a la cama.

Cuando a los seis meses llegó la noticia de que Mateo había muerto, nadie se sorprendió. Supuestamente se dijo que después de aquello, Mateo se fue poniendo más flaco y seco, que se negaba a manejar el camión y que se la pasaba pensativo sin poder levantarse de la cama. También se dijo que vomitaba sapos negros en las noches de luna preñada, abultándosele el vientre que traslúcido dejaba ver miles de patas de bebés batracios.

RETO:
Nomino a @rjguerra a continuar el relato de @sansoncarrasco “El Ludópata”
@rjguerra, tienes 48 horas a partir de este momento; es decir, hasta el sábado 19 de mayo a las 10 a.m., hora de Venezuela.