Vamos a besarnos hasta mojarnos toda la piel
hasta que las pupilas ya exorbitadas, giren, suban y bajen,
nos den placer con besos que incidan en las dudas
y nos devoren a ambos…

Manipulemos los labios entre los cuerpos,
la lengua encaminada a esos lugares fortuitos donde
el pudor olvida su recato y conspira en contra de la calma.

Olvídate de ser dama y comienza a ser mi hembra,
recuérdate del pecado y hazme sentir amo, presa y señor,
pero sé Cenicienta cuando te lo pida y bésame con suspiros,
pues, quiero probar la miel que brota de tu tez, tus senos y ombligo.

Hoy, como nunca,
añoro besar tu final y lo previo a lo inmoral.
Deseo quemar tu pelvis con la lumbre de mi gozo
Ruego arder de clímax cuando entre al templo de tu alma
y cuando salga sudado por tu inundada inocencia…
Relajo tenso y fuerte al ingreso de tu gloria
y nervios de buena adrenalina al dejar tierra bendita.
Migrante y emigrante soy de ti.
Constantemente entro y salgo
del húmedo laberinto.

Te recurro haciéndome dueño de tus curvas,
viajo por tus fronteras y tú te pierdes en mis horizontes,
mientras la sangre viaja desde el norte al sur
para volverse sedentaria e inerte
en cada centro…

Y luego, ay, después, de pronto,
explotamos estando sumergidos uno en el otro
atrapados por la dura y blanda agonía que se resbala
y se fía de estar acurrucada por un abrazo de piernas,
brazos y labios…

Ya las ganas mordieron las entrañas
y ahora
se apaciguan con una mirada
que se extravía
entre los ojos,
la cortina
y una exhalación que inhala
cada vez que mejor respira.

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