El banquete estaba servido, en la mesa cada uno en su silla y puestos de siempre se encontraban, eran Rumualdo y Seferina, quien desde hace tiempo planifico lo que para ella representaba una noche especial. Ambos en poco platicar, llevaban a su boca y disfrutaban al paladar de una esplendida comida, ¡la mejor que en sus vidas pudieron probar! Algo tenía que la hacía tan especial, tan diferente, con sabores exquisitos que acrecentaban un desmedido apetito, donde Rumualdo masticaba cada extracto de carne con gran complacencia, mientras Seferina con ojos puestos en su esposo, masticaba y sonreía.

Una vez terminado el plato fuerte, el postre es servido por la criada a quien Seferina mando a retirar sus servicios por esa noche. Abriendo dialogo con su marido la mujer pregunta:

Seferina: ¿Te gusto la cena querido? La prepare con mis propias manos.

Rumualdo: ¡Sí! ¿Qué es? ¿Acaso, una receta especial? Anteriormente, nuca la habías preparado, tiene algo distinto, que aun no descubro, no sé si son las especias, algún vino tinto que añadiste pero la carne es diferente en sabor, ¿será el tipo de cocción? Pero debo felicitarte, ya muero por probar el postre. Anda destápalo y sírvelo ¡que si así estuvo la carne, quiero con ansias llenar la boca y estomago de ese dulzor!

Seferina: ¡Te sorprenderás aun más con lo que te tengo acá! Pues, si tanto te ha gustado la cena, ¡el postre es todo tuyo!

De inmediato Seferina procede a colocar la bandeja del postre frente a su marido y al destaparla ¡asombrosa sorpresa! este se llevo…

Continuará…

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AUTOR:@leomarylm

ILUSTRACIÓN:@leomarylm