Perdiendo también se gana...

in #cervantes6 years ago (edited)

Perdiendo también se gana: De cómo las muchachas García perdieron el acento.

Estimada comunidad de Steemit, continuando con mis comentarios sobre Diáspora y post-colonialismo, quisiera esta vez traer a su consideración una novela de la autora Dominicana-Americana, Julia Álvarez. En realidad Álvarez nació en los Estados Unidos de Norteamérica, pero su familia la arrastró de vuelta a República Dominicana siendo aún una niña, durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, solo para exiliarse años después cuando la madre patria dejo de ser mejor que una vida de extranjeros. Toda su obra gira en torno a dramas familiares, políticos y de identidad. Álvarez es parte de la Diáspora dominicana, que ha utilizado la poesía, los ensayos y la ficción como herramientas para plantear problemas derivados de la migración, discriminación y política internacional, especialmente en lo que concierne a la intervención de los EU en Latino-América y el Caribe.

Los temas planteados en esta novela están más vigentes que nunca, especialmente en el contexto de las nuevas olas de migración alrededor del mundo que han puesto el intervencionismo, el racismo, la discriminación y los estereotipos de vuelta en la palestra. Cuando millones de Venezolanos dejan el país y ya empiezan a experimentar las ansiedades del exiliado (perder el acento/arraigo/familia/cultura, entre otras), esta hermosa novela tiene especial resonancia para mí. Lean por qué…

De cómo las muchachas García perdieron el acento (1991) es una historia de inmigrantes dominicanos de clase media-alta que llegan a los Estados Unidos huyendo de la sangrienta dictadura de Rafael Leonidas Trujillo (1930-1961). Julia Álvarez nos presenta a las muchachas García (Carla, Sandra, Yolanda, y Sofía) a través de una narración cronológicamente inversa que lejos de ser un simple recuento al revés de las diferentes etapas de asimilación, dilema migratorio y socio-político e infancia idílica, conduce al lector a un concierto polifónico complejo que explora no solo las implicaciones geopolíticas de lo que Arjun Appadurai llamaría la transnacionalidad, sino también los conflictos morales y psicológicos en torno a la pérdida de identidad, rechazando así nociones generalizadas de “extranjeridad” y nacionalidad. El lenguaje y la capacidad para deslastrarse de la cultura materna surgen como elementos condicionantes (pero nunca garantes) de la asimilación a la nueva cultura.

La capacidad del inmigrante para fluir de un lado al otro de las fronteras físicas de la nacionalidad parece estar condicionada en la novela de Álvarez a la capacidad de funcionar emocionalmente en el lenguaje que se deja atrás, una vez que el nuevo lenguaje adquirido de alguna manera ha impuesto sus patrones valores y costumbres. De manera similar, la “extranjeridad,” no está determinada por una entidad política o grupo sino por las mismas García. Sus conflictos de identidad las colocan en un espacio liminal donde pudieran pertenecer tanto a la cultura Latina como a la Americana (USA), pero siempre corriendo el riesgo de quedarse enredadas en las púas de las cercas raciales, lingüísticas y religiosas.

De modo que es espacio discursivo, más que territorial el que habitan los personajes transnacionales de Álvarez. Obviamente, hay una diferencia entre habitar estos espacios y ser aceptados en ellos. En última instancia, el texto transnacional muestra una preocupación particular por ese proceso de aceptación o rechazo (asimilación/desadaptación) y sus implicaciones socio-políticas.

Las rupturas de los personajes se ven materializados en la estructura misma de la novela, la cual está divida en tres secciones (1989-72, 1970-60, 1960-56), dentro de las cuales capítulos titulados de manera muy sugestiva (Antojos, Una revolución normal, La sangre de los Conquistadores) buscan interconectar las narraciones independientes de las diferentes voces y visiones. Aunque las muchachas están unidas por los mismos vínculos biológicos y experienciales, sus voces emergen como tonos diferenciados más allá del mero sistema elaborado por Laura, la madre, quien trata de imponer a sus "Cuquitas" un código de color de vestuario. El esfuerzo reiterado de los padres por homogenizar a las muchachas (comparable con el de las naciones-estado para el otorgamiento de ciudadanías) complica la habilidad de las mismas para auto diferenciarse y encontrar las fronteras de sus personalidades, pero cada una eventualmente desarrolla su propia voz, aunque esa individualización resulte en ocasiones en exclusión. Sofía, por ejemplo, la más joven de las García, es también la rebelde, que se casa con un alemán contraviniendo el deseo de su padre y termina aislada de la familia. La habilidad de sus hermanas para adaptarse a la cultura nueva y vieja (incluyendo el respeto a la autoridad de los padres) contrasta notoriamente con el espíritu rebelde de Sofía, lo cual, si se extrapola al problema macro de inmigración y asimilación, podría ilustrar el drama de aquellos que resisten la autoridad y las normas de la nueva cultura.


La novela, entonces, aborda la búsqueda, la conversión (hacerse pasar por…), el olvido y la pérdida. De acuerdo a la poeta y cineasta vietnamita, Trinh Minh-ha, “buscar es perder, porque la búsqueda presupone una separación entre el que busca y lo buscado, el yo que continua y los cambios que experimenta.” Álvarez parece cuestionar los extremos que enfrentan los inmigrantes: “o… o…”, que los hace desear ser asimilados a la nueva cultura (para evitar rechazos) y “ni…ni…”, que se ocurre si se ha alcanzado la transnacionalidad (para evitar el desarraigo), y que los hace cuestionar su identidad.

Las García están dispuestas a encajar en la cultura estadounidense, pero como dice Bauman, “olvidar, más que aprender es la condición para la adaptación continua.” Cuando las muchachas García (orgullosamente) pierden su acento (bajo la presión de su padre, Carlos), también pierden parte de su identidad; este reconocimiento se da gradualmente con las eventuales visitas a la República Dominicana. Cuando Yolanda se encuentra con los dos “extraños” en su búsqueda de las dulcemente recordadas guayabas, es incapaz de comunicarse en español, “se lengua se siente como si la hubieran atragantado en la boca como un trapo para callarla” (Alvarez 19-20). Admitiendo su temor, Yolanda admite su propia “extranjeridad,” su lengua materna se vuelve ajena a ella misma.

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Sin embargo, las García no olvidan del todo; constantemente son acosadas por recuerdos fragmentados de lo que Álvarez sugiere pudieran ser mundos coincidentes; mundos que, aunque opuestos, ofrecen elementos culturales valiosos que pueden ser bienvenidos en una nueva dinámica inclusiva (tanto… como…), en lugar de la excluyente (o… o…). Los personajes de Álvarez construyen su identidad transnacional sobre las relaciones de sus espacios discursivos, en el lenguaje de los recuerdos, libre de barreras, en la aceptación de sus extranjeridades como parte de sus ciudadanías, en la comprensión las diferencias del otro; aspectos estos que van más allá de las meras delimitaciones geográficas y socio-políticas. Sus relativos éxitos en los Estados Unidos no están exentos de dolor. La novela ofrece al menos cuatro ejemplos diferentes de luchas y posibilidades, todos los cuales problematizan las nociones románticas de la homogenización y la asimilación total promovidas incluso hoy día por políticos y personas promedio como una manera de erradicar las fricciones culturales, especialmente en lo que respecta a diferencias raciales y religiosas.

Esta novela puede ser una lectura maravillosa para padres y jóvenes que se enfrentan a la inminencia del desarraigo producto de la migración forzada. “Se repite la historia; solo cambia el actor.”

Gracias por la lectura. En un próximo post, seguiremos paseandonos por la literatura Latino-Americana que nos acerca a nuestra humanidad común y nos ayuda a reflexionar sobre nuestra subjetividad y la del Otro.

Trabajos citados o consultados

Alvarez, Julia. How the Garcia Girls Lost their Accents. New York: Plume, 1992.

Appadurai, Arjun. “Patriotism and its Futures.” In Internationalizing Cultural Studies: An
Anthology. Ed. Ackbar Abbas and John Nguyet Erni. Blackwell: New York, 2005. (413-417).

Bauman, Zygmunt. “The Making and Unmaking of Strangers.” Printed in Multi-Cultural
Identities and the Politics of Anti-Racism. London: Zeol Books, 1997.

Minh-ha, Trinh. “Not You/Like You: Postcolonial Women and the Interlocking Questions of
Identity and Difference.” The Longman Anthology of Women Literature. Mary
Deshazeck, Ed.

Sort:  

Excelente trabajo. Escucho tu voz reflexiva en las líneas de este texto: una voz que habla de sentimientos encontrados entre "Convertirnos en algo que no somos" o "ser lo que somos". El extranjero nunca caminará desprevenido en terrenos que no le son propios. El pánico siempre estará al acecho. Gracias por compartir este post.

Gracias por la visita y el comentario, querida @solperez.
La tensión siempre va a existir. La pueden minimizar algunos aspectos emocionales o sociales, pero incluso en nuestros paises de habla hispana la marea de tolerancia cambia con relativa rapídez. De modo que alerta estaremos aqui o alla :)

Desconocía esta novela, @hlezama, pero con tu post, tan bien escrito, me pica la curiosidad. Como bien lo dices, pertinente su lectura en estos tiempos que pasan. Te felicito

Gracias por la visita y el comentario. Julia Alvarez no tiene desperdicio. Otras novelas suyas dignas de lectura son: En el tiempo de las mariposas, Antes de ser libres (novela para jóvenes de la que escribire pronto), Yo, Algo que declarar (ensayos). Junto con Junot Díaz, es de las escritoras contemporaneas que mejor ha plasmado la realidad politica y social de nuestros paises (tan propensos a coquetear con los regimes totalitarios).

Excelente post, @hlezama, para reflexionar sobre la condición de extranjero., que parece estar condenada siempre al desarraigo. No he leído esta novela, pero tu texto me trae a la memoria la obra de Junot Díaz, La breve vida feliz de Oscar Wao. Díaz es también un norteamaericano de origen dominicano que escribe en inglés sobre inmigración dominicana en USA. La novela de Díaz es extraodinaria.
Pienso también en algunos autores venezolanos recientes (específicamente, en Liliana Lara, Juan Carlos Méndez Guédez y Miguel Gomes) que asumen la inmigración y la condición de extranjeridad no como una condena o una pérdida de identidad sino como una posibilidad de crecimiento que no niega las dificultades o las injusticias. Para decirlo en términos coloquiales, es una condición que se sufre pero también se goza.

Gracias por el comentario, @rjguerra. Ciertamente, Junot Díaz es uno de mis favoritos. Empezó con una colección de cuentos cortos (Drown) de los que tomo personajes para Oscar Wao. He trabajado Oscar Wao en mis cursos de Literatura Norteamericana y ha sido un ëxito. El uso del lenguaje es único, la mezcla de inglés y español es provocadora e irreverente y es muy risque en el uso de lo erótico. A los estudiantes les ha fascinado. Respecto a la dualidad de la condición de extranjero, ciertamente, de ahi el título del post. Todos estos escritores, y así lo ha reconocido Julia Alvarez, le deben su exito como escritores a su condición de transnacional.

A mí, la novela de Junot Díaz me dejó muy impresionado. Creo que me hubiera gustado mucho asistir a tu curso. Luego leí sus cuentos, y algunos me parecen muy buenos. Espero poder leer algún día la novela de Julia Álvarez.

Excelente post, hlezama. Me gusta tu línea y admiro tu habilidad para el comentario. Coincido con @rjguerra con respecto a la novela de Junot Díaz. En lo que vi el nombre de Trujillo, el chispazo fue inmediato.
Parecen lecturas obligadas para los venezolanos estos días.
Resteem para esta maravilla de publicación. ¡Abrazo grande!

Thanks. Por desgracia entre las cosas que hemos perdido esta la possibilidad de leer (en muchos casos no están disponibles los libros o son muy caros). Aun así, pues seguimos tratando de sembrar la semillita.

He escuchado a chile os decir que el venezolano habla un hermoso castellano. Tal vez algo se pega pero, mi acento es parte de mi orgullo.

Absolutamente de acuerdo. En estados unidos conocí gente de muchos países y en su mayoria se aferraban orgullosamente a su acento. Por suerte para aquellos que ven en ese acto de apego algo de resistencia, es mucho lo que ha cambiado en las últimas décadas la tolerancia a las diferencias. Siguen habiendo casos de discriminación pero creo que se han hecho avances para que las sociedades vean y oigan más alla de apariencias y acentos. En venezuela conocemos muchos extranjeros que siguen "hablando chileno/argentino/uruguayo/arabe" despues de décadas entre nosotros y eso es absolutamente admirable; nos nutrimos de esa variedad. Creo que textos como los de Alvarez, Danticat, Díaz, Viramontes (Mexico-Bajo los pies de Jesús), Mohr (Puerto Rico-El Bronx Remembered), Dangaremba (Zimbabue-Condiciones Nerviosas), Divakaruni (India-Matrimonios Arreglados), entre tantos otros apuestan precisamente a esa posibilidad: la de conservar el acento a la par de la identidad cultural, aun cuando se ha nacido en otro país. Fue emocionante, por ejemplo ver anoche en los Oscars a tantos latinos talentosos deslumbrar con sus logros y sus acentos :)
Si nuestros chicos conocieran esta literatura estoy seguro que su perspectiva cambiaría.
Gracias por la lectura y comentario

Muy buena reflexión del tema @hlezama. Los comentarios también aportan mucho sobre la importancia de abordar este tema. Gracias por compartir.

Gracias por la visita. Seguiremos aportando sobre el tema

¡Hola, @hlezama! No he leído la novela, pero por tu explicación puedo tomar algunos elementos para analizar la grave pérdida de identidad que se vive tras la migración. Y es que, en principio no se encuentran bien arraigados estos valores en el país lo que imposibilita aun más la "lucha", si se puede decir. Una publicación muy apropiada en estos tiempos. Ojalá me consiga esta novela algún día en el camino. ¡Saludos!

Gracias por el comentario. Ojala! En algun momento pense en trabajar como proyecto la digitalización de muchos de estos textos que en nuestras localidades son imposibles de conseguir. Por diversas razones no se ha podido materializar, pero la idea persiste.

Wow! Excelente análisis que nos invita a leer esta novela. Aún estando aquí en Venezuela se siente l que es el desarraigo y el ir perdiendo parte de tu identidad y lo que fue tu vida cuando ves como tu familia y tus amigos se van disgregando por causa de la inmigración . Lo de la pérdida del acento es algo bastante interesante . Excelente. Me gustaría leerlo

Saludos, amiga. Me alegra leerte de vuelta. En el caso venezolano agrava la situación esta suerte de rechazo visceral que muchos experimentamos, producto de la diatriba política, que nos puede llevar fácilmente a rechazar todo lo venezolano (cuando de alguna manera lo asociamos con lo peorcito que nos ha pasado). Si renunciar a todo, incluyendo el acento me permite dejar todo atras y reinventarme... what the hell, bienvenido sea! Ese pareciera ser el feeling en muchos de los que salen. Son muchas las variables.

Esto me hace recordar cómo valió la pena andar consultando tantas fuentes sobre post-colonialismo al final del semestre pasado. Ya hoy puedo leer estos análisis y no sentirme extraviado entre las palabras. Entre tantas cosas que decir sobre el análisis de la novela, es interesante que se maneja en la narrativa de Álvarez el uso de la metáfora de melting pot como la opción posible para obtener reconocimiento como una más del grupo al que se llega luego de migrar. Quizá haya mucho que decir para hacer un comentario del tamaño de un post. Estas novelas que hablan de la experiencia latina ante las migraciones son sin duda una maravilla para leer. Excelente publicación, profesor.

Gracias por la visita, @bertrayo. Me alegra grandemente que nuestras conversaciones sobre estos textos y las tareas realizadas te hayan dejado este feeling. Esa era la idea. El melting pot no pierde vigencia. Se ha convertido en un recurso desesperado en tiempos de crisis y pareciera que cada año una nueva crisis derivada de las olas migratorias obliga a repensar la validez de la diversidad y el respeto a las minorias y a sus diferentes formas de ver y vivir la vida. Cada vez que un musulman protagoniza un acto de violencia, por ejemplo, son muchos los que corren a afeitarse, sueltan el turbante o la burka y se ponen jeans y gorras de baseball, por lo menos mientras pasa el temporal (yo lo vi en 2001).

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