El Fabricante de Piezas . Segunda parte (TRADUCCIÓN)

in #cervantes6 years ago (edited)
      Hola , esta es la segunda parte de la traducción en español del cuento THE PIECEMAKER de DON D’AMMASSA. Este cuento fue escrito en el año 2010 y pertenece al género fantástico. El mismo mezcla de forma magistral la fantasía , el suspenso y el humor . Espero que les guste( es un poco largo, pero muy divertido).La primera parte traducida del cuento la puede encontrar en el link ubicado debajo de estas líneas . Saludos.

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El Fabricante de Piezas (TRADUCCIÓN)

DON D’AMMASSA

(II)

      Parmenter era un huérfano a quien no se le conocía familiares; no obstante, llegué a suponer que quizás había acudido a su gemelo idéntico desconocido ¿Pero cuál de ellos había perdido el brazo? No me atreví a usar la van de nuevo. Un par de vecinos ya la habían visto de manera sospechosa. Me convenía. No iba a resolver este problema desde la distancia. Me parecía que la compañía aseguradora iba a tener que pagarle a alguien, sin importar quién fue quien perdió el brazo; pero mi propia curiosidad había sido estimulada y pretendía satisfacerla a costa del dinero de Brenda.
      El viernes en la mañana le puse la placa de Señor Mensajero a mi carro. Lo estacioné frente a la casa de Parmenter. Caminé hacia la puerta principal con un paquete en la mano, dirigido a Prudencia Tessworthy de la casa 332 en la Calle Estrella Marina. Toqué el timbre. Parmenter no mostró señales de reconocimiento cuando abrió la puerta. Sonreí como un profesional “¿Se encuentra la señora Prudencia Tessworthy en casa hoy?” Parmenter, cuya manga derecha estaba enrollada y atada justo debajo de su tocón, puso cara de desagrado. “No la conozco.” Era mi turno de mostrarme contrariado, “¿Está seguro? Esta es la dirección del paquete. “Si, así es.” El sonrió con educación y comenzó a cerrar la puerta. “Discúlpeme”, le dije de inmediato. ” “¿Sabe si alguien con ese nombre vive en el vecindario?” “Lo siento, pero no”. No parecía sentirlo. “Quizás alguien más en su casa sepa. Le agradecería si preguntara.” “Vivo solo. Pregúntele a la señora Richardson en la casa roja. Ella se sabe la vida de todo el mundo.” La puerta se cerró.
      Ahora que Parmenter había visto mi cara, mis opciones estaban más limitadas. Lo que realmente quería era una foto de los dos Parmenters juntos. Ya quedaría de parte de la empresa averiguar cuál es cual, y si alguno merecía una indemnización. Me alejé con paso lento, fingiendo que buscaba otra dirección; pero, lo que en realidad hacía era examinar la propiedad de Parmenter con más detalle. El patio no podía verse, estaba cercado con una empalizada de dos metros y medio de altura, pero aún así había identificado un punto ventajoso.
      Manejé hasta la oficina, le cambié el aviso y la placa a la van. Regresé haciéndome pasar por el Servicio Telefónico del Noroeste. He escalado postes de teléfono en el pasado y quizás lo haga en un futuro, pero nunca me ha gustado. Con un bolso de herramientas atado a mi cintura, subí hasta justo debajo de los cables, donde esperaba pasar por un trabajador de verdad. Como era de esperarse, tenía una gran vista de la parte trasera de la casa de Parmenter. Había una piscina bonita _cubierta por la temporada_, un patio pequeño, una parrillera moderna y un balcón.
      A pesar de que toda la semana el clima estuvo cálido y sereno, éste se volvió frio y ventoso; en una hora, mi trasero se empezó a congelar. No hubo señales de vida en la casa de Parmenter toda la mañana; así que bajé entumecido por el frío a orinar, comer comida chatarra y a decidir si quería continuar con mi vigilia.
      La tarde fue más positiva de una forma negativa. Parmenter decidió asarse un bistec. Solo tenía un brazo cuando comenzó el asado. Con discreción, tomé algunas fotos con las cuales impresionar a Brenda por mi devoción al trabajo. Parmenter entró a la casa y salió unos minutos más tardes con un bistec apetitoso en una bandeja, condimentos y una lata de cerveza. Esta vez tenía dos brazos. Está bien, me dije. Ambos están allí. Él sólo está cocinando un bistec y es lo bastante grande como para que coman dos personas. Si pudiera atraparlos a los dos compartiéndolo y brindando con Budweisers, puedo decir que estoy hecho. Parmenter se sentó a leer una revista mientras el bistec chirriaba en la parrillera. Casi que podía saborearlo desde donde me encontraba. Después de un rato, lo volteó y entró a la casa, regresando casi de inmediato con otra cerveza. Todavía tenía dos brazos. Todavía estaba solo. Y así permaneció.
      El muy maldito se comió el bistec entero, cerró la parrillera, recogió los platos sucios y los llevó dentro de la casa. Me preguntaba si su compañero era vegetariano. Hizo una aparición breve unos minutos más tarde, tal vez chequeando para asegurarse de que todo estaba limpio y acomodado. En esta oportunidad, su manga estaba vacía. Le tomé una o dos fotos.
      Bajé antes de que cayera la noche y no estaba feliz. Entregaría mis fotografías y la compañía de seguro pudiera negarse a pagar el reclamo; sin embargo, Parmenter apelaría, y cuando su otro yo con un solo brazo aparezca en la audiencia, el fallo a favor sería inevitable. De regreso a la oficina, imprimí copias de todas las fotos y las ordené con cuidado para presentárselas a Brenda. En ese momento, me sorprendí cuando noté una anomalía. En las dos últimas fotos, tomadas desde el poste de electricidad, era obvio que a Parmenter le faltaba un brazo, salvo que esta vez era no el brazo derecho, sino el izquierdo.

Gracias por su lectura. Esta historia continuará.


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jajajaja. Demasiado bueno. Parmenter estaba volviendo loco al pobre fotógrafo. Como dicen por allí: "las apariencias engañan". Jajajaja

Gracias por la lectura @solperez. Ahora es cuando ese hombre se va a meter en problemas.

buen post amiga, saludos y exitos!!

Hola, Gracias por pasarte por aquí. Espero que disfrutes de este cuento tan bueno.

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