Desesperanza en Venezuela

Hay momentos en que no nos queremos ni levantar de la cama y mucho menos salir a la calle, nos invade una desesperanza y preocupación por la situación actual que se vive en Venezuela, nos sentimos encerrados, desconfiados, cada vez más empobrecidos, irnos del país podría ser la solución a nuestros problemas, pero aún no nos vamos bien sea por razones económicas o por miedo a lo desconocido pero pensamos en los que se han ido y también tendrán sus desafíos nada es fácil para ellos, se han separado de sus familiares y amigos, se enfrentan a una nueva cultura, costumbres y un trabajo que quizás no lo desempeñarían aquí pero tienen lo tienen que hacer, les toca.

Cuando nos invadan esos sentimientos hay que pensar que nada es para siempre; de que sirve estar amargados, con rencor, una persona toxica que nadie quiere a su lado, tenemos que preguntarnos en que me voy a transformar cuando acabe todo esto, hay cosas que no se pueden cambiar, pero en que nos va a transformar, que le vamos a reflejar a los nuestros. Este país está cambiando, la misma situación lo ha forzado, cuando vamos a un comercio y no hay punto de venta, no tenemos efectivo y el del negocio te dice: “llévelo y me hace la transferencia” ¡me ha pasado! Que un desconocido te dé un voto de confianza. Hemos aprendido a ayudar a otros, a compartir, a ser generosos, solidarios cuando alguna persona necesita un medicamento y nosotros lo tenemos lo hemos hecho.

No nos podemos dejar perder por la desesperanza, tenemos que buscar razones para sonreír, habrán momentos en que nos invada la tristeza, pero no nos podemos dejar llevar por esos sentimientos negativos “nada es para siempre”, todo pasará! Hay que aprender a agradecer, contemplar, porque después que pase todo, quedaremos fortalecidos y con ganar de seguir adelante.