Hace poco, no recuerdo donde, leí algo que decía (con temor a equivocarme) ; el artista que deja de hacer arte, se muere. Es una sentencia, el final. ¿Habrá razón en tal afirmación? Sin artista no existe el arte.

         Ha pasado más de un mes, desde entonces no he tomado fotografías, escrito o ilustrado. Me aparté de mis costumbres diarias, de los abandonos y mis entregas. Ha cambiado el mundo o cambié yo. El lente por donde veía mi entorno no me quería, ni yo a él. ¿Pude sobrevivir? Lo hice. La fatídica monotonía de la que fui expulsada, trasmutó y yo deje de crear.

      Yo lo llamo mi regreso, aunque a nadie le pueda interesar.

       He visto la otra cara de mi país y quedé en una incógnita perenne.

                                                         Fue como una bofetada a mis creencias 

                                    A lo que me aferré por mucho tiempo.

                  (El oro y la basura tienen tanto en común)

                           Ambos habitan en mi hogar, en demasía. Descaradamente.