Patria: Resiliencia o Muerte.

in #cervantes5 years ago (edited)

Aviso expuesto en una empresa petrolera del Estado

No hace mucho tiempo resonaba en las transmisiones oficiales en Venezuela la frase "Patria, socialismo o muerte", la cual también fue expuesta en más de una institución pública como la máxima absoluta del estilo violento del partido de gobierno. Incluso llegó a verse ese eslogan grafiteado en las paredes y fue remedado por opositores y comediantes, quienes versionaron la terna como "Sarna, paludismo y dengue" en medio de una grave crisis sanitaria y algunas otras adaptaciones libres que los particulares hicieron, entre denuncia y burla, cada cual a su manera, algunos cambiando la o por y. Vale acotar que en muchas de las alocuciones del último ex presidente, la frase era rematada con un "Viviremos y venceremos". No sólo la conjunción final resultó equívoca, al menos en el caso del ex mandatario, sino que de la tríada de la frase inicial, parece quedar sólo el último sustantivo.

Fue inevitable recordar la frase y hacer mi propia versión (la cual titula esta entrada) porque la realidad venezolana no parece dejar más opciones. Hay quienes han alabado la paciencia y el aguante del pueblo venezolano que ante tanta ignominia ha logrado sobrevivir. Sin embargo, la paciencia no basta para explicar la realidad ni para soportar tantas cosas. A esa paciencia hay que agregar desidia, derrota, abatimiento, resignación, todas ellas presentes en los rostros de millones de personas para quienes el día a día es un martirio. La actualidad de otros países y el pasado venezolano están repletos de escenas descritas como un día normal, como cualquier otro y que significan el quehacer diario de las personas que van, vienen y hacen cosas nimias y de forma sencilla. Pero hoy día, en Venezuela, nada es sencillo.

"Señorita, vengo a hacer un reclamo porque hace veinte días consigné el recibo de pago del gas y aún no me han llevado la bombona a mi casa". La chica revisa su monitor y dice: "acá no me aparece ningún pedido". Respiro profundamente "¿Cómo es posible si yo realicé el pedido el 12 de Agosto por esta misma oficina?". La chica revisa de nuevo su monitor. "Ese pedido no me aparece reflejado. En esos días hubo una falla en el sistema y debió ser que su pedido no se procesó. Pero puede hacer el trámite de nuevo con el mismo recibo". A lo que agregó que debo esperar, naturalmente, de 15 a 20 días hábiles para recibir el servicio de gas. Quince o veinte días (probablemente veinte) que deben sumarse a los ya cuatro meses que tengo sin él. Ni caso tiene que me enfrasque en profundizar el drama del gas doméstico en este país productor de petróleo.

"Señorita, buenos días, ¿en dónde puedo tramitar una Constancia de asiento permanente de residencia?". Como si no fuera con ella, responde: "Eso no es por aquí. Eso es en el cuarto piso". "Vengo de allá, del cuarto piso me mandaron a esta oficina". Ahora sí, prestándome un poquito de atención: "Vaya a preguntar en Asistencia al contribuyente". Calmado: "Ellos fueron quienes me enviaron al cuarto piso". Después de intercambiar palabras con un compañero de trabajo, dice: "Vaya a la prefectura, esa es la que queda ahí en la 18 con 25". "No" - la interrumpe alguien más - "me parece que es la que queda en la Torre David. Y si no, debe ser en la Casa Eustoquio Gómez". Cabe acotar que ninguna de las direcciones dadas era la correcta. Cuando ni siquiera la dirección de un ente público es fácil de hallar, ¿qué puede esperarse del trámite mismo?

Son sólo dos ejemplos de situaciones con menos drama que otras cotidianidades venezolanas: retirar dinero, tu propio dinero, del banco, es agotador (hay límites diarios de retiro y largas colas); tomar un bus, comprar víveres, son cosas sencillas en otros países, pero en este son escenas que pueden resultar desmoralizantes; la inflación, el cambio de moneda, la cotización de divisas, el alza geométrica en los precios de los artículos, la desaparición de productos y marcas tradicionales y la aparición de nuevas marcas y productos de procedencia dudosa y de calidad inferior, la interrupción en los servicios (agua, luz, gas, teléfono), las largas colas para abastecerse de gasolina, son tantas las cosas que deben soportarse día tras día que es común que el desánimo gane la partida. Y con él, llega la tristeza, la depresión, la desgana... sentimientos y emociones que, si se tienen por tiempo prolongado, pueden decantar en enfermedades y padecimientos que pueden comprometer seriamente la salud de las personas (recordar acá la precariedad del sistema de salud y el elevado costo de las pocas medicinas disponibles), por lo que no es una exageración decir que actualmente, en Venezuela, puede uno morirse de tristeza.

Por otro lado, supongamos que el ánimo de una persona es más bien elevado y que su respuesta es de reclamo, de exigencia de sus derechos ante cualquier arbitrariedad o menoscabo de sus condiciones de vida. Esto le acarreará conflictos con las autoridades (para quienes no hay control) o con sus semejantes, quienes en un clima de total impunidad pueden llegar incluso a acabar con la vida de una persona porque lo miró feo, frase usada en este país con sesgos de humor, pero que no da mucha risa porque ha llegado a ocurrir en verdad. ¿Qué queda entonces? Aguantar, resistir, luchar, sobreponerse. Queda la resiliencia, que "es la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a situaciones adversas" (fuente). No es fácil, pero es la única opción que podemos elegir antes de que la otra se nos imponga con su peso. ¿Patria? ¿qué queda de ella? ¿muerte? Que no nos llegue por nuestra propia voluntad. Resiliencia, no es la salida pero es la única respuesta. Por los momentos.

Reseñado por @cristiancaicedo



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final de post.png¡¡¡Felicidades!!!

Excelente publicación desde todo punto de vista, bien redactada, de contenido original, informativa y muy bien analizada desde el contexto que se vive en el mencionado pais según las referencias ya conocidas. Te felicitamos por tu impecable trabajo y te apoyamos desde aqui, @cristiancaicedo.

Gracias por su valoración y comentario. Intento crear posts atendiendo a esos calificativos y es un gusto ver que son valorados de tal forma . Saludos cordiales.

Vivirlo y leerlo es agotador. Ya estamos advertidos. Ya es una realidad para los que se inventaron ese eslogan..amén! Un gusto leer tus publicaciones @cristiancaicedo.

Gracias por leerme y por el apoyo. Saludos cordiales.

Muy buena la perspectiva, en serio que se requiere resilencia (o no fragilidad) para enfrentar todo esto. Constantemente escribo al respecto puesto que es, para mi, una forma de practicar la resilencia.

Muy bueno, saludos.

Sí, de alguna forma el carácter se va templando y endureciendo un poco, tal vez, pero ayuda a sobreponerse. No lo había pensado pero sí escribirlo también es una forma de ejercer esa resiliencia. Saludos cordiales. Gracias por leerme.

No hay impoaiblea ai todos trabajamos para lograrlo

Aunque verdadero, resulta utópico. Pero sí, sería una buena forma de conseguirlo. Saludos y gracias por leerme.

Fue un placer para mi. Saludos

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