¡ME LLAMAN HIPPIE!

Hoy estaba en uno de esos momentos filosóficos, con él existencialismo al tope y de repente me llego un recuerdo de mi abuela llamándome hippie, me reí y pensé profundamente que no, absolutamente no lo soy, quizás para mi abuela por el hecho de que a los diecisiete años no me vestía con tanto esmero y más que todo, ser relajada, era ser hippie. Recuerdo que en esos días el aire de libertad que sentía era algo que no podía evitar, mi imaginación, mi mente siempre estaban en otros lugares creando aventuras, soñando despierta y pensando cual iba a ser el momento en el que saldría a explorar y andar por nuevos caminos. Tanto por explorar y ver, pero siempre con tantas cosas en la cabeza que solo aumentaban la agitación y el estrés.
Ahora, después de casi dos años de haber salido de mi casa, con muchas
experiencias vividas, lugares recorridos, nuevas miradas hacia la vida, me han hecho comprender que podemos llegar a ser bastante complejos, difíciles de satisfacer y con un nivel de ansiedad bastante elevado en situaciones que simplemente no lo ameritan. Agotamos rápidamente nuestra fuente de energía en pensamientos innecesarios, ya sean pensamientos sobre el pasado, algo que ya no podemos cambiar o sobre el futuro que es tan incierto... Dos cosas que no podemos controlar por más que lo deseemos.
Durante mi viaje en la India he sido consciente sobre todo esto, más que todo porque viajar a India era algo que en mi cabeza, antes de llegar resultaría una experiencia nueva y excitante, había puesto a toda marcha mi imaginación creando lo increíble que seria conocer una cultura tan rica en tradiciones, con tanta historia y llena de peculiaridades. Pero, estando acá me doy cuenta que somos dificil, siempre creando expectativas sobre todo, esperando que todo funcione como nosotros lo queremos y simplemente nada funciona de ese modo, nosotros somos los que debemos adaptarnos, pero no vemos eso, solo vemos lo que no salió como esperábamos y eso nos hace difíciles, eso nos hace insatisfechos. Es por eso que el recuerdo de mi abuela llamándome hippie me causo tanta gracia, pensaba en lo dificil que habia sido para mi los primeros dias en India, acostumbrarme y adaptarme me había resultado un desafío, quizás porque como mujer debía acoger ciertas reglas a las que no estaba familiarizada (como vestirme cubriendo la mayor parte de mi cuerpo). Eso era algo que sabía antes de llegar, pero en el punto en que debía vivirlo se distorsiono.
Todo eso me hizo entender que en realidad no soy toda amor y paz, tampoco logró ser del todo tolerante, me estreso, me encapricho y me disgusto y por supuesto tengo mis momentos de ansiedad sobre el futuro. Pero ahí está la diferencia, la clave de toda calma, el darse cuenta, el ser consciente cuando son mis pensamientos los que causan las incomodidades, cuando mi ego nuevamente esta haciendo de las suyas.
A veces simplemente se me olvida que vivir es sencillo y que soy yo la que la hace la vida complicada, que somos tan condicionados a aferrarnos a imágenes, conceptos e idealizaciones, que solo aceptamos ciertas situaciones y no todo como experiencias, solo tomamos una pequeña parte de todo ese campo de vivencias que tenemos a diario, pero igual, en el momento en que logró darme cuenta que no son más que eso y que en realidad cada instante tiene algo para aportar, aprendo de esas situaciones y me hacen ver nuevas formas de hacer grato y fácil de llevar el momento, no creo que eso sea ser hippie, pero lo que si se, es que me hace la vida más alegre y fácil de llevar, me hace entender que por más difíciles que podamos ser, si logramos ver desde diferentes puntos la misma situación, ver desde el corazón y escuchando esa voz profunda que siempre nos acompaña, encontraremos una mirada más amigable, un modo más alegre y positivo de vivirlo.