Elyne estaba muy cansada, había perdido la noción del tiempo y no sabía cuánto había caminado, el día y la noche eran uno solo en su cabeza. Se inclinó sobre las rocas musgosas y raspó con las uñas un poco para comer. El sabor amargo y viscoso le provocó ganar de vomitar; tragó pensando sólo en sobrevivir. Faltaba poco.

Deslizó la mano en la chaqueta y tocó la piedra. Allí estaba, quieta en el silencio del bolsillo. El bosque crujía como ramas que se quiebran bajo las pisadas. Clavó la mirada en un punto aguzando los oídos. Nada.

-¡Concéntrate!

La Piedra de Luz pertenecía a Nazca, tierra de Zlot, y allí la llevaría. En ese momento su vida valía el camino hasta “El Santuario”; luego, no importaba.

Reanudó la marcha. Una llovizna pobló de agua helada el aire para luego convertirse en briznas de hielo. Sintió los pies fríos en las botas. Volvieron las pisadas, lejanas; pero allí estaban, cada vez más cerca. Decidió apurar el paso.

-¡Concéntrate!

Se sintió acorralada, presa entre correr o quedarse a descubrir qué era lo que, ahora sentía la terrible certeza, ya la alcanzaba. Buscó nuevamente la piedra; estaba caliente. Un grito cansado llenó su garganta; pero no salió. Miró su mano en carne viva, la sangre espesa caía en gotas que se congelaban en el aire.

-¡Concéntrate!

Fueron apareciendo agazapados en la niebla. Muchos. Ojos rojos suspendidos en la oscuridad. Espuma blanca, efervescente, entre los colmillos amarillos. Olor a pelo mojado.

Los latidos de su corazón crecieron hasta abarcarlo todo. Sostuvo la piedra hirviendo entre los jirones de carne de ambas manos.

-¡Malditos!

La luz estalló entre sus dedos. La noche fue blanca.

Espero que te haya gustado. La verdad fue que pasé un rato muy agradable escribiéndola y en general realizando todo este ejercicio. ¡ Suerte para todos !

Y recuerda…

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