La historia empieza con Joel, un hombre agradable, con una vida normal que siente un impulso de ir a la playa en vez de su trabajo por alguna extraña razón, ese no es su comportamiento pero así lo dicta su corazón, allí conoce a una chica de cabello azul y un abrigo naranja, Clementine. Por alguna razón los dos se sienten conectados, sienten que pueden pasar toda una vida juntos, tener un apartamento, pensar en tener un bebe, durar muchos años juntos sin ningún problema.

Pero la verdad es que no es la primera vez que ellos se ven, la verdad es que Clementine borro a Joel de su memoria, Joel al no soportarlo hizo lo mismo, pero se vieron de nuevo por obra del... ¿Destino?

Hace unos años atrás tuve la oportunidad de ver esta película, me llamaba la atención de Jim Carrey haciendo un personaje serio y no humorístico como los que él suele hacer, pero nunca me la termine y olvide su nombre por completo. Hace no mucho Netflix la agrego a su repertorio y no dude en verla en seguida.

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos es una película que te hace sentir el arrepentimiento de Joel, te hace preguntar ¿Que pasara después de todo esto? y pues yo, muy meticuloso me pregunte ¿Pueden ser más irresponsables al borrar los recuerdos de otras personas? Es interesante ver a Jim Carrey fuera de su zona de confort aunque en medio de la película hace gestos usuales de él, me interesa como él mismo se da soluciones a su actual problema y esconde los recuerdos, me encanta como busca no olvidar.

Es una película que me agrado bastante, la sentí un poco corta pero debe ser que ahora las películas duran más de dos horas y ya estoy acostumbrado a ello, me gustó el reparto, la historia, el modo de contarla, ninguna queja existente ante esta película, en verdad la recomiendo.

No soy director, actor, ni mucho menos guionista, solo soy un aficionado al entretenimiento, me gusta verlo y en muchas ocasiones analizarlo, espero que les haya gustado el post y si tienen algún comentario pueden dejarlo y amablemente les contestare, nos leemos luego mis queridos lectores.