Me encuentro con la espalda en la cama, la mirada fija en un punto, las manos a un costado en una posición base, con las piernas estiradas y viendo cómo se mueven las sombras en el techo, observo como danzan juntas y se unen, como si fuese una coreografía que quieren mostrarme, no entiendo aun cómo es posible verlas danzar si no hay luz en ningún lado ¿Acaso el sentido común se ha quedado dormido el día de hoy? Sólo le encuentro sentido a esa respuesta. Ver como se mueven las sombras en un lugar oscuro me tranquiliza, aunque no tenga ni idea de cómo es posible, pero calmo mi mente diciéndome que no busque lógica donde no hay, razón donde no existe, solo observar como lo imposible se va de viaje y deja de existir, tomándose unas vacaciones momentáneas para que todo sea posible en este mundo seco y con sentido.

Empieza a llover y me fastidia un poco, pero sólo esta clase de lluvia, que me moja la frente y no tiene algún sonido que pueda escuchar, sólo gotas que bajan de ella y aumentan mi temperatura corporal. Quiero limpiarme esas gotas, pero me siento que puedo espantar a las sombras con mis movimientos, no quiero que paren de danzar, quiero verlas hasta caer dormido, hasta olvidar donde estoy… Aunque a todas estas ¿Dónde estoy?

Muevo con total cuidado mi cabeza para no asustar a las bailarinas de la noche, veo mi alrededor y no encuentro nada familiar, sólo el pensamiento de sentirme perdido es lo único que puedo sentir como mío en este lugar rodeado de lo ajeno. Volteo la mirada de nuevo al techo, donde están las sombras yéndose ¿Ya acabó? No escuche aplausos así que no debe ser posible, deben estar tomando un descanso. Una de las sombras me llama, dice que la siga, pero la pierdo de vista, no la encuentro, intento levantarme para seguirle el paso, para seguirlas a todas hasta encontrarla a ella, pero solo encuentro una sombra, grande y neutra, creo que el sentido común se ha despertado…