Concurso @Provenezuela 1: Isabella, la música tiene alma.

Isabella creció creyendo en lo bueno de la vida, viendo a través de los ojos de cada persona la luz que llevaba a lo bonito de su alma, siempre expresando sus anhelos con la música, su nube, su espacio, su escape se llamó siempre música, y adorar a Dios era lo que realmente llenaba su vida, esa voz que no era audible ese sentimiento inefable era lo que le daba dicha y felicidad, desde los 5 años era la voz de la iglesia y quien llevaba la adoración, creció cantando y siempre sintiendo en cada nota una cercanía a lo puro y lo divino de la vida, a medida que fue creciendo otros intereses ocuparon su tiempo y se fue alejando de aquello que la hacía feliz, siempre había un motivo u otro, pero siempre había algo y así siguieron los días, meses y años y ya la voz de canto no salía de sus labios, ahora las amistades, aventuras y pasiones juveniles ocupaban todos sus espacios.

Esta niña que ahora era una adolescente de 17 años iba y venía, pero siempre regresaba al lugar que la llamaba a gritos donde se escuchaban los cánticos, acordes e instrumentos, donde todos cantaban al unisono una misma canción sin intentar agradar a todos sino solo a uno que ni siquiera podían ver, pero si sentir, volvía pero no se quedaba, los otros intereses de su tiempo la rebasaban, esta niña aún no era fuerte, aún no tenía identidad y las desilusiones posteriores le harían ver que la luz que veía en los ojos de las personas no siempre era de un alma pura y buena, sino que también podrían pertenecer a almas sin pudor ni compasión.

Isabella un día escuchó tocar la guitarra y cantar a un chico del coro, en ese mismo instante creyó que se había enamorado, era un chico de apariencia hermosa, alto y de una personalidad arrasadora, todos lo conocían y se daba a querer con las personas, el vio a Isabella y ambos conectaron, comenzó a cortejarla y ella estaba tan ilusionada, primera vez que sentía esa sensación de "amor" o eso creía ella que era, pero realmente estaba encantada.

Comienzan a salir y los dos parecen muy enamorados, el la acerca otra vez a la iglesia y las personas los comienzan a ver juntos, ella veía que a veces hablaban y decían cosas de el, pero solo se hacía la sorda y no prestaba atención, estaba cegada, el le hacía insinuaciones de consumar ese amor pero ella, en su temor a Dios y a sus creencias siempre decía que no, pero de tanta tentación e insistencias cedió y ese día la voz inaudible que siempre escuchó en su interior desapareció, no logró ver lo bueno de aquella experiencia y solo se entristeció profundamente por lo que consideró perdido y no físicamente sino algo que no podría expresar con palabras, aquello que si contaba solo la tomarían por tonta.

Isabella no quiso estar más con su enamorado y este ya no le interesó más permanecer así y se fue alejando de ella, solo se fue y la evitó en cada instante que pudo, Isabella se sentía triste, confundida y vacía lo buscaba y el la ignoraba, ella comenzó a vomitar y a sentirse mal y sintió algo dentro de sí misma, en ese instante supo que un alma nueva crecía dentro de ella, sintió temor, mucho temor, pero nunca dudo traerlo al mundo, ese día Isabella creció, ese día su armadura de guerrera se comenzó a forjar.

Duró meses en soledad, buscando alternativas de vida, sufriendo en silencio, buscó al artista y este solo le insinuó que no era su problema que si quería se deshiciera del paquete que llevaba, ella ese día no lloró solo lo miró a los ojos y le dijo "lo tendré y será mi bendición y este día será tu peor error", Isabella se marchó, culminó sus estudios técnicos y buscó una habitación donde vivir hasta que consiguiera una estabilidad, ella en su temor y su soledad creyó que su familia la echaría y los comprendía, les había fallado, eso era lo que más sufrimiento le causaba, pero no se rendiría ella lucharía su temor sería su impulso.

Tomó fuerzas de donde no tenía y le contó todo a su familia, lloraron solo lloraron por su niña linda, su madre estaba con el corazón roto y su padre con el alma resquebrajada, ella les dijo "tengo todo listo para irme, perdónenme, no los merezco", ellos la detuvieron diciéndole que era su hija y siempre la apoyarían y a su nieto lo querrían como un hijo, ese abrazo en ese momento fue el petricor que le devolvió a Isabella la calma, fue la lluvia después de una larga sequía.

Al pasar el tiempo, todo fue difícil pero necesario para forjar su carácter, su hijo nació y un día regresó a aquel lugar de aliento, donde los ángeles cantaban y la música inundaban el alma, ese día canto con su corazón en la mano, ese día Isabella lloró al sentir esa voz dentro de si misma que le decía lo mucho que la amaba sin importar quien era y sin pedirle nada a cambio.

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Fotos tomadas con telefono LG P705 cámara de 5.0 Mp