La ciencia se nos ha mostrado como la búsqueda del conocimiento, la proclamación de leyes universales y un trabajo de laboratorio exhaustivo, que hoy ha dado sentido a nuestra existencia. A lo largo de la historia del conocimiento científico, se ha buscado delimitar las verdades, tanto así que, solo aquellas que se consideran objetivas y verificables pueden clasificarse como válidas para el positivismo lógico. En la presente disertación, y en base al trabajo de reconocidos autores, analizaremos algunas teorías científicas, desde una concepción tal vez muy individualista, con el fin de determinar si se han postulado verdades inquisitivas, relativas o verdaderas.

Desde que el hombre se bajó del árbol, comenzó un proceso evolutivo tan importante que hoy lo diferencia aparentemente de las demás especies animales, tanto así que, pareciéramos pertenecer a un reino biológico separado del que partimos. Dar sentido y explicación a lo que le rodea fue una de sus mejores tareas, a todo le puso nombre y el entorno ha buscado comprender, aunque en la mayoría de los casos determine los procesos y no el origen de los mismos.

Un ejemplo de ello es el hecho de que, hoy podemos definir la vida, pero no sabemos cómo inició, pues a pesar de que muchos teóricos han planteado numerosas hipótesis o teorías, una con más hechos verificables que otras, han sido el escritas desde su ontología, por lo que, personalmente considero, no deberían ser menospreciadas. Siempre mantengo que para Van Helmont decir que de camisas sudadas y trigo nacían ratones, fue algo grandioso en su época, aunque ahora nos de risa su planteamiento, para él fue demostrable.

Si el hombre ha sido constructor de sus verdades ¿Cómo determina realmente lo cierto de lo falso?

La respuesta está en el método científico creado por él mismo. Todo aquello que se pueda comprobar se transforma en una ley; sin embargo, a veces quedan cabos sueltos, y la teoría de la selección natural de Charles Darwin es una muestra de ello. Para este reconocido autor, las especies evolucionan de una manera gradual y progresiva, sin embargo, existen casos en la naturaleza que demuestran lo contrario, situación evidenciada en las plantas angiospermas – con flores- quienes parecen haber saltado repentinamente en la historia vegetal. Darwin reconoce en sus escritos esta situación, pero mantiene su tesis explicando que, el registro fósil con el tiempo mostrará que realmente no fue un salto evolutivo.

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¿Quién tiene la razón?

Sólo el tiempo lo sabrá, sin embargo, ambas posturas muestran numerosas pruebas científicas que respaldan su hipótesis investigativa, y esto es una muestra de que las verdades científicas son realmente inacabadas. Recuerdo que, cuando inicié mi carrera en la Docencia Universitaria, hablaba de Plutón como un planeta del sistema solar, y lo repetí hasta el año 2006 , cuando la Unión Astronómica Internacional, establece los criterios para definir un planeta, quedando Plutón como un planeta enano, y no como el planeta que establece la Teoría de Galileo Galilei. A pesar de que muchos se oponen a este planteamiento, la verdad es que ya no debemos contar a Plutón como el noveno planeta del sistema solar.

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¿Es la ciencia seleccionada en círculos, por influencias o estatus?

Al parecer la historia está llena de situaciones que pudiesen decir que sí. Cuando Darwin postuló la Teoría de la Selección Natural, también Alfred Wallace planteaba la misma tesis, sin embargo solo Darwin es considerado como padre de la Teoría Evolutiva. El círculo de Viena incluso fue determinante en una época importante del positivismo lógico.

Definitivamente los cambios paradigmáticos siempre estarán ´presentes en la historia del mundo científico, y tal vez en algún momento se aceptará que la verdad puede presentarse inacabada y que es cambiante. La raíz del conocimiento, proviene de la Filosofía, y a pesar de ello, la rigidez científica, a veces duda en decir que es ella, una ciencia. Ojalá en algún momento de mi vida, los paradigmas cualitativos y cuantitativos se respeten, y se valore el papel de la ciencia, la filosofía y el arte, pues el todo se mantiene, como la suma de las partes.

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