El arte de recomendar un libro

in #blog4 years ago

Hay quienes dividen a las personas en dos grupos: los que leen y los que no; es decir, los que tienen el hábito de leer por placer y los que no lo tienen. Sin embargo, entre ambos extremos yo añadiría un tercer grupo, el de los que no tienen la costumbre de leer, pero quieren desarrollar el hábito.

Son personas que reconocen los beneficios de leer libros por el solo placer de leerlos (y no por obligación académica), pero a quienes les cuesta iniciar o culminar sus lecturas por alguna razón u otra; ¿cómo afrontan ellos ese problema? Apoyándose sobre quienes sí leen y pidiendo con honestidad: "recomiéndame un libro bueno". Pero lo de "bueno" es muy subjetivo y personal, sobre todo si se trata de opiniones entre una persona que lee con frecuencia y otra que no lo hace. Al igual que una persona que está aprendiendo a cocinar no puede comenzar con recetas muy elaboradas o procesos muy complejos, quien quiere adquirir el hábito lector no debería enfrentarse a ciertas obras difíciles. Para quienes quieren desarrollar esta costumbre y también para quienes se ven en la posición de recomendar libros, dejo acá algunos puntos a considerar.

¿Quién va a leer?

Parece una obviedad, pero hay quienes recomiendan libros desde su óptica o su experiencia, olvidando que es otro quien va a leer. Dentro de ese análisis de la otredad debemos considerar como una de las primeras características, la edad del futuro lector. No puede recomendarse el mismo libro a una persona de quince años, que a una de treinta, o a un niño de diez. De acuerdo, hay libros, grandes obras de la Literatura, que pueden ser accesibles a las personas sin importar la edad, pero son raras excepciones; lo normal es que las primeras lecturas que se recomienden, si se desea que el lector desarrolle un gusto verdadero por los libros, vayan acorde a la edad, no sólo por la madurez del individuo, sino también porque su desarrollo académico condiciona su capacidad lectora y de comprensión. En este punto también hay que analizar los antecedentes: ¿ha leído algún libro antes? ¿le gustó? ¿qué tipo de libro era? Puede ser una muy buena forma de orientación.

Gustos personales

Luego, tan importante como lo anterior, está el hecho de considerar los gustos de la persona ¿qué le gusta hacer? ¿le gusta ver películas? ¿qué tipo de películas le gustan? ¿qué tipo de historias le gusta escuchar? Porque aunque se trata de personas que no acostumbran leer, por lo general tienen una inclinación hacia las historias contadas en la radio, en el cine, o de boca en boca, que es lo que los impulsa a querer descubrir otras. Al afrontar un reto nuevo (leer) es bueno que se apoyen en algo familiar, conocido y placentero. Si es una muchacha que baila, se le puede recomendar una novela sobre Isadora Duncan; si es una mujer joven adulta a quien le gustan la cocina y las películas románticas, entonces se le sugiere La sonrisa de las mujeres de Nicolas Barreau, una historia amor que incluye recetas; si le gusta algún deporte, se le puede recomendar una biografía sobre algún deportista que admire, o algo como "Historias curiosas sobre el béisbol" (el título me lo inventé, pero es posible que exista un libro así). Con todo esto lo que se busca es la identificación del lector con su lectura, factor clave para que la termine.

¿Qué quiere leer?

Una vez una amiga no lectora, me dijo que quería leer Rayuela de Julio Córtazar. "¿Has leído algo de Cortázar?", le pregunté. Me confesó que no y entonces le sugerí que no comenzase su aventura lectora por ese libro. Rayuela es una joya literaria, pero no es una lectura fácil; su autor disfrutaba con los juegos literarios de fondo y de forma: hay un capítulo escrito en glíglico, un idioma inventado por Cortázar; otro, debe leerse interlineado para cobrar sentido; la novela trae un tablero de dirección indicando que hay por lo menos dos formas de leer la novela, resultando en historias diferentes; entre otras cosas. Todo ello puede ser placentero para quién disfruta la Literatura y tiene experiencia con ella, pero puede ser un incordio para un lector novel. Entonces, aunque hayan oído sobre ciertos libros que son muy buenos, hay que evitarles, en sus inicios, el Ulises de James Joyce, La Casa Verde de Mario Vargas Llosa, o las espectaculares novelas de José Saramago, quien no hace uso de los signos de puntuación, sólo la coma y el punto.

¿Qué puede leer?

Este es el último punto que ayuda a conectar los dos anteriores, porque también hay que considerar el factor tiempo. Si es alguien joven que sólo quiere aprovechar sus vacaciones de verano, puede disponer de tiempo para leer. Pero si es alguien que trabaja, o es alguien casado y con hijos pequeños, no tendrá mucho tiempo, o probablemente, al final de la jornada, sólo leerá un par de páginas antes de caer exhausto. Debe considerarse entonces el tiempo del que dispondrá la persona, porque si sólo va a poder leer tres páginas diarias de una novela de trescientas, pasará más de tres meses antes de terminar su libro, ¿querrá hacerlo? ¿o se aburrirá en el camino?
También acá se debe analizar si se puede establecer un puente entre posibilidad y deseo; es decir, entre lo que la persona quiere leer y lo que puede leer, o por dónde puede comenzar para llegar allí. Volviendo a la historia de mi amiga que quería leer Rayuela, le sugerí algunos cuentos de Cortázar, para que se familiarizara con su estilo y decidiera si en verdad quería, o no, leer una novela de más de setecientas páginas con el sello del Cronopio.


En resumen, hay que analizar: quién va a leer, sus antecedentes, gustos personales, qué quiere leer y cuánto tiempo dispondrá para saber qué puede leer. Recomendar un libro es una gran responsabilidad, porque muchas veces, de ese primer libro, depende que el recomendado se una, o no, al universo de los lectores. Una recomendación exitosa puede marcar una vida, tanto como una fallida. Tú que lees, ¿qué libros recomiendas normalmente a un lector novel? Los leo en los comentarios.

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