La imagen digital del día está hecha de acuerdo con mi propia imaginación y pensamientos. / ¿Una locura? / Escrito original de @theatrorve / Parte I

Este es un pueblo pequeño, ubicado en el interior de estas bellas tierras. Soy nacido acá. Con bastante orgullo soy hijo de agricultor. La economía familiar y de la mayoría del pueblo se basa en eso. Vivimos hacia las afuera del pueblo en una pequeña granja de mi familia, heredada de nuestros ancestros, que siempre se habían dedicado al cultivo de hortalizas. Nosotros seguimos con la tradición. En tiempo de cosecha, la mayor parte de la producción de nuestras tierras, siempre es vendida a las ciudades vecinas. Una pequeña parte queda tanto para la familia como para comercializar en el pueblo por otro tipo de productos.

Al lado contrario del pueblo existe un bosque a que toda la población dicta de mágico. Alguno lo catalogan de embrujado otros le achacan ser una malévola creación de los espíritus del mal. Se cuenta, como leyenda popular, que fue creado por una bruja como venganza por el mal trato que los habitantes del pueblo le han dado a la naturaleza. Se dice que todo aquel que entra en dicho bosque desaparece. Los pocos, muy pocos, que han retornado lo han hecho con un estado de demencia que lo aleja de grupo social.

Generalmente paso cerca de dicho bosque, algunas veces para ir a cierto lugar que lo amerita, otras veces con mis amigos de travesuras. Cada vez que lo hago siempre eh sentido un llamado desde el interior. Una voz dulce pero contundente que me invita a que entre en él. Muchas han sido las veces que me eh quedado estático escuchando aquella voz y generalmente siempre hay alguien que me saca de mi letargo devolviéndome a la realidad.

Las historias y mitos que hablan de aquel lugar son muchísimas en el pueblo. Generalmente son usadas para intimidar a todo aquel con intención de entrar en él, o simplemente para amedrentar a aquellos de mal comportamiento amenazándolos con tirarlos allí y que el bosque se encargue de ellos. Desde muy niño siempre eh escuchado aquellos cuentos y mitos. Cada vez esos relatos me intrigaban, e intrigan, más y más, llegándome a causar una gran curiosidad sobre aquel bosque mágico o embrujado. Cualquiera término implica algo desconocido.

Un día paseando con mi familia, recorríamos el límite del pueblo que colindaba con aquel bosque. Por descuido mío me aleje del grupo familiar y estando solo escuche aquella voz invitándome a entrar. En pleno trance, sentí que alguien estaba parado detrás de mí, en mi espalda susurrándome una pregunta.

• ¿La escucha verdad? ¿Escuchas la invitación que te hace la reina del bosque?

Al escuchar aquellas preguntas volví del trance y me gire para ver quien me hablaba. Allí estaba el, el demente del pueblo, con su ropa andrajosa y su mal olor. Barba y cabello largo, totalmente descuidados. Sus dientes deformes y podridos en aquella boca que emanaba aquel fétido olor. Sus ojos abiertos a lo máximo me miraban fijamente con forma de exclamación. Al sentir aquel hedor, retrocedí un paso. El estiro su brazo y tomando con su mano mi hombro izquierdo volvió a interrogarme.

• ¿La escucha verdad? ¿Escuchas la invitación que te hace la reina del bosque?

Sentía la fuerza de aquel agarre. Tan fuerte era que me queje un poco por el dolor. El al escuchar mi quejido, disminuyo la fuerza de aquel agarre hasta dejar de hacerlo.

• Disculpa – Me dijo – No quiero lastimarte. Por favor no me tengas miedo.

Al dejar de agarrar mi hombro retrocedió un paso y siguió hablándome.

• Veo por tu cara que también la escuchas.

Yo petrificado solo pude asentir con un movimiento de mi cabeza. El, al ver mi gesto, se sonrió mostrando su podrida dentadura. Continúo su conversa.

• Sí, yo también la escuche cuando era joven. La escuche tanto que un día me llene de valor y entre en aquel bosque. Fue algo realmente surrealista. No sé cuánto tiempo dure allí. Solo sé que en ese lugar tus sueños y miedos son los que te dominan. Tienes que saber manejar eso. El día que entres, porque sé que lo harás, necesitaras estar concentrado y no dejarte dominar por ellos. Sobre todo por el miedo.

Señalo el bosque. El semblante de aquel hombre demente se iluminaba con una extraña luz de nostalgia. Aquella expresión mostraba admiración y miedo al mismo tiempo. De repente se escuchó un fuerte grito. Gire mi vista y era mi padre quien corría hacia mi gritando y proliferando aquellas frases contra aquel ser parado frente a mí. Al llegar a mí, empujo al demente, tirándolo al suelo cerca de nosotros. Yo automáticamente me interpuse entre mi padre y el demente. Mi progenitor tenía la intención de envestir a aquel desafortunado ser que no vivía en nuestra realidad.

• Tranquilo él no me está haciendo daño. Solo me pedía algo para comer.

El demente se levantó del piso y dirigiendo su mirada hacia mí, grito.

• ¡No tengas miedo muchacho! ¡Entra! ¡Solo tienes que dominar tus miedos y no te pasara nada! ¡Vivirás tus sueños! ¡No seas tan cobarde como lo fui yo! ¡Que no quise volver a entrar! ¡Hazlo muchacho!

Con esa última frase, el demente salió en carrera hacia el pueblo, llevándose por delante toda aquel y todo aquello que conseguía en su camino. Mi madre llego hasta donde estábamos mi padre y yo y comenzó a hacerme un examen físico buscando algún daño que pudiera haberme hecho aquel ser. La tranquilice mostrándole que estaba bien y que no me habían lastimado.

Tenía yo doce años de edad cuando eso sucedió. Ese día marco mi vida. Al pasar por el bosque, entre la voz que escuchaba y las palabras de aquel demente, llenaban mi cabeza de preguntas e ideas. ¿Debería aceptar la incitación de aquella voz? ¿Debería seguir el consejo del demente? ¿Sería prudente vivir esa aventura? Esas preguntas y muchas más acosaron mis pensamientos durante mucho tiempo.