Concurso de cuentos #fotocuento - Semana 7: La ciudad de los espejos.

Desde que tengo memoria, veo mi ciudad natal como una ciudad de espejos. En ella se hallaban concentraciones de agua, que la madre naturaleza había forjado en el lento transcurrir de los siglos y otras, artificiales, producto de diseños urbanísticos que buscaban mantener en La ciudad de los espejos, su principal característica.

Los espejos de agua no eran los únicos que adornaban mi ciudad, grandes centros comerciales recubrieron sus paredes con paneles de vidrio y de espejos, los cuales recibían los reflejos del panorama circundante. Realmente, yo disfrutaba de ellos. Las hojas doradas de los árboles en otoño, la nieve inmaculada del invierno y los diferentes matices de verdes y los variados colores florales, de la primavera y el verano; se reflejaban en todos los espejos.

Cuando niña, ¡Oh Dios!, cuán intensamente vivía  ese festival de colores, reforzado por placenteras fragancias. ¿Qué sucedió? No hay recuerdos. Los pulidos paneles metálicos casi parecen espejos, pero en ellos se reflejan pocos colores. El gris se ha convertido en el color predominante. El gris de la mediocridad. El gris de la apatía. El gris sin estaciones...¿Cómo llegamos aquí? No hay recuerdos.

Las personas también tenemos estaciones, pero su paso varía en cada una. Algunos se quedan estacionados en una de por vida. Ese es otro gris que se dibuja en los pulidos paneles metálicos, pues los colores se van gastando y llegan al gris cuando nos detenemos mucho tiempo en una estación. María, siempre de blanco, desde que alcanzó el invierno se quedó sumergida en él. Williams, con su bata celeste, creo que va a estancarse en la primavera, pues su color comenzó a debilitarse.

Quiero abandonar estos paneles grises. Regresar a la Ciudad de los Espejos, tantos años después...¡Cúantos pasaron? No hay recuerdos.

Williams observaba en el monitor los movimientos  de Elba. Se expresa tan bien. Es tan bonita. Su detenido mirar los tabiques metalizados de  gris claro, su observar a los pocos pacientes que compartían el salón de actividades en ese momento. Su lenguaje es poético. Necesitaba penetrar en su mundo para sacarla de allí. De aquellas paredes grises, recientemente pintadas del Hospital Psiquiátrico.