Andripola y sus amigos | story

Mi hermana, la tercera en la camada, le dio las primeras nietas a Gladys, mi mamá, aun antes que los dos hermanos mayores. Demás está decir que esas dos hermosas niñas se convirtieron para mí, su tío, casi en hijas del amor que todavía les tengo.

Me encantaba contarles cuentos y ellas lo disfrutaban mucho. Entre los tres creábamos historias, yo como narrador y ellas con sus preguntas y propuestas pasábamos con bastante frecuencia, varias tardes a la semana volando con la imaginación.

Entre las historias y personajes que creamos estaba “Andripola y sus amigos”. Ella, Andripola, surgió una tarde casi noche en los que frente a la casa fue subiendo en el cielo una enorme luna llena.

Yo empecé preguntando, cómo sería subir a la luna con una cuerda, enseguida Glid y Zay, diminutivos de sus nombres se sentaron en mi regazo y nos enteramos pusimos vecinos chismosos a enterarnos de las aventuras de Andripola, la noche en que subió a la luna saltando con su cuerda.

Veran, lo que pasa es que la abue de Andripola, que era un hada madrina y nadie lo sabía, le regaló a Andripola para su sexto cumpleaños una hermosa cuerda para saltar, hecha con los cabellos que caían de las crines de 4 unicornios que la abuela criaba detrás de la cocina.

Andripola, dos días después de cumplir 6 años, en el parquecito que quedaba frente a su casa, se puso a saltar la cuerda y en cada vuelta llegaba más y más arriba, y más y más arriba y más y más arriba hasta que la luna se iba poniendo más de cerca.

Luego de unos doscientos saltos, Andripola salió de la atmosfera, (si porque las niñas de seis años saben que es la atmosfera y muchísimas cosas más), llegando al espacio apenas a tres metros de la luna, y agarró la cuerda que no sabía que era mágica y la lanzó alrededor de la luna para ir bajando hasta ella.

Y así fue como Andripola, que, sin saberlo, tenía una cuerda mágica, y una tarde casi noche saltando la cuerda, llegó hasta la luna con solo 200 saltos. Y colorín colorado, este cuento se ha terminado y el que no se pare se queda pegado.