Mi Faena Navideña – Hechura de Hallacas en Familia

¡Buenas tardes mis estimados y respetados lectores!

En esta oportunidad les quiero compartir una Prosa Poética que realicé a propósito de nuestra faena previa a la noche de Navidad. La jornada de hechura de hallacas. Espero sea de su agrado mi prosa.

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Mi Faena Navideña – Hechura de Hallacas en Familia

Como todos los años, al acercarse estas emotivas fechas,
todo parece una fiesta, parece una rutina interminable,
que algunos pudieran considerar, una reunión agradable.
Todos los años regreso, todos los años, al final, regresamos,
nos congregamos en la casa de mis padres, en la casa familiar.
Algunos limpiamos hojas, mientras que otros se ponen a amasar,
y con su arte milagroso, como expertos, redondos los bolos han de quedar.

Algunos lloran un poco, mientras que otros, tan sólo se ponen a bailar,
nos abrazamos de tanto en tanto, bebemos algo y nos volvemos a abrazar.
Parece como si no nos viéramos en años y sin embargo, nos vemos para navidad;
siempre allí, siempre con los viejos, con sus historias y recuerdos en la casa maternal.
Entonces nos organizamos para la faena, animados, comenzar,
Mis hermanas tienden la masa en las hojas de plátano del soasar
y con gran destreza quedan tendidas sobre el verde, listas para rellenar.

Los adornos de la hallaca, nos regalan la gama de colores, que engalanan el diciembre.
Mi Madre les enseña, mis hermanas las decoran; con aceitunas, pimentones y alcaparras,
los adornos sobre el guiso, exhiben formas muy curiosas como las de un lindo pesebre.
Yo amarro; como todos los años, me voy a casa de mis viejos con la ilusión de juntarnos,
con el mismo sentimiento del encuentro fraternal, del reencuentro paternal, del reencuentro filial.
Y todos los años lo hago, mientras mi padre y mi hermano, están juntos atizando la candela,
donde pronto irán a parar las hallacas que yo amarro en mi dulce faena navideña.

Y así, entre cantos de karaoke, con alegría festejamos la jornada más hermosa,
que nosotros disfrutamos cada año que venimos a la casa maternal.
Todos los años es lo mismo, pero cada año, ya no es tan igual, ya no es tan jovial,
hemos crecido tanto, que ahora hay muchos nietos en la casa maternal.
Nosotros hemos cambiado, ya no somos los niños de Mamá y Papá,
yo, el mayor de mis hermanos, el primogénito de mis amados viejos,
encuentro el momento perfecto para comer con ellos, una hallaca que acabo de amarrar.

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Les deseo en esta víspera de Navidad, salud, unión y felicidad; son los sentidos anhelos de su amigo, José M. Lausar.

Un fraterno abrazo para todos.

Todas las fotografías son de mi autoría y fueron tomadas con mi teléfono celular Samsung Galaxy S Duos, exclusivamente para esta publicación el día de la elaboración de la hallacas.

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