La tienda Cap.1 (El amigo fiel 3ª parte)- Texto original

in #spanish7 years ago (edited)

Casi

había anochecido, la electricidad no funcionaba debido a un corte en el suministro de la central y apenas se podía ver de no ser por los incendios ocasionados por las bombas. La lluvia hacia casi imposible moverse por todo ese barrizal de maltrechos caminos, las calles estaban desiertas y no se veía ningún alma.
Robert contemplaba incrédulo desde un repecho, del que él se pensaba a salvo, lo que un día fue una gran ciudad, la devastación y el horror que estaban causando los alemanes a las órdenes del Führer por sus ansias de conquista. No daba crédito.
-¡Hola! - Gritó Robert-.
-¿Alguien puede oírme? -Mientras seguía escuchando aquel sollozo, aunque ahora con un poco más de intensidad-.

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Había logrado cruzar la calle sin ningún percance y desde donde estaba, observaba la entrada del subterráneo donde se encontraba el refugio. Se sentía con fuerzas al saber que su mujer y su hijo estaban a salvo, aunque en un momento de debilidad pensó en que seria de sus hermanos y sus familias, ya que sus padres ya estaban fallecidos.
-No... -Espetó.- No es momento de preocuparme de ellos, tengo que encontrar al bebe.
Salió del escondite que había encontrado y se dirigió hacia lo que quedaba de entrada de aquel edificio. Estaba maltrecho pero seguía en pie, cogió un encendedor que tenia que le regalo su padre cuando era mas joven, aunque el ya no fumaba, lo llevaba siempre con el a todas partes, ya que era el único recuerdo que tenia de el y poseía un gran valor sentimental y aparte de toda esa nostalgia, en ese momento le vino de maravilla para poder moverse por esos oscuros pasillos. Quizá fuera su padre una vez más, al que tanto quiso Robert, echándole una mano desde el más allá sabiendo que un día le haría falta, para algo más que encender esos cigarros de tabaco de liar que tanto le gustaban en su juventud y de los que tanto renegaba Robert padre, porque para el eso no era fumar, para fumar se tenia que hacer en pipa y lo demás eran tonterías de los jóvenes que no sabían lo que decían.
-Viejo gruñón... -pensó, mientras se adentraba en aquel edificio-.
Por unos momentos perdió el hilo del sollozo pero lo volvió a recuperar a medida que subía las escaleras que le llevaban al primer piso.
-Menos mal que he rellenado el encendedor esta mañana...-se dijo.

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-Papá, siempre te querré... –pensó-

Tenía que apagar de vez en cuando el mechero porque se calentaba mucho y no lo podía sostener. En cuanto subió, se dio cuenta que en la primera planta estaba parcialmente derrumbado el suelo y que era en la dirección que debía tomar de dónde venia el llanto del niño. Era bastante peligroso pero llegado a ese punto sabia que no se iba a tirar atrás, no lo podía permitir.

-¡Lo voy a conseguir vamos! -Mientras caía algún cascote del suelo a la planta baja-.

Se pegó a la pared de la que parecía más segura a simple vista y avanzó despacio sin pausa, respirando hondo, era una situación difícil pero Robert era un hombre valiente y consiguió avanzar hasta dónde parecía un suelo más seguro y reforzado. Estaba a unos diez metros de esa habitación y cada metro que se acercaba se hacia mas intenso. La puerta estaba desencajada y tuvo que forzarla a empujones. Una, dos, hasta tres veces tuvo que golpearla para liberarla cuando por fin...
No quedaba casi nada de la pared de enfrente de la puerta, era como si hubiese volado.

-Que extraño... -se dijo-

Tanto esfuerzo y al otro lado el vacío. Se intuían las formas de varios objetos por la luz que desprendían los incendios de alrededor y penetraban por ese hueco tan gigantesco. Se apreciaba lo que era una cama, una pequeña mesita y unas sillas destartaladas y lo que quedaba de un armario en trozos por los suelos, pero ya no escuchaba nada.

-¡¡¡Hola!!! ¿Dónde estás? –preguntó... Seguía sin escuchar nada-.

Al empujar la puerta tuvo que apagar el encendedor así que algo nervioso y triste pensando lo peor, que había llegado tarde, fue la primera vez que sintió pánico y le pudo la situación. Comenzaron a sudarle las manos, el corazón se le aceleró, sacó el mechero del bolsillo y se dispuso a girar la ruedecilla con la yema de los dedos como tantas otras veces había hecho para encenderlo, pero esta vez el sudor le impedía hacer chispa. La giró una y otra vez hasta que de repente... Se escuchó un terrible estruendo seguido de una luz cegadora y Robert cayó fulminado al suelo.

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Por si quieres empezarla desde el principio te dejo los dos primeros capítulos, saludos y gracias por leerme.

https://steemit.com/spanish/@greensky/la-tienda-cap-1-el-amigo-fiel-1a-parte
https://steemit.com/writing/@greensky/la-tienda-cap-1-el-amigo-fiel-2a-parte-texto-original

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Hola @greensky te invito a que veas mi ultimo post para que te unas al grupo de whatsapp

Gracias por el comentario, un saludo

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