Desarrollo Personal

La vida hay que pensarla, no se construye con improvisaciones ni con momentos fortuitos que la van jalando cada día. Y cuando digo hay que pensarla no estoy diciendo que es solo para gente que se cree inteligente o aquellos que han ido a la universidad, no, porque conozco muchos que gozan de diplomas y tampoco la piensan. Cuando hablo de pensarla me refiero a planificarla, a ponerle creatividad para sacarla adelante y no esperar que todo caiga del cielo.

No estoy de acuerdo con la gente que

gasta el tiempo lamentándose por lo que no tiene o vive añorando situaciones del pasado que pudieron hacerla exitosa o con aquellos que se dedican a envidiar lo que tienen los otros o hablando mal de los vecinos, criticando y chismoseando todo lo que hacen. Si, en vez de eso utilizaran su habilidad mental para generar ideas, se beneficiarían más y abrirían un mayor espectro de posibilidades para elegir los mejores caminos que le permitan obtener mejores resultados.

Ahora bien, las ideas que nos permiten avanzar en la aventura de la vida se deben generar con la certeza de que aportan algo positivo para su desarrollo y el de los que nos rodean, sin dañar a los otros, siempre generando posibilidades de crecer. Esas ideas deben tener viabilidad para que no seamos solo soñadores; deben trazar metas y objetivos específicos.

Una vida pensada es una vida organizada que permite obtener resultados positivos y gratificantes.