Personajes urbanos: "Rulo, el carnicero"
Su nombre era Rolando, pero en el barrio le decíamos Rulo. A Rulo lo conocí cuando me mudé a la zona oeste, una primaveral tarde de octubre.
Mi vecino tuvo la deferencia de presentarse con una ágil interacción de no mas de 10 segundos, para luego informarme, durante al menos treinta minutos, respecto de las "virtudes" de Rulo y su carnicería, que presumía de ser la mejor de la zona y alrededores.
En cuanto fui "liberada" de la bienvenida vecinal me dispuse a la tediosa tarea digna de toda mudanza.
Al terminar comencé a sentir un hambre propio de un oso pardo, algo que no era normal en mí, pero claro, antes tampoco me había enfrentado, durante horas, a la tiránica tarea de levantar y acomodar muebles y artefactos varios.
Luego de pensar que bien me habría resultado ser minimalista en aquella época, me dirigí en una carrera desenfrenada hacia la carnicería de Rulo.
Al llegar, lo primero que llamó mi atención fue la pulcritud del lugar, recuerdo especialmente el delantal blanco de Rulo, impoluto, cual colegial en su primer día de clases.
Saludo con un "buenas tardes, ¿que tal?". Rulo me mira con un dejo de intriga e interés, y rápidamente me responde
-Buenas tardes, usted debe ser la nueva.
Asentí con un sutíl movimiento de cabeza y media sonrisa, no sin antes advertir lo rápido que circulan las novedades en ese lugar y también, que al parecer, la carnicería de Rulo era una especie de foro donde se discutían las cuestiones del barrio, las importantes y las que no lo eran.
Intenté expresarle de mil maneras distintas mi cansancio y firme propósito de tomar mi trozo de carne, y encomendarme al sueño de los dioses hasta el día siguiente, pero cualquier esfuerzo resultó en vano. Rulo primero tenía que hacer referencia a cada personaje del barrio, y darme un descriptivo relato de su historia de vida. Debo decir que lo hizo de una manera amena, casi de tertulia.
La precisión de francotirador en sus cortes y la simpatía innata, hacían de Rulo un profesional de marketing y ventas, sabía cuidar muy bien a sus clientes, auque más que clientes eran familia, transmitía su pasión por el oficio naturalmente.
Nuestro Rulo siempre tenía preparados los pedidos especiales, el piropo adecuado, y la palabra amigable.
Hoy a decidido jubilarse, bien merecido lo tiene, pero aquí, en el barrio y toda la zona oeste y alrededores, nos vamos a quedar un poco huérfanos.
Fuente
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Mil gracias @repollo, a seguir trabajando para aprender y mejorar día a día, abrazo!
Hay personas que son tan carismáticas que dejan una marca irreemplazable en su ausencia, gracias por compartir tan bonita historia.
PD: ¿Has hecho lo de byteball? Es una oportunidad para ganar dólares tras solo descargar y seguir unos pasos, sino lo has hecho, acabo de hacer un tutorial que puede ayudarte :D
Hola @Pabloptimista que lindo que te haya gustado la historia.
No he hecho lo de byteball, paso por tu blog, gracias😀
Tienes una manera muy franca de contar las cosas, eres genuina y eso se aprecia. Saludos
Muchas gracias @syllem por pasarte por aquí y dejarme tan lindas palabras, abrazo!
Definitivamente hay quienes dejan una huella en nosotros. Sea en cualquier área en que esté, una persona que con dedicación haga su labor, quedará grabada en el corazón de quienes tuvieron la dicha de conocerle. Emotivo post @vidanomada :)
Muchas gracias @melaprod, el amor y pasión en las cosas solo puede dejarnos buenas experiencias. Gracias por pasar por aquí, abrazo!
Muy bueno...todos tenemos algún Rulo en la vida...gente linda que se hacen apreciar a pesar de no ser ni familia ni amigo...
Totalmente, chin chin por todos los Rulos que andan por ahi😁, gracias por pasarte por aquí, abrazo!