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in #writing6 years ago

Es común concebir al conocimiento en torno a la tierra como una forma de expansión del mundo. Para muchos, y siguiendo la expresión acuñada por Derrida, falogocentrismo, a mayor penetración, a profundidad, es posible obtener su verdadero sentido. Si bien ciertas personas consideran equivalentes ambos términos, la tierra y el mundo acontecen como dos categorías discrepantes. Provisionalmente se podría decir que mientras la primera indica a la naturaleza, la segunda refiere a la experiencia humana y el sentido. Pero, ¿cómo es posible tal ensanchamiento? ¿cómo penetramos en la facticidad? Para alguien como Gustav Bergmann, conocido por acuñar a mitad del siglo XX la expresión filosófica el giro lingüístico, la infiltración sucede de una manera simbólica, en el lenguaje. Es fundamental comprender la multidimensionalidad y perenne movimiento del desarrollo lingüístico. Un mismo objeto o situación es pronunciado de una manera por el lenguaje científico y de otra, inclusive totalmente opuesta, por el poético. La lucha por la legitimidad de las proposiciones es una condición de la existencia. Desde el hágase la luz bíblico hasta el Big Bang, los enunciados han estado sujetos a creencias y críticas modulando nuestra experiencia en la tierra. El lenguaje es mucho más que un artefacto. No es un instrumento para dar cuenta de lo fáctico, es el mundo donde adquiere sentido la existencia. Gadamer, citado por su biógrafo Grondin, considera el lenguaje como una experiencia comunitaria, estamos inmersos en el propiciando el encuentro con la otredad. El lenguaje mundo es perennemente constituido, no es un sujeto anónimo, es el juego donde todos participamos.

La implicación lingüística surge como una preocupación para quienes consideran el sentido como la búsqueda por la esencia. Acompañados por el joven Nietzsche de Verdad y mentira en el sentido extramoral nuestro lenguaje no son más que expresiones que remiten unas a otras: no existe el núcleo para no olvidar la penetración profunda derridiana. Una magnífica estampa del predominio de la vinculación nietzscheana, así como de la experiencia comunitaria gadameriana se encuentra en la constante actualización de las expresiones en el mundo de la vida cotidiana. En el caso caraqueño del siglo XXI la expresión hermano mutó al infantil mano, para luego transitar a manao, manivela y Manaure entre otros. El mio se transformó en el mine, el micro y el microwave. Cada expresión adquiere sentido en un contexto particular existiendo en una suerte de vaivén referencial e idiomático. La implicación activa de la otredad recalca la multidimensionalidad del lenguaje. El lenguaje informa, acentuando la parte formativa, y comunica, promoviendo la posibilidad dialógica. El reajuste lingüístico se muestra de igual manera en el paso del tono a la escritura. La palabra escrita además de permitir la información y comunicación fuera de la relación cara a cara, posibilitó la incorporación de las proposiciones imaginarias. En la actualidad el desarrollo tecnológico le otorga a la imagen un papel protagónico en la construcción del mundo. La con formación es pluridimensional: circula tanto en la palabra como en la imagen y tres de sus manifestaciones populares, el emoticón, el meme y el GIF, graphics interchange formats. Es posible definir nuestra era como la de la con fusión cultural. La estimulación de la información trae consigo porosidad, una constante fusión en y con la otredad. La fusión no posee filtros, involucra lo popular masivo, estereotipos, idealizaciones y prejuicios creando una multiplicidad de narraciones que manifiestan el papel fundamental del imaginario y la memoria colectiva.

Una característica particular de la web 2.0 se encuentra en el paso de la cultura observacional a la actividad constructiva colectiva. La producción de contenido se ha democratizado y con ello la web lentamente se ha transformado en la cara actual de la opinión pública. El interés por la opinión se muestra a la perfección en el ¿qué estás pensando? de la plataforma social Facebook. El llamado no discrimina, invita a compartir la intimidad desde la seguridad que otorga la relación mediada por la pantalla. La libertad que encuentran muchos en tales plataformas expanden el mundo pero a un costo significativo. La inmediatez de la publicación, aderezada por la búsqueda por la viralización, agrietan el discernimiento así como la posibilidad de la edición: nada más común que aquel tweet que da en el clavo con un error ortográfico y no obstante, es retuiteado masivamente, sin asco. Otra cualidad importante de la web radica en la atemporalidad que consiguen ciertos contenidos. Lo que se cuelga allí permanece lúgubremente colgado, listo para resurgir en cualquier momento potencialmente descontextualizado. La democratización ocurre de igual manera con los mecanismos de captura de la realidad. Grabadores de voz y cámaras fotográficas forman parte estructural de la tecnología celular aupando las probabilidades de formar parte de la memoria colectiva tanto en el papel de productor como producto. La existencia en siglo XXI es susceptible a memetizarse: obtiene la cualidad imaginaria y con ella, similar a la obra de arte, una vida propia. La vida de Gavin es una muestra magnífica de tal posibilidad, sus reacciones naturales, publicadas inicialmente en los Vines de Nick Mastodon, funcionan actualmente para muchos como expresión de sentimientos tales como confusión, duda o falta de fe. La propensión a participar activamente en el incremento informativo con poca atención al discernimiento influye en la propagación de otro fenómeno en boga, los fake news. Curiosamente la reproducción irreflexiva de conocimiento en la virtualidad expone espléndidamente la fragilidad de la realidad así como el papel activo de las personas en su confección.

Desde una perspectiva sociológica, específicamente la de Bauman, el mundo denota liquidez. El feudo esencialista ha perdido la hegemonía cediéndole el protagonismo a otras posiciones tales como la funcionalista, la relacional o la simbólica, las cuales para ciertos intelectuales constituyen síntomas evidentes del tránsito de la modernidad a la posmodernidad. La fugacidad caracteriza el cambio de siglo demoliendo unidades tradicionales de la concreción tales como el otrora self. En El yo Saturado, dilemas de identidad en el mundo contemporáneo el doctor en psicología Kenneth J. Gergen amplía la tradición constructivista que emana del trabajo de Berger y Luckmann en el ya clásico académico La construcción social de la realidad. El psicólogo norteamericano plantea la metáfora del collage como la expresión del yo posmoderno donde la constante fusión informativa y con la otredad es prácticamente la regla. Es muy importante apuntar como la con fusión cultural es voluntaria así como involuntaria. La construcción del yo sucede tanto para mi como para los demás en un acto que si bien puede parecer recíproco, ocurre en muchos casos sin nuestro consentimiento o conocimiento. Es posible entender el poder constructivo de la otredad desde la perspectiva de Alfred Schutz y los significantes intrínsecos e impuestos tal como es expuesto en su ensayo El ciudadano bien informado, ensayo sobre la distribución social del conocimiento En ciertos casos nuestro yo se enfrenta a una construcción social de la cual no hemos formado parte activa, el yo es impuesto desde la interpretación de nuestra conducta. La actividad de la otredad influye directamente en el self por lo cual se desarrollan estrategias defensivas para su presentación pública. Las tácticas consiguen su forma en la idea de los roles, pautas de acción las cuales logran su sentido en un contexto determinado.

La presentación del self demanda en la contemporaneidad un constante esfuerzo por no decir eterno. La confección se nutre de la tradición, la cual vale acotar es igualmente una construcción de la otredad. En su faceta instrumental las estrategias y los roles otorgan comodidad y certeza, una presentación afortunada se fundamenta en la acumulación de recursos adecuados así como en el estudio minucioso de conductas y contextos concretos. La tradición se transforma en las coordenadas de la cotidianidad, robusteciendo al nosotros desde lo popular masivo. En lo popular masivo muchos consiguen no sólo las expresiones adecuadas para continuar su rutina, logran constituir una parte activa en el acrecentamiento de la memoria colectiva. A través de lo popular es re tematizado el acontecer, el imaginario colectivo es tan flexible como las sociedades estén dispuestas a jugar en el. La apropiación informativa posee ciertas dimensiones delicadas. Aunque el ensanchamiento de la actividad constructiva define a la web 2.0 la observación ha adquirido ciertas cualidades las cuales, desde una perspectiva conspiranoica, deberían encender las alarmas. Los productores de contenido son insistentemente observados por las propias plataformas que les ofrecen su espacio para producir. La observación no consentida fue encarada por primera vez en la Unión Europea el 2011 con The cookie law, un mecanismo legal que demanda a las páginas web notificar a sus usuarios sobre la extracción de información con fines promocionales, publicitarios o análisis de uso. Los cookies son pequeñas unidades de memoria las cuales garantizan la mejor experiencia de navegación en un sitio. Si bien la mejor experiencia se basa en la personalización de la información los cookies identifican la conducta de los usuarios haciéndolos vulnerables a sugestiones políticas o publicidad dirigida.

La implicación formativa de la otredad allana el camino a la existencia plenamente reactiva. La comodidad de lo hecho es cada día más avasallante formulando para algunos la vida con el menor esfuerzo como la auténtica meta de la existencia. Lógicamente la supremacía del consumo no significa la supresión total de la producción. Retomando La construcción social de la realidad es posible comprender la cualidad reactiva como el resultado del olvido del papel protagónico que tiene cada quien en el desenvolvimiento de la realidad. Se le confieren atributos inherentes al entorno, desconociendo el sentido como una actividad singular. Sin tomar tal posición extrema se podría matizar el olvido por concesión. La web 2.0 estimula la comunicación a través de un conjunto de herramientas para el desenvolvimiento de la estrategia en la presentación del self. Dentro de este grupo de artefactos el GIF exhibe ciertas cualidades interesantes. Al tomar el papel de respuesta comunicativa la gestualidad se coloca nuevamente en la palestra forzando el retroceso de la escritura. La inmediatez existencial demandada por la era involuntariamente faculta el regreso de la oratoria y la subjetividad, el mensaje aún continúa siendo primordial pero la manera en que se manifiesta consigue significatividad. La disposición 24/7 de producción audiovisual, tanto profesional como amateur, cómodamente seccionada promueve la concesión de la emotividad. ¿Para que buscar palabras cuando alguien ya se ha expresado mejor de lo que uno cree que es posible hacerlo? La apropiación del otro acontece como una regurgitación de la industria cinematográfica y la cultura de la TV. Similar a los niños venezolanos que al estar expuestos a canales de televisión doblados al castellano mexicano hablan mexicano, algunas personas sólo pueden comunicarse desde la despersonalización.

Para ciertos intelectuales, asumiendo una posición abiertamente derrotista y conservadora, la creciente presencia imaginaria supone la claudicación de la palabra. Dentro de la comunicación digital, producto de la tecnología móvil y lo efímero de nuestra era, existe inclusive una expresión que da cuenta de ello. TLDR (Too Long: Didn't read) es tomado por un indicador indiscutible de la supuesta pérdida de la poética que define a la generación digital o millennial. El sometimiento de la palabra consigue otro curioso aliado en la reducción de las comunicaciones telefónicas las cuales manifiestan la supresión del tono personal. El arraigo en la mediación dota de seguridad al yo en la interacción, la despersonalización o reducción de la interacción cara a cara permite la desaparición social o íntima sin justificación en un proceso conocido como Ghosting. El lenguaje mundo es compartido y recreado imaginariamente elaborando el nosotros a través del consumo cultural. Una magnífica muestra de tal construcción se encuentra en como ciertas personas consiguen sentido a su existencia en publicaciones superficiales tales como Only 90s kids will remember. A partir de la conjunción subjetiva de objetos y situaciones muchos identifican satisfactoriamente a una generación en un ejercicio además voluntario. La acumulación de información en la web 2.0 expande otro atributo particular de nuestra era, la nostalgia como mecanismo que asegura la identidad y determina aceleradamente la producción cultural actual. Antes era mejor en conjunción al No Future de los Sex Pistols es reproducido masivamente, de la mano del crecimiento tecnológico pareciera que los millennials quisieran detener el tiempo para vivir en una suerte de eterno presente tomando prestada la expresión del paladín de las tribus urbanas, Michel Maffesoli.

Indudablemente la vida demanda constante interpretación. De la mano de Vattimo y Zabala en Comunismo hermenéutico es posible apuntar como la misma trasciende la contemplación y supuesta inactividad que la corriente heroica marxista le ha adjudicado. Toda interpretación es una transformación del lenguaje mundo, contrario a la comprensión catequista de la tesis número once de Tesis sobre Feuerbach. Por otro lado, lo cual representa para ciertas personas otra faceta de la debacle de la modernidad, la comunicación actual prescinde voluntariamente de la totalidad del relato y la certeza de la profundidad falogocéntrica. La cultura fragmentaria determina paulatinamente el consumo en la contemporaneidad: capítulos por libros, canciones por álbumes, escenas por películas. La disposición de recursos manifiesta el ahorro comunicativo que define con claridad a las interacciones mediadas. Se puede comprender la solvencia instrumental desde la posición de Blumenberg en Teoría del mundo de la vida y la delegación de la actividad. La vida en sociedad se realiza en la concesión, incluyendo la de disposiciones singulares como la curiosidad o el temor. El sustento gráfico del emoticón y el GIF favorecen la catalogación de las emociones, agregando una capa interpretativa contextualmente efectiva. La imagen pasa del papel complementario al protagónico, la cultura popular masiva coloniza el mundo de la vida cotidiana encuadrando las formas expresivas de la opinión pública (No lo sé, Rick). El desprendimiento de la totalidad del relato es igualmente una relegación de la singularidad así como un inevitable aplanamiento emocional. A través de la imagen prestada es posible narrar una situación personal eliminando la particularidad del acontecimiento. Podría decirse la misma cumple el papel ilustrativo demandado desde el siglo XIX donde prima la forma sobre el contenido, la re presentación sobre lo representado.

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Gracias por compartir tus reflexiones sobre el lenguaje y la influencia de las nuevas tecnologías. Tocás varios temas de suma importancia y con argumentos de gran nivel intelectual.

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