Esa es la premisa de cada uno de nosotros, por las experiencias vividas cuando llega diciembre y mamá dice: Hoy todos vamos a preparar las hallacas.

Momentos de alegría, de algarabía, donde se reúne la familia y amigos muy allegados. Todos compartiendo y colaborando de una manera u otra. Recuerdo que las primeras hallacas las hacíamos en casa de mi tía Betty, se hacían el 1ero de Diciembre, y ese día se ponían los adornos, el arbolito y el pesebre (ya se había pintado la casa).

Todos teníamos tareas que hacer, pasábamos el día entero en casa de la tía, se reunían todos los hermanos (mis tíos), los primos, se hacía un arroz con pollo, ensalada y unos sandwichitos de pescado (receta familiar). Siempre había que salir a buscar algo que se acababa o que se había olvidado. Mi padrino prestaba la casa para que los 24 y 31 nos reuniéramos todos en familia.

Ese día se hacían muchas hallacas, si mal no recuerdo se hacían casi las 200 (sin temor a exagerar) ya que al terminar, cada uno se llevaba unas cuantas para su casa, quedando las de la cena de navidad y fin de año.

Recuerdo muy bien que habían servidas en las mesas muchas nueves y avellanas, pasitas, aceitunas, sandwiches de pescado (me encantan), también muchos dulces, chocolates, caramelos, chupetas, mani, tostones, pepitos, chicharrones, entre otros más. Y dentro de las costumbres familiares, siempre había Pan de jamón preparado por nuestros tíos, y una torta navideña, que era como un bolo, una especie de torta de chocolate con frutas, muy buena y deliciosa. También recuerdo unos panecillos rellenos de crema de maní y otros de chocolate, (de ahí vienen parte de mis vicios, ja ja ja ja ja )

Y todo esto lo disfrutábamos en familia, se hacía en equipo, donde todos colaboramos, opinamos, reímos, y aunque a veces hasta discutíamos por que alguien no estaba haciendo las cosas como era, pero siempre unidos, siendo la gran familia que somos.