Beneficios del PNL para la salud física y mental
Beneficios del PNL para la salud física y mental
No es ningún secreto que nuestra salud mental y física están estrechamente ligadas. Por ello desde las estrategias que presenta la PNL podemos reorientar nuestra manera de ver las cosas y mejorar nuestro bienestar a todos los niveles.
Objetivos de la Programación Neurolíngüística
Si afirmamos que la PNL puede aportarnos beneficios en diferentes aspectos de nuestra vida se debe a que sus objetivos van orientados en esa dirección:
Por un lado, la PNL pretende ayudar a las personas a salir de las situaciones que no tienen aparentemente salida, es decir, ayudarles a transformar el entorno en variables de decisión. De esta manera podrán corregir sus representaciones cognitivas, haciéndolas más útiles y cercanas a la realidad y ampliando sus posibilidades de elección en la vida. Las correcciones cognitivas concretas que se han mencionado tienen que ver con las determinadas situaciones o problemas a los que se enfrentan las personas, es decir, el uso de un adecuado control cognitivo del comportamiento y su aplicación hará que puedan conseguir su meta. Por tanto, este objetivo trata de corregir las dificultades que existen en las personas y las dificultades con las que se pueden encontrar en el futuro.
Por otro lado, también incide en las habilidades y estrategias de comportamiento eficaces que se observan en determinadas personas. Por ello es necesario que éstas se descompongan en una secuencia, de manera que se puedan observar y así pueda trasladarse tal secuencia a otras personas, es decir, que aprendan el patrón de habilidades de excelencia que tienen algunas personas para que otras las aprendan y puedan así conseguir sus metas. Otro modo, en relación con este segundo objetivo, es tener en cuenta que cuando una persona ha desarrollado una estrategia eficaz, en un determinado ámbito, ésta se puede trasladar a otro contexto de su vida.
Al fin y al cabo, la PNL persigue ampliar las posibilidades de elección de las personas, mediante la adquisición de nuevas competencias y corrigiendo los problemas que puedan ir surgiendo.
Ganar confianza en uno mismo
Para tomar este camino de nuevas competencias y mejores decisiones, que puedan revertir en una mejor salud mental y física es importantísimo empezar por reforzar nuestra autoestima.
La autoestima parte del respeto hacia la propia persona con sus fuerzas, sus debilidades y sus capacidades. Es un sentimiento relacionado con la valía personal, es decir, con tener un significado y ser valioso. La autoconfianza es importante, ya que quien puede confiar en sí mismo, reposa en sí mismo, está satisfecho con su vida y es feliz. Algunas personas se quejan de falta de autoconfianza, autoestima, sentimiento de valía y de seguridad.
Cada persona dispone de las fuerzas que necesita, todos los recursos de los que dispone una persona se componen de la suma de los elementos que subyacen a las experiencias: las percepciones. Así, hay personas que piensan que no tienen suficiente paciencia, pero ¿quién puede decir que nunca, en ningún momento, y durante ningún segundo, ha dispuesto de tal recurso? Cada persona lleva consigo los recursos, lo que sucede es que no los percibe. Casi todo el mundo ha experimentado alguna vez cómo en una situación extrema o bajo una gran presión ha tenido fuerzas y capacidades desconocidas. De lo que se trata ahora es de poder aprovechar al máximo los recursos personales sin esperar a que aparezcan estas situaciones límite.
Tener poca autoconfianza es tener una imagen de sí mismo en la que falta algo importante: la confianza. Cada persona tiene una imagen que interpreta como referencia para su valoración personal; esta imagen se forma de una combinación de imágenes, sonidos, movimientos, sentimientos, etc. puede ser una imagen auditiva o táctil, no necesariamente tiene que corresponder a una imagen visual estática. Es importante obtener una imagen positiva de uno mismo para aumentar la autoconfianza, para ello, se proponen una serie de pasos:
Visualizar la imagen actual de uno mismo de forma asociada: construye una imagen de ti respecto a cómo te percibes, prestando atención especialmente a la percepción de tu cuerpo, tu postura, o los comentarios en los que te describas verbalmente.
Visualizar la imagen de forma disociada: En este paso nos distanciamos de esa imagen, salimos de ella y nos observamos cómo una persona ajena: ¿cómo te ves a ti mismo? (como si fueras un hermano o hermana gemelos) ¿Qué diferencias observas con la imagen del primer paso?
El tercer paso es visualizar una “copia” de la imagen propia disociada y modificar positivamente aquellos aspectos que sean menos agradables. Luego comienzas por conseguir que tu imagen sea más agradable aún, experimentando durante un rato hasta que no encuentres nada más que pueda hacer la imagen más agradable.
El cuarto paso es incorporar la copia modificada de nuestra imagen disociada a la imagen asociada, es decir, hacer que la imagen que hemos creado sea la nuestra, la que nos defina.
Con todo ello, mejorando nuestra confianza, entendiendo que tenemos el potencial para hacer aquello que nos proponemos y llevándolo a la práctica, veremos cómo además de cumplir con objetivos concretos, nuestro bienestar físico y mental también sale beneficiado.