Mi primer post. Esta es mi presentación personal. Gracias por hacerme parte de esta comunidad

Hola a todos los "Steemers". Me gustaría empezar dándoles una breve descripción de mi persona y así darles mayor información sobre mi. En primer lugar mi nombre es Gibson Marval, soy venezolano, tengo 39 años de edad, tengo una hija, soy casado y así como dice mi perfil de twitter (@ingléstotalgm), por si acaso quieren seguirme por allá también, soy padre, esposo, profesor, entrenador, licenciado en tecnología de alimentos, me gusta el cine, la cocina, enseñar a los más pequeños de la casa, me gusta emprender, me gusta estar siempre alegre, creo que todo se hace mejor con una sonrisa.

Por otro lado, estoy trabajando en un proyecto de página web (fitquarter.com). Allí doy consejos de salud, fitness, cocina y más. Además, escribí un libro de cocina (Cocina para ti y para mi), una de mis metas y actualmente estoy trabajando en un libro titulado "El monstruo de Dios", que luego les contaré de que se trata.

En mi vida, he pasado por diferentes facetas profesionales, he trabajado en muchas cosas, pero creo que el futuro está en la interconexión digital y el desarrollo de proyectos digitales.

Quisiera contarles un capítulo que marcó mi vida y así cada uno de los que leen este post, podrán conocer más sobre mí y tal vez se inspiren a seguir adelante, la cual está relacionada con una de las facetas de mi vida.

Para muchos, cocinar puede a veces convertirse en una tarea difícil,  extenuante y hasta peligrosa, porque queda claro que a la hora de preparar una que otra receta, siempre estamos propensos a que suceda algún inconveniente que nos desmotiva a continuar, sin saber que puede ser una actividad plena, divertida y hasta satisfactoria; porque no hay mayor recompensa para un cocinero que, después de pasar horas planificando, midiendo, pesando, cortando, agregando, sazonando, removiendo y sirviendo, llegue la felicitación de los comensales, quienes en muchos casos, devoran las preparaciones con la mayor avidez, pero que de igual forma te lo agradecen y que en mi caso particular, esa felicitación me ha servido de estímulo para seguir adelante con esta fascinante profesión.

Pero este conocimiento sobre gastronomía no llegó a mí de la manera que todos pueden pensar, atravesando por varias escuelas de cocina o viajando alrededor del mundo, lo cual considero que es una de las mejores vías para llegar a ser un gran Chef. Pero así como existen personas que pueden cumplir con todos estos requisitos, existen otras que, por alguna u otra razón, no lo han podido lograr, pero que indiscutiblemente llevan arraigado dentro de sí ese amor por la buena cocina. Personas que preparan platillos en casa para sus familiares o que son dueños de su propio puesto de comida, individuos que tal vez no manejan los términos culinarios apropiados, pero que poseen gran capacidad para la preparación de diversas recetas. 

En mi caso particular, yo no llegué al mundo gastronómico porque lo ansiaba desde la juventud, ni muchos menos lo descubrí en aquellas tantas oportunidades en las que mis padres me hacían esa fatídica y comprometedora pregunta: ¿Tú qué piensas hacer cuando seas grande?, pregunta a la cual nunca tenía una respuesta concreta, sino que sollozaba algo para dejar el tema hasta allí, motivado, claro está, a la falta de experiencia y al no contar con una guía que me encaminara en el rumbo más apropiado a seguir.  

Aunque a fin de cuentas estudié una carrera universitaria relacionada con los alimentos, la cocina no había sido una gran pasión para mí, ya que aún me encontraba recorriendo esa etapa de la vida de todo joven sin experiencia, la cual se transita sin tener un rumbo determinado, misma a la que me gusta referirme como la “etapa del descubrimiento”, debido a que se pasa de ir de un lado para el otro, de empleo tras empleo, hasta que alcanzas el punto en que finalmente llega esa chispa que da en el clavo con la profesión indicada, que es la que te llena a plenitud como individuo y como profesional; porque ¿Cuántos de nosotros nos graduamos en una carrera y terminamos desempeñando otra?. 

En cierto momento, durante este transitar de empleos, les comento que me encontraba laborando como encargado de un restaurante tipo buffet, de estos que funcionan dentro de los tantos supermercados que existen en el país, llevando a cabo funciones administrativas un tanto tediosas, como llevar las cuentas, recibir mercancía, contratar personal y hacer supervisión para que todo funcionara correctamente. Hasta que un día aparentemente normal, un día de esos que todos deseamos que no ocurran, pero que irremediablemente suceden, porque el destino así lo quiere o porque simplemente deben estar presente en la vida de cada uno de nosotros, ya que a fin de cuentas, son de las experiencias “aparentemente negativas” de las que más obtenemos beneficio en términos de aprendizaje. 

¿Y qué fue lo que sucedió?, pues que por fin apareció la chispa definitiva, ya que ese día el cocinero principal se ausentó por problemas de salud, a lo que yo, por ser el responsable del establecimiento, tenía que hacer algo y más aún cuando se acercaba la hora del almuerzo; ya ustedes saben lo intratables que somos cuando llega la hora de la comida; pues bien, en ese momento me armé de valor, me coloqué el delantal, tomé el cuchillo más afilado cual guerrero Espartano antes de ir a una batalla para defender su honor, pedí también al resto del personal que tuviesen tanto los ingredientes como los acompañamientos listos y así finalmente, me dispuse a ser el cocinero suplente de ese día.

¡Uff, qué día!, creo que perdí un par de kilos a causa del sudor, pero trabajando en cocina fueron muy fáciles de recuperar posteriormente, ustedes entienden que hay que degustar todo lo que se prepara. Afortunadamente, nada se quemó y nadie hasta ahora me ha demandado por algún trastorno estomacal producto de la comida de ese día, muy por el contrario, recibí elogios de parte del equipo de trabajo y más importante aún del gerente del supermercado, quien era una persona muy difícil de complacer, dejándome las puertas abiertas para solicitar un merecido aumento de sueldo, pero en definitiva, solo recibí un apretón de manos y una palmada en la espalda, bueno no todo es dinero en la vida ¿Cierto?, pero no me dé su respuesta aún, ya luego tendrá la oportunidad de reflexionar al respecto.

Luego de esto, quise seguir incursionando en el mundo de la preparación culinaria, pero por muchas razones que no vienen ahora al caso (entre líneas se lee problemas monetarios), tuve que desempeñarme en varias otras dependencias, sin olvidarme claro de la Cuisine.

Bueno, ya pasados varios años de aquella experiencia y habiendo ocupado varios empleos más, porque aunque ustedes no lo crean, desde que cumplí la mayoría de edad me he desempeñado como salvavidas, ayudante de construcción, vigilante, cajero de una tienda de ropa, vendedor de golosinas, taxista, gerente de tienda, ayudante de cocina, vendedor de seguros, ayudante de almacén, asesor de trabajos de investigación y adicional profesor de Química e Inglés en varias instituciones educativas, tanto públicas como privadas. Experiencia última que quiero destacar como una de las que se merece mi mayor respeto y admiración por el esfuerzo y preparación que ello amerita, además dicha experiencia me brindó la suficiente confianza de salir al mundo, de saber lo que se siente poder enseñar a otros y muy especialmente a los más jóvenes, o a los que me gusta llamar “las hojas en blanco”, pues porque puedes llegar a ser parte de la formación integral de un grupo de seres humanos y además, saber que fuiste parte fundamental en el desarrollo personal, tanto a nivel individual como colectivo, es altamente satisfactorio, en otras palabras, puedes llegar a convertirte en parte importante de esa historia que apenas comienza a escribirse. 

Finalmente y después de todo ese camino recorrido, logré inscribirme en una modesta pero reconocida escuela de cocina internacional, ubicada en una populosa ciudad del oriente Venezolano. En ésta, pude obtener y reforzar los conocimientos en esta área, aunque siendo sincero, a veces sentía frustración porque en algunos casos existía mucha desorganización al respecto, sin embargo y a pesar de esto, obtuve, junto a otros 6 compañeros, el título de Cocinero Internacional; flamante ¿No?

Luego de obtenida esta certificación y de haber experimentado en varias cocinas de restaurantes reales, me di cuenta que debía aprender ciertas técnicas que no tratamos en la escuela de gastronomía y que para ti, que lees esto, sin importar tu profesión, tal vez algo así te ha sucedido en alguna oportunidad, ya que es muy diferente el estudio que la puesta en práctica de esos conocimientos que se obtienen, porque también la “Universidad de la vida” y las experiencias ganadas son fundamentales, ya que nunca se deja de estudiar y mucho menos de aprender.