No existen palabras para describirte, ni mucho menos para describir la increíble labor que haces a diario. Hace 18 años que llegamos a la vida de la otra, me enseñaste a luchar contra viento y mar por quienes amas y por aquello que quieres. Mi primera palabra, al igual que la mayoría, fue la palabra más hermosa y perfecta del diccionario mamá

Siempre has estado allí incondicionalmente y mi vida completa no me alcanzaría para agradecerte todo lo que has hecho por mi. Durante 7 años fuimos solamente nosotras dos contra el mundo pero en el 2007 llegó nuestro rayo de luz a la casa, otra bendición a tu vida, otra niña pequeña por la que ambas daríamos todo con tal de verla feliz.

Aunque debo de admitir que los celos se apoderaron de mi, pero tu paciencia era más grande, entendías por lo que yo pasaba y lograste hacer que me diera cuenta que no me estabas reemplazando, me hiciste ver que ella sería mi compañera en la vida, al igual que tu.

Aventuras al lado de ambas, vivimos la vida de manera creativa, las risas en casa nunca han faltado y el apoyo incondicional que nos has brindado ha sido eterno. De madre a mejor amiga, los psicólogos dicen que no es recomendable pero a nosotras nos funciona, existe el respeto y la confianza pero antes de todo el amor incondicional madre-hija

Las peleas tampoco faltan, tus regaños y consejos siempre los tendré en cuenta toda mi vida. Soñadora, trabajadora, amorosa, divertida, seria, confidente, chef, doctora, eres todo eso y más, gracias por todo y más

"Mi hombro podrá aguantar lo que tu alma sola no pueda"
P.D: Te amo
-Yayi