Venezuela con linfoma

in #venezuela6 years ago

Moradores de la comarca Steemit:

Hoy, cuando inicia otra etapa para Venezuela y, por ende, para todos los venezolanos (bien sea que nos encontremos dentro o fuera de su espacio territorial) a raíz de los resultados oficiales electorales del día de ayer, dejo para su lectura este texto que forma parte de mi libro Pharo de la Espheras (2016).
En él declaro mi esperanza de que, a pesar de la grave crisis estructural por la que atraviesa el país, Venezuela no está vencida y que seremos nosotros mismos con nuestra convicción y nuestro trabajo quienes lograremos sanar sus profundas heridas y llevarla a ser la patria sana, de progreso individual, de justicia social y de libertad, que anhelamos.


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Archivo personal

Venezuela con linfoma

Lo queramos o no, somos testigos y llevamos el peso de nuestro testimonio.
Primo Levi

En el conticinio, en la madrugada
del día lunes 6 de julio del 2015,
después de la celebración con pólvora
por los 204 años de la Independencia,
caen mechones de su cabello
bajando con lágrimas a su regazo
con el instinto de la naturaleza.

La mujer que guarda en la memoria, ella hilandera, el último estudio de sus tejidos, ha recibido la tarde anterior otra dosis de quimioterapia. Al regresar a casa, durante la cena frugal, ha visto en la emisión estelar la noticia de una niña de doce años. Ha fallecido –dice el noticiero–, porque en el país no se encuentran equipos e insumos clínicos necesarios para el tratamiento de su enfermedad. Ella la conoce. Ella la recuerda. Días antes había salido en la pantalla de ese mismo canal de televisión junto a otros pacientes con padecimientos crónicos. Quiero vivir… decía en una sencilla hoja de papel escrita con letras grandes frente a su pecho. Tenía puesto un tapabocas quirúrgico y se vio a sí misma en aquellos ojos llamativos, replicantes y bellos. Y quiso llorar tanto, pero no pudo. Ahora piensa en ella dentro del silencio. Cuando no ha logrado conciliar ni por un segundo el sueño, cuando se ha levantado de la cama y salido de la habitación en la soledad más profunda de la noche mientras siente que sus células agitadas se dividen en crisis, se debaten y mueren.

Cuando su pareja y sus dos pequeños duermen detrás de la puerta, sus ojos liberan aquellas lágrimas rebeldes preñadas de dolencias. Está desnuda frente al espejo asustado. Tocándose las glándulas afectadas, ella piensa. Piensa en su madre, Angustias, y en su padre, Feliciano. Una cantante de fina silueta entregada a la vocación y un pescador 7 estrellas que le pusieron a su única hija el nombre de Venezuela.

A sus 45 años, ella hilandera, se estremece al entender que la corrupción de las instituciones del Estado destruye la Salud de la sociedad. Después de la jornada se aflige por la carencia y el costo de los medicamentos en las farmacias, que empeora la situación de los agobiados. Ella lo sabe y lo padece en carne propia. La cantidad enorme de dinero que cuesta el ser pobre –recita en su mente el verso del poeta César Vallejo–, sobre todo cuando se lleva a cuestas, cual fatigados atlantes, –agrega, parafraseando–, la inflación más pesada del planeta. Sobre todo en este país, donde ahora, producto de su enfermedad, cada aliento importa un milagro.

Tiembla cuando escucha el respingar de odio que asalta en las calles. Se conmueve de los estudiantes como presos políticos mientras se desprende otro mechón de su cabello. Mirándose el lugar de los antebrazos donde le colocan las punciones, la bifurcación herida de las venas en forma de V de Venezuela, se conduele al saber que Tiempo ha llegado con sus saltos y contracciones de acrobacia, con sus espasmos de revoluciones y espejismos. Recuerda la hemorragia de petróleo que desmanteló las mesas de la patria para proporcionarle fatuas pompas fúnebres al último presidente militar. Eleva ruegos por los niños pancreáticos que no irán hoy al colegio por falta de alimentos. Se hace un escrutinio detallado y en el examen contempla a Venezuela en oscilación por el período más peligroso y delicado de su historia. Se acurruca, se hace un ovillo en el espejo.

Observa a la niña que sostiene su cartel: Quiero vivir… –se dice en el conticinio–, y conjuga con las yemas de sus dedos las lágrimas psíquicas de la naturaleza. Quiero vivir… –teje lenta la oración con las fibras más robustas y esenciales en el oficio de sus días–. Recoge su pijama en el conticinio y vuelve a ponérsela ahora en el espejo de cuerpo entero que sonríe. Quiero vivir… Busca a la altura del corazón el relicario de la Virgen que su madre le regalara y lo abriga entre sus manos antes de entrar de nuevo a la habitación donde duermen su pareja y sus dos hijos. Quiero vivir. Resistiré. Voy a luchar con mis fuerzas infinitas –se promete a sí misma en su hembra intimidad–. Volverá a crecer mi pelo abundante y bueno –medita el bravo pueblo justo antes de reiniciar sus domésticas labores, un instante justo antes de la alborada–.

Voy a hilar y a vivir
voy a quedarme en pie
voy a retomar mis hebras
,
rasgando el conticinio
despertando a los durmientes,
dice en voz alta Venezuela.

a Álida Velásquez,
mi valiente amiga y mujer

Gracias por su visita y sus comentarios.

Sigamos confiando en nosotros mismos (en Venezuela).

Sort:  

Gracias por ponernos nuevamente al frente de este hermosísimo texto tuyo, @oacevedo, que no deja de sacarme lágrimas cada vez que lo leo, en homenaje a nuestra patria enferma, en homenaje también a las personas que han padecido cáncer en esta nuestra realidad venezolana tan agobiante y dolorosa.
En nombre de todas las mujeres de Venezuela y del mundo entero que hemos transitado por este camino tan difícil y tan cruel, te doy las gracias por haber escrito sobre esta enfermedad. ¡Me pego a ti en abrazo infinito!
¡Pronto estaremos escribiendo sobre la Venezuela sana que todos queremos!

Tengo mucha fe en que mas temprano que tarde saldremos de esta pesadilla y podamos volver a reconstruir a nuestro país. Saludos

Un gesto de amor y de esperanza a este país hermoso, @oacevedo. un abrazo.

Tan fuerte como hermoso, un abrazo @oacevedo.

Se renueva en mí el estremecimiento interno que provocó hace un tiempo este hermoso y sentido poema-reflexión sobre Venezuela y los injustos padecimientos provocados en su gente por este oprobioso régimen. Emotivo y crítico homenaje, mi querido @oacevedo.

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