Hampa y poder (breves comentarios a un país de élites en pugna)

in #venezuela6 years ago
En un día de mi vida estoy sentado leyendo El Estado Mágico de Fernando Coronil y en este libro me encuentro con un escándalo que capta por completo mi interés literario e histórico al momento, me encuentro con el caso Carmona. En otro día estoy sentado leyéndome la compilación de Prensa “Blanca Ibañez y las miserias del Poder” y me encuentro con unos Jeeps desaparecidos y unas obras en Juan Pablo II. Estoy luego poniéndome al día con mis lecturas de crónica negra y me encuentro con la existencia de Henry López Sisco, un “verdadero súper policía”. Y qué tienen todas estas historias en común: hampa y poder. Todo se resume en una simple sentencia citada de Simón Alberto Consalvi en el libro sobre Blanca Ibáñez: “Dejar el Poder es una gran desgracia”.

Y es en este punto en el que me quiero parar sin tener que saltar a hablar de la Venezuela de Chávez: ¿Estamos preparados para cuestionarnos hasta qué punto “la democracia modelo” no era más que un “Estado delincuente”? ¿Estamos preparados para preguntarnos hasta qué punto lo que hizo el Chavismo fue sentarse en un trono ya construido e iniciar un complejo sistema de perfeccionamiento de esta misma estructura de hampa y ambición?

Una historia del Estado venezolano parece estar condenada a ser una historia de un tipo de hampa que hemos hecho parte orgánica de nuestra clase política. Y no es como si hoy esto estuviese lejos. Pero no tenemos solamente una clase política (hampa) sino que tenemos dentro de esta clase política a unos “sangres azules”, y por sangre azul quiero decirlo en un sentido tanto de príncipe “salvador” como de príncipe sagrado. Es interesante cuando lo miramos desde lejos. Tenemos a Thor Halvorssen Mendoza, uno de los adversarios más acérrimos a Derwick y a los bolichicos quien es primo de Leopoldo López e hijo de Thor Halvorssen Hellum quien fuese, en un punto, presidente de CANTV durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Tuvimos a un Pedro Tinoco presidiendo el Banco Central de Venezuela, durante un momento del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien es hijo de Pedro Tinoco Smith quien fuera en un punto ministro de Gómez. Y podemos seguir.

Una cuestión dura es que no es posible saber, sobre todo desde el famoso saltador de charcos, aun en nuestros días, hasta qué punto la clase política venezolana está implicada o lo estuvo su familia, en algunos de los momentos de permisión de la entrada de hampa a las grandes esferas del Poder o está relacionada con familias de “sangre azul”. Pero también hay que agregar a nuestra imagen de clase política a grandes empresarios, y a dueños de medios de comunicación. Los primeros hubo varios que se doblaron ante los últimos adecos, CAP y Lusinchi, por ejemplo, y los segundos tienen un peso de complicidad tanto con lo que pasó durante la presidencia de la barragana como otros casos más que será posible explorar más adelante. Pero también a una intelectualidad que ha sido chabacana y que se ha vendido barato y se ha vendado rápido a lo que la ha seducido con discursos hechos a la medida; y tenemos a una academia que sabrá Dios qué hace.

Hoy, por supuesto, tenemos nuevos personajes en esta tragedia. Mis preferidos de todo el elenco de nuestra nueva tragedia han sido los bolichicos. Cumplen un perfil curioso, porque aunque descienden de notables ellos no lo eran. Crecieron con el gobierno de Chávez y se mueven creciendo. Quería escribir más sobre ellos pero eso será luego y en mejores condiciones pero comentaré que están en la sombra de más cosas de lo que parece sin que estén nunca en el centro del escenario.

Las “mafias”, guisos, y cosas por el estilo parecen ser parte de lo que en nuestra experiencia diaria hemos llamado país. Y ahí está la cuestión más dura. En una Venezuela en la que desde hace más de 30 años parece que hay una interrelación entre Hampa y Estado, y también entre "sangres azules" y política, sin que esto implique la delincuencia común o la existencia de oligarquía, ya la cuestión está en cómo hemos mirado y tratado y permitido a la clase política degenerar y volverse una esfera de pocos, de una élite cerrada y exclusiva al mismo tiempo que excluyente. Acorde a esto el escribidor Argenis Rodríguez, desde su característica auto atribuida superioridad moral, titula su novela sobre el Caso Carmona, como parodia a CAP, “Relajo con energía”. Y esta es la cuestión más dura para discutir una verdadera reconstrucción nacional, si esto seguirá siendo un relajo o si realmente habrá seriedad en nuestros asuntos internos.

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