En la mañana de hoy, luego de regresar muy agotado a causa de un viaje "relámpago" realizado por motivos profesionales, decidí intentar relajarme en la menguada comodidad de mi casa, con suave fondo musical.

En plácido descanso, escucho con mucho agrado una hermosa canción de Ricardo Montaner (Pequeña Venecia); y al culminar, a continuación se inicia una obra de Franco De Vita (Al Norte del Sur). Debo adelantar, que ambas canciones me han servido para realizar esta publicación, con copias textuales de sus letras mezcladas y dispuestas entre comillas.

De regreso al punto central de este relato, he de resaltar que casi instintivamente y mientras avanzaban las preciadas melodías, mis niveles de confianza, fe, esperanza, motivación y autoestima se incrementaban notoriamente junto con las ganas de seguir luchando, enseñando y ayudando a mis Herman@s Venezolanos, hoy inmersos en profunda crisis socioeconómica, educativa, moral y política.

En tal sentido, una amalgama de frases combinadas de ambas canciones causaban apacibles estruendos en mi mente y evocaban deliciosas imágenes, de mis continuos viajes por toda Venezuela.

Pero, en un símil de "coitus interruptus" se acabaron intempestivamente mis placeres auditivos. ¡Rayos, se fué la luz! Murmuré sórdidamente.

Me levanto casi de inmediato para observar "cielos siempre azul" "al norte del sur", que gracias a Dios no pueden ser ocultados por culpa de la creciente crisis eléctrica que azota y entristece a casi todo el país.

Pasados varios minutos de observación, apaciblemente, detengo mi torbellino de pensamientos para intentar ordenar mis ideas, mientras imagino esa "casa alegre a los pies del cerro aquel" con "manantial y río".

En cuestión de segundos, un malhumorado vecino se acerca presuroso para contarme sus pesares, y en resumen me aclara que todos en su entorno familiar han tenido que recurrir obligatoriamente a iniciativas mágicas para asegurarse sobrevivir en este espantoso y amenazante día a día.

Mi interlocutor, otrora hombre antipático, orgulloso, engreído y prepotente, quien se consideraba un millonario y veía a sus semejantes como cucarachas (palabras textuales de él mismo), ahora se mostraba muy amable, humilde, espontáneo y triste.

Entretanto, sigue la mezcla auditiva en mi mente: "Va soñando Simón te daré lo que me pidas, un país y una familia, frutas y un jardín..." "Donde las flores nacen sin que sea preciso primavera aún los niños juegan y la mayor riqueza son ellos".

Salgo de mi abstracción momentánea, veo y escucho al exacaudalado vecino, hoy devenido en miserable marginal (nuevamente palabras textuales de él mismo), quien me hizo un tragicómico ¿chiste? Porque me dijo que se estaba preparando para lanzar unos tutoriales para enseñar al mundo ¿cómo sobrevivir a una crisis, a la guerra y en Marte? Sin agua, ni electricidad, ni combustible, ni vehículo, ni alimentos, ni medicinas e incluso sin aire para respirar; y en el peor de los casos, saber como inventar las mejores excusas para justificarse adecuadamente y seguir viviendo.

Y reaparece la mezcla de canciones en mi mente: "Al norte del sur donde crece la esperanza de todos aquellos que vinieron de tan lejos..." "Donde comenzó a soñar Bolívar, donde nacen las orquídeas, tras un árbol de promesas..."

Cabizbajo, me despido del atormentado vecino quien ya parece estar al borde de la locura; regreso a mi oscura habitación, y me quedo añorando a Venezuela, la Venezuela verdadera, la deslumbrante Venezuela nuestra; descrita en tantas elocuentes canciones, hermosos poemas y relatos.

¿Dónde estará metida mi Venezuela? ¿Escondida y cansada que sus ciudadanos le pidan a gritos quejumbrosos que les resuelvan sus problemas? ¿Arrinconada, maltratada y llorando por las penurias, hambrunas y muertes de sus hijos?

Sin lograr respuesta alguna, me apoyo en una de las canciones: "Te doy un porvenir y el último rincón de mi país. Mi hipotecado pensamiento y mi poema, mi canción de amor y mi buen humor y una góndola en Venecia..." "Porque un cielo como este, una tierra como esta, jamás nos la regalarán. Porque un cielo como este una tierra como esta, muchos la bendecirán..."

¿Qué más puedo decir? Si usted en Venezuela sufre todo esto: "No lo dejes morir. No lo dejes morir. Porque un cielo como este una tierra como esta, jamás nos la regalarán."

Fuente de Todas las Imágenes: https://giphy.com

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