LOS VENEZOLANOS SOMOS VALIENTES O COBARDES

1.-Los que se marchan son cobardes pero felices, esto se interpreta como quienes se marchan no soportan la situación y crisis del país y tienen miedos a enfrentar las consecuencias que se desprenden: La hiperinflación, la inseguridad, la escasez de alimentos y medicina, desempleo, corrupción y otras cosas más. “Felices temporales” porque al llegar a otro país las expectativas de trabajo, salud, estabilidad, seguridad, bienestar son cubiertas en algunos casos.

2.-Los que se van son valientes; al enfrentarse a leyes, cultura, geografía, cambios climáticos y todo lo que implica adaptarse a un nuevo estilo de vida, pero son también infelices porque dejan en su país natal: familia, amigos, trabajos cómodos, profesiones para los que estudió, sus bienes, sus casas, sus carros y todo lo que puedan extrañar. Sufren algunos la xenofobia, explotación y subestimación.

3.- Los que se quedan son cobardes pero felices. Los que se quedan no lo hacen porque son masoquistas, esto puede obedecer a temores a enfrentarse a lo desconocido, no son arriesgados, aventureros, no tienen recursos para sufragar sus gastos, no poseen contactos de personas que apoyen el exterior, poseen trabajos que aunque no garanticen estabilidad económica demandan de su profesionalismo para no desaparecer ¿porque a quien le dejaremos la educación, la salud, de los niños? O simplemente son personas jubiladas cuyos hijos o familiares que están fuera pueden mantenerles .A este grupo pertenece la mayoría de personas pero no creo que esto los haga felices. Hay otro grupo que es cobarde porque no se enfrenta al régimen; sencillamente porque depende de él y es feliz y se conforma con las migajas de cajas y bolsas del clap, los bonos que cada día cobran creatividad los nombres, hogares, mujeres, carnaval, semana santa y cada día desangran más el presupuesto nacional.

4.-Los que se quedan que son valientes pero infelices. Son los que día a día se sobreponen a las vicisitudes y luchan incansablemente para no dejar en manos de quienes apuestan el quiebre definitivo del país, son todos esos profesionales que trabajan ad-honoren para que las personas no mueran por lo menos por atención médica, otros que tratan de que sus alumnos no se hundan en la ignorancia y queden sin educación pues no se garantiza prosecución universitaria a este ritmo y todas aquellas personas que aún mantienen servicios, atención y que al mínimo de las posibilidades aún sobreviven a esta bola de nieve que cada día se agiganta y que arrastra víctimas de la inseguridad, del hambre, de la falta de medicamentos y pare de contar la tasa de mortalidad que sube al ritmo de la inflación y algo realmente loable los que han muerto por defender el derecho a opinar diferente sin contar con los presos políticos cuya libertad y seguridad está en juego. Sea cual sea la postura, estemos en el país o fuera de él seguimos siendo venezolanos, hermanos, hijos de una misma madre patria, con un solo sentimiento, con nostalgia, extrañeza, tristeza, corazón, solidaridad y con mucha fe, optimismo y confianza en Dios quien al fin al cabo es quien tiene la última palabra, nadie más. .

Tengo un nudo en la garganta por mis amigos muertos dentro de mi país y fuera de él. Tengo lágrimas en mis ojos por mis familiares y amigos que han emigrado. Ah y por cierto aún estoy en mi país. Sobreviendo………...