En nuestra cultura hispanoamericana en general está instalado un infortunado valor enormemente machista (con barba o con faldita corta) el cual consta en no ceder ni un milímetro en los criterios que surjan al calor de una conversación cualquiera.

No nos gusta ni siquiera empatar… “¡O ganamos o ganamos!”. Con tales estilos, desperdiciamos inteligencia.

El ser humano piensa a través de las palabras (y otros signos) que se mueven en el psiquismo; quizá sea por eso que muy poco (¡o jamás!) usamos palabras tan fértiles como… avenir, avenimiento, avenimos… En enorme medida, ni siquiera sabemos qué significan.

Acordar, avenir en una plática política, académica, familiar, etc. es caer en la cuenta que los puntos medios son algo superior a lo que en estadística llaman promedio o media aritmética.Acordar, avenir es premiar la capacidad que los dialogantes poseen, de dar la bienvenida a concepciones que ni siquiera fueron prefiguradas por unos y otros. Es amar la luz dialéctica de lo nuevo.