Increíble, Allí lavaba mi abuela!
BATEAS PARA LAVAR ROPA CONSTRUÍDAS AL PIE DE LA MONTAÑA EN PUNTALLANA
ISLA DE LA PALMA
Cuantas veces ha pasado que nos quejamos porque la cesta de ropa sucia está llena, Uich, que fastidio, tenemos que lavar!
Hay que cargar la cesta, vaciar la ropa en la lavadora, colocar el detergente y pulsar un botón para que comience el ciclo de lavado!
Yo pensaba que eso era trabajo, hasta que un día pasé por Puntallana, en la Isla de la Palma, el pueblo donde nacieron mi papá y mi abuelita Paula (la madre de mi papá). Este pueblito ubicado al norte de la isla de la palma, es una zona hermosa, llena de riscos y plataneras que miran hacia el mar.
Para ir a Puntallana debes ir por una carretera de muchas curvas por la orilla de la montaña, bueno, en la Palma todas las carreteras son curvas! Allí, al pie de la montaña, cerca de la costa, al pasar por una de las tantas curvas de la carretera, vi hacia abajo y pude observar un lugar cargado de vegetación por donde pasa un riachuelo, casi seco en estos días, imagino que el agua que baja de la montaña debe estar helada! Allí, al pie de la montaña, aun sobreviven unas mesas ahuecadas de cemento, hechas a la orilla de un caminito o puentecito construído sobre el riachuelo, mientras miraba hacia abajo, mi hermano me dijo: "allí lavaba mi abuela" ....Queeee! dije con admiración, efectivamente, son unas bateas! si, unas bateas para lavar, construídas en serie! pude contar una hilera de 12, hechas de manera arcaíca, sin muchas pretenciones, pero bien pensadas puesto que detrás de la hilera de bateas pasaba una pequeña canal al lo largo del recorrido de las mismas, por esa canal, construída también con cemento bajaba agua del río, lo que les permitía lavar de pie y no tener que agacharse a recoger agua para lavar o enjuagar sus prendas, que ingeniosos!
Me imagino que este gran lavandero fue construído por los albañiles de la época, tal vez los esposos de las mujeres del lugar, tratando de suavizar la labor de sus mujeres, quienes seguramente se quejaban porque con anterioridad sufrían con su espalda y sus rodillas al realizar esta fuerte faena.
Mientras observaba, me dio mucha nostalgia pensar en ella, mi abuelita, porque no pude evitar que mi imaginación volara a esa época y al hacerlo vi a mi querida abuelita lavando y conversando con sus amigas o vecinas, riéndose mucho, tal vez susurrando algún chisme de alguna de ellas que lavaba en otra de las bateas, o tal vez contando las penurias que pasaban, lo bien o lo mal que las trataba el marido o simplemente las travesuras de sus pequeños (entre esos mi papá), fue poco el tiempo para imaginarla, pero suficiente para saber que el trabajo era rudo con solo bajar y subir por esas cumbres para ir a lavar y ni hablar de cómo tenían sus manos con el trabajo, el detergente y el agua helada. Mi hermano me interrumpió con un "vamos hermana", allí volví a la realidad con la certeza de que jamás me quejaré cuando tenga que "mandar a la lavadora a lavar".
Pude tomar algunas fotografías y recuerdo que también que hice video aunque creo que este último lo borré de mi celular sin querer
Vista del lavandero público desde la carretera
ESCULTURA: "LAS LAVANDERAS" en la Isla de Gran Canarias.
Cortesía. Fotografia Autor:Jose Manuel Vinuesa Torregrosa
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Thank you very much!
Que duro la vida de nuestras de abuelas, ahora la tecnología lo es todo es nuestras vidas,además que nos ahorra mucho tiempo que nos sirve para compartir en familia, lindas fotos @ carmenalicia
Hola yenipaola, así fue muy duro y a veces nos quejamos jeje! gracias por tu comentario, hasta la próxima!