Inspirado por el concurso de [@topfivefamily](https://steemit.com/hive-192096/@topfivefamily/anunciando-los-ganadores-del-concurso-observa-piensa-escribe-iniciando-el-nuevo-28-11-2020) al cual no llegué a tiempo, pero igual quise escribir al respecto de la imagen que me hizo recordar a mi padre.

Domingo muy temprano en la madrugada, mi padre me levanta: "Vamos de pesca hijo" y con una gran sonrisa me daba un beso de buenos días. Ya lo habíamos planificado días atrás. Nos arreglamos y subimos las cosas a la camioneta, mamá nos preparó desayuno y un buen termo de café para llevar, aparte de unos sandwiches por si acaso.

Nos pusimos en camino al lago, al llegar, aún estaba oscuro, nos preparamos, papá me dice que no hagamos ruido para no espantar a los peces, yo no entendía, si los peces están en el agua no nos pueden escuchar, le dije. Con mucha emoción, me respondió: "Ellos lo hacen, escuchan nuestras voces y sienten nuestros pasos, así que no hagamos ruido, siempre con una sonrisa en la cara.

Cuando armamos las cañas y estábamos preparados, me dijo que debíamos dar gracias a Dios y a la naturaleza por estar en ese momento en ese sitio, y luego de una oración, lanzamos las cañas. El agua estaba tranquila, el sol apenas estaba saliendo en el horizonte, había frío, vimos como las aves levantaban el vuelo desde unos arbustos en la orilla, era un momento mágico.

Me preguntó si me gustaba, a lo que yo le respondí que sí, que era muy bonito, pero con impaciencia, le pregunté cuándo empezarían a picar los peces. A ello me respondió:

- Fran, a veces necesitamos pensar, a veces necesitamos este contacto con la naturaleza, con el silencio, para poder escucharnos a nosotros mismos, para aclarar nuestra mente, para dar soluciones a algunas situaciones, aprovecha y piensa, escucha, escucha lo que te dice el viento, el agua.

Mi papá me dijo, que hiciera silencio y que escuchara como sopla el viento, como se mueve el agua, como late mi corazón...

Guardé silencio y respiré profundo, en cuestión de pocos segundos lo pude sentir, sentir como el viento soplaba, luego empecé a sentir como se movía el agua, el ruido que hacía, escuché las aves como volaban, en ese momento sentí una enorme paz, mucha tranquilidad, recordé algunas cosas que me tenían preocupado y simplemente me dejé de preocupar por ello, era algo mágico.

De repente se empezó a mover una caña, ¡Era la mía!, Papá grité emocionado, he pescado algo!, papá me ayudó, me dijo que guardara silencio, empezamos a enrollar el nylon, cada vez tiraba con más fuerza, en ese momento mi papá le soltaba un poco, y luego volvía a enrollar el nylon, y así pasamos casi una hora, hasta que finalmente sacamos al pez, un hermoso pez de unos 6 kilos, nos tomamos una foto y luego lo metimos en la cava con hielo.

Fue muy emocionante, ¡Atrapé mi primer pez!, mi padre me felicitó, y luego me preguntó sobre lo que había aprendido, le dije que a pescar, el se echó a reír y me dijo, sí, y lo haces muy bien, pero mientras pescabas, ¿Qué aprendiste?

Le respondí después de un minuto de pensar en todo lo que había pasado: - En tener paciencia, esperar el momento justo, que hay que guardar silencio para no espantar a los peces, que a veces cuando hay mucha resistencia es mejor soltar un poco, descansar para luego retomar, que aunque parezca difícil solo hay que tener fé y paciencia.

Hoy, muchos años después, ya mi padre no está conmigo, sin embargo sigo pescando, cuando siento que hay alguna situación que no puedo resolver, voy a ese mismo lago, a esa misma hora, y lanzo mi caña de pescar, y simplemente observo, escucho, veo el sol en el horizonte, observo como se mueve el agua, siento los latidos de mi corazón, y aunque muchas veces no piquen los peces, siempre escucho la voz de mi padre, y eso me devuelve la serenidad que necesito, eso me da paz y tranquilidad, y lo siento a mi lado, lo recuerdo con su mejor sonrisa.