Carta poética inmerecida a un HOMOFÓBICO.

(17 de mayo, día contra la homofobia)

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Querido homofóbico,
sí, querido,
¿te molesta?
me costó tragarte, pero ahora estoy curado de tus acosos necios.

La ignorancia suele ser peligrosa,
la intolerancia masacra a muchos pueblos,
la desconfianza camina sobre el filoso cuchillo de las traiciones,
te crees superior por tu teoría loca de los orificios correctos,
pues no,
eres la espina,
soy la flor de tu desierto.

Hiere el alma, cuando los ojos del desprecio salen de la boca de las bestias, con la Biblia en la mano, con la constitución en el pecho, con la ignorancia en la jeta, con los ademanes de los soberbios, tan solo porque nuestro andar en la vida tiene la belleza del gesto ambiguo, de la mirada rápida y fugaz, del cuerpo gracioso, con la ligereza del dolor arrancada de la intolerancia, del maltrato, de la burla, de los silencios de los amigos de antaño, de los familiares que bajan la mirada y no te saludan en la calle, porque les damos vergüenza, porque no nos entienden, porque nos miran como pecadores, lejos de Dios… sí, esa hilvanidad de palabras es la que conduce a la HOMOFOBIA.

Debo decir que duele,
si, duele querido homofóbico,
pero a mí cada vez me duele menos,
me da igual seguir queriendo a los que me quieren menos,
me da igual saludar cordialmente a los que usan la contemplación del desprecio,
me importa un coño las miradas y los gestos de los que señalan al distinto,
a los que le dicen al otro: ¡ viste a ese viejo marico!
¿no le da vergüenza tantas plumas y tanto terciopelo?
no, no me da vergüenza,
soy libre,
la libertad es un sacramento.

Querido homofóbico,
¿por qué crees que eres mejor que yo?
te salen pelos donde a mí me salen pelos,
te crecen las uñas donde a mí, por culpa de ustedes, me salen garras de hombre fiero,
tu miras a través del iris, mientras yo miro más allá del arcoíris bello,
tu comes mandarinas, yo me alimento de sueños,
tu señalas, yo celebro,
te crees bueno, señalado por Dios, yo simplemente soy un madrigal de jardines ajenos,
te sientes biológicamente correcto, reproductivo, hormonalmente intachable, químicamente perfecto, ejemplarmente construido, uno más del montó de los héteros, mientras yo…
soy yo,
bailando entre los pétalos como el colibrí mañanero,
amando a los sin rostros para que no se sequen totalmente los sueños,
gritando como loco en donde debería haber silencio,
mostrando la hermosa diversidad de lo humano con sus misterios.

Querido homofóbico,
¿te sientes superior a mí?
¿por qué?
yo también juego con los dedos donde tu juegas con los dedos,
yo también le pido deseos a los minúsculos meteoritos que se disfrazan de estrellas fugaces,
yo también creí que la luna era de queso,
yo también abracé, con amor, a mi madre,
también me duele cuando un niño duerme en la calle arropado con cajas de cartón,
sé que una bala mata…
tus insultos también.

Amigo homofóbico,
¿te has puesto en los zapatos de los que patean de sus hogares por amar distinto?
¿te has puesto en los zapatos de de los que no les dan trabajo, no por su capacidad o talento, si no porque se ven algo amanerados o duras masculinas?
¿te has puesto en los zapatos de los que suelen ser señalados con el dedo?
¿sabes cuantos chicos y chicas se han quitado la vida al descubrirse amando a las personas de su mismo sexo?
¿te has puesto en los zapatos de aquellos que callan para siempre su naturaleza para evitar el dolor y el descrédito?

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pues duele,
duele mucho,
duele que jode,
duele no ser serlo.

Amigo homofóbico,
¿eres mejor que yo?
¿por qué?
… a lo mejor me responde,
-porque así lo quiso Dios-
te diré que no,
te diré que soy imagen y semejanza del creador,
… a lo mejor me respondes,
-porque Dios creo a Adam y Eva, no Rodrigo y a Roberto, ni a Alicia y a Lucrecia,
te diré que no,
te diré que soy Rubén con todas las criaturas del universo.

La homofobia es un cáncer cultural fomentado por aquellos personajes que viven ridiculizando a los gays, haciendo canciones que fomentan el odio, contando chistes de “maricos” como si fueran unos retrasados sociales, la homofobia es un dictamen que surge de las “Casas de Dios”, donde el amor debería ser supremo.

Basta de la discriminación lingüística común:
-mujer tenías que ser,
-esto está peor que una merienda de negros,
-trabajo como negro para vivir como blanco,
-tuve un día negro, de terror,
-tu si eres maricón, dale, juega,
-conduce mal, debe ser una mujer,
-pana, caminas como una niñita, apúrate,
-esa mujer está histérica, lo que le falta es guevo,
-no tengo nada en contra de los homosexuales, tengo amigos gays,
-ayyy ese chamo es gay, lo perdimos,
¿eres gay?... pero no se te nota,
Esos maricos tienen que respetar, que no se estén agarrando, a este lugar vienen muchos niños…

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El 17 de mayo es el día contra la homofobia, porque fue 17 de mayo de 1990, cuando la Organización Mundial de la Salud, en Asamblea General, eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, hace apenas 28 años.

Querido homofóbico,
no soy mejor que tú,
soy como tú,
aunque no quiero.

Rubén Darío Gil