Recuerdo cuando niño, sobre todo en tardes muy calurosas del verano, escuchar a mi padre decir aquello de “no tengo ganas de hacer nada, estoy con la modorra”. Desde aquel momento siempre he asociado la palabra “modorra” a un estado físico y mental de pereza y de sopor profundos, en el que lo único que te apetece es estar literalmente tirado en el sillón holgazaneando sin otro objetivo en la vida que dejar que pase el tiempo sin hacer ni preocuparse de nada. Esa típica sensación de aletargamiento que aparece tras una copiosa comida tras la cual lo único que quieres es encontrar una cama donde poder echarte la siesta.
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Pero el término "modorra" también se ha utilizado para designar a una extraña enfermedad que sufrió la población aborigen guanche de la isla de Tenerife hace seis siglos.
Durante el siglo XV se produjo la conquista de las islas Canarias por parte de las tropas castellanas, pero a finales del mismo todavía existían algunos reductos de población guanche que se resistían a ser dominados. El más importante de ellos se encontraba en Tenerife donde sus habitantes autóctonos consiguieron en 1494 una victoria aplastante sobre las tropas españolas en la denominada batalla de la Matanza de Acentejo. Parecía que los españoles serían incapaces de doblegar tan valerosa resistencia pero algo muy raro ocurrió.
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Una terrible epidemia afectó a una parte muy importante de la población aborigen de la isla de Tenerife durante el año 1495, plaga que se alargó durante varios meses del 1496. Según estudios efectuados, entre 4.000 y 5.000 aborígenes guanches murieron afectados por la misma, lo que mermó notoriamente su moral y su capacidad de lucha; ese hecho unido a la victoria de los españoles en diciembre de 1495 en la mítica batalla de la Victoria de Acentejo, propiciaron que finalmente la población aborigen guanche y la isla de Tenerife fuesen sometidas a la corona del Reino de Castilla. A esa terrible epidemia que azotó a la población aborigen de Tenerife se la ha denominado la “modorra guanche”.
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La “modorra guanche” era una enfermedad muy extraña cuyos síntomas más evidentes se manifestaban en una fiebre alta, congestión y secreción nasal, dolores de cabeza y musculares, problemas respiratorios fuertes, derrames internos, y una profunda somnolencia y apatía que finalizaba con una especie de entrada en estado de coma y la muerte de la persona en apenas unos pocos días.
Poco a poco los cadáveres en descomposición de los guanches invadían la isla, mientras sus congéneres huían a las montañas presas del pánico, pensando que se trataba de algún tipo de maldición traída a la isla por las fuerzas invasoras.
Se han barajado muchos tipos de enfermedades que cursen con síntomas parecidos y que pudieran ser responsables de esta epidemia: varicela, viruela, tifus, peste, fiebre amarilla….
Sin embargo, según los expertos hay algo que no cuadra. Todo este tipo de enfermedades eran conocidas por los españoles pero no existen relatos ni referencias de la época que indiquen que pudiera tratarse de ellas; además existe otra característica fundamental y determinante y es que la epidemia solo afectó a los aborígenes guanches, pero no a las tropas castellanas.
A partir de estas circunstancias la hipótesis más plausible sería que la ”modorra” fuese en realidad una enfermedad habitual para los españoles, pero al mismo tiempo nueva y desconocida para los guanches. Todo indica por tanto que la ”modorra” en realidad era una simple gripe, enfermedad infecciosa desconocida para el sistema inmunitario de los aborígenes y que unida a un invierno especialmente frio y duro, pudo verse agravada con cuadros clínicos de neumonía y encefalitis.
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A pesar de que parece bastante consistente la idea de que la ”modorra” no era otra cosa que una epidemia de gripe, existen una serie de asuntos todavía no esclarecidos y que continúan siendo una incógnita para los investigadores: ¿se trataba de una gripe común o algún tipo de gripe especial?; ¿por qué hubo tantos muertos?; ¿por qué solo afectó a los guanches de Tenerife y no afectó a los aborígenes del resto de las islas del archipiélago?
Fuentes:
http://naukas.com/2010/09/06/las-dos-enfermedades-contagiosas-que-acabaron-con-la-resistencia-de-los-guanches/
https://bnventura.wordpress.com/2010/06/22/la-misteriosa-modorra-guanche/
http://www.canariasenred.com/la-guerra-biologica-que-acabo-con-la-resistencia-de-los-aborigenes-canarios/
Algo parecido pasó en Latinoamerica, los indigenas no tenian el sistema inmunologico desarrollado para defenderse de los virus y bacterias importadas. Gracias por la información. Saludos
Ese ha sido a lo largo de la historia el arma más destructiva que han tenido los imperios.
Hola @torkot me pareció muy importante tu punto de vista sobre la modorra si ese es el concepto yo sufro de eso jajaja y sobre lo que paso en Tenerife me llamo mucho la atención ya que mi tía vive allá y alguna vez ella me comento algo sobre lo que había pasado.
Yo también, la modorra me invade todos los días después de comer. De hecho yo creo que estoy amodorrado desde que me levanto por la mañana.
saludos @torkot a ese momento en Venezuela le dicen la hora del burro y coincide siempre con las 1 pm o 2 pm despues de comer al mediodía. En cuanto a la modorra guanche realmente es una incógnita ya que solo un antropologa forense que consiga un cadáver guanche de esa época pudiera dilucidar después de mucho estudio de seguro si es una enfermedad antigua, nueva para ese momento o una cepa de gripe con una variación partícular.
No conozco muchos detalles sobre los detalles de las investigaciones, pero parece ser que se trataría de una simple gripe normal ya que los invasores no se vieron afectados por la misma.
Saludos!
Estas frases, refranes y dichos de nuestros ancestros, y bueno mucha gente con "modorra" crónica, al bostezar contagian, pero menos mal que mi sistema inmune esta muy bien...(risas)Gracias por tu publicación muy interesante saber toda esa historia.
Si, yo soy uno de ellos, tengo modorra crónica.
Muchas gracias!