A estas alturas de la vida tengo que aceptarlo: obviamente soy una hopeless romantic.

Mi expresión es de niña seria, ruda. El sarcasmo me cubre de pies a cabeza y tengo algo así como 7500 capas de concreto entre lo que soy y lo que quiero que creas que soy. Hablo con tanta seriedad y seguridad que podrías pensar que tengo una licenciatura en un tema que acabo de leer en Wikipedia. Si en algún momento te digo que no creo en el amor y que todo eso me parece una basura, de verdad vas a pensar que lo que te digo sale desde el fondo de mi corazón y no hay cosa más cierta que lo que acaba de salir de mi boca. Y admito que he usado esa capacidad para muchos fines en mi vida, pero ninguno se repite tanto como para hacerle creer a la gente que estoy hecha de piedra y soy casi casi indestructible.

Fuente

Hoy, después de yo no sé cuántos intentos, confieso:

Creo en el amor más de lo que creo en mí misma. Soy fiel partidaria de que todo lo puede y me encanta saber que tengo también la capacidad de amar. El amor me transforma. Es mi principal motor, por amor hago la mayor parte de las cosas buenas en mi vida diaria y por amor intento no hacer las malas (por lo menos no muy seguido, pues). Por amor aprendí a ser paciente y servicial, comprensiva, detallista, atenta. Por amor doy todo lo que soy y por amor soy todo lo que soy.

Ya que estoy confesando, cabe destacar:

1. Amo las canciones de Ed Sheeran y obviamente alguna va a sonar en mi boda.
2. Lloro con All Of Me de John Legend.
3. Diario de una pasión es una de mis películas favoritas.
4. De verdad he leído todos los libros de Nicholas Spark y no me arrepiento ni un poquito.
5. Digo te amo al menos 20 veces al día, porque simplemente no me lo puedo callar.

No hay nada en el mundo que me alegre más que saber que es una mentira gigantesca que estoy hecha de piedra y soy casi casi indestructible. Mis disculpas a todos aquellos que se comieron el cuento de no-creo-en-el-amor-porque-no-he-amado-a-nadie.

La verdad es que estoy hecha de amor, y que eso me hace increíblemente vulnerable ante el mundo. Aunque me de pánico admitirlo, sé que incluso si eso en algún punto me destruye, me enseñará a volver a surgir.