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¿Eres de esas personas curiosas que viven la vida observando su entorno en busca de respuestas?

Seguramente la mayoría de vosotros responda afirmativamente a esta pregunta. Sin embargo, el mundo está lleno de gente para la que vivir la vida es dejarse arrastrar por la corriente en una barca lo más cómoda posible. Para mí eso no es vivir, para mí eso es estar muerto en vida.

Pero esa es sólo mi manera de entender el mundo. Cada uno es muy libre de vivir su vida como desee, siempre y cuando le sea posible alcanzar esa libertad, que no está tan al alcance como uno piensa. Así que si eres una o uno de esos que se deja mecer pos las perturbaciones del río, tumbado sobre los cojines de su embarcación, sólo te hago una pregunta:

¿Es eso lo que quieres realmente?

Si tu respuesta es afirmativa, enhorabuena, sabes lo que quieres. Espero de corazón que lo consigas.

Pero si tu respuesta es negativa, entonces ¿Qué demonios estás haciendo ahí tumbado? Levántate y coge el timón. (Para los sudamericanos “agarra” el timón). ;p

Primero fue la televisión.

La llegada de la televisión a las casas de todo el mundo “idiotizó” a millones de personas. Por una razón que aún desconozco, todo aquel que saliese en la televisión diciendo lo que fuera que dijese, era automáticamente premiado con el don de la veracidad. Uno giraba la cabeza y veía a su padre o a su madre con la boca entreabierta asintiendo como uno de esos perritos que algunos llevan en el salpicadero del coche.

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Al día siguiente, en el mercado, en la cola del autobús, o en el trabajo uno escuchaba conversaciones como:

—Lo dijeron por televisión.
—Ah, no lo sabía. Nunca habría imaginado nada igual.

—Ayer vi en televisión cómo un hombre podía hacer cálculos más rápido que una supercomputadora.
—Vaya, es increíble.

—El otro día vi un reportaje en el que una mujer enseñaba un ritual con plantas y piedras mágicas que te hacía tener más éxito en los negocios.
—¿En serio? Dime qué plantas y piedras hay que comprar. Tenemos que hacerlo.

Había pocas cosas discutibles en televisión, todo lo que nos decían a través de ese perturbador medio tenían que ser verdad. Si no, ¿cómo iban a sacarlo por la tele si era mentira? No puede ser.

Internet.

La llegada de Internet ya fue el acabose. No al principio, que todos íbamos un poco con pies de plomo. Pero hoy en día lo usamos como la fuente de la sabiduría. Uno puede estar con unos amigos tomando unas cervezas o en una cena. De repente surge una discusión que se zanja rápidamente con un móvil. Alguien, normalmente el más conciliador o el que quiere parecer más inteligente dice:

—Esperad, no os peleéis, los buscaré en Google.

Entonces se hace el silencio, los dos contrincantes tragan saliva mientras su amigo hace la búsqueda en su reluciente pantalla. Espero tener razón, piensan los responsables del conflicto mientras echan otro trago.

Entonces el que hace la búsqueda pincha sobre el primer o segundo resultado de la búsqueda y lee lo que ha encontrado dando la razón a uno de los dos. El vencedor aprovecha su recién estrenada superioridad para machacar al perdedor con vehemencia. El perdedor acaba la cerveza de un trago mientras su cara se sonroja acribillada por las miradas de los allí presentes.

Sin embargo, nadie ha contrastado la fuente. Como está publicado en Internet automáticamente pasa a ser cierto sin importar si forma parte de un foro, el blog de un desconocido o de un periódico digital independiente. Cualquiera puede escribir lo que quiera en Internet sobre cualquier tema, sea cierto o no. Por favor, seamos conscientes de lo que tenemos entre manos.

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Es más fácil consumir ideas empaquetadas que producir las nuestras propias.

Mucha gente vive su vida a través de las ideas de otros. Ojo, que creo que todo el mundo hacemos esto en mayor o menor medida, pero hay una incipiente mayoría que lo hace con casi todo.

Lo sé, no se dan cuenta, pero eso no es una excusa, eso es preocupante. Porque si uno no se da cuenta de que no genera ideas, sino que basa su concepción de la realidad en las ideas, acertadas o no, de otros, eso es que le da igual saber cómo son las cosas en realidad.

Nos lo tragamos todo. La mayoría de las cosas que creemos son introyectos que hemos grabado a fuego en nuestras mentes. ¿Para qué? Muy sencillo, para no tener que plantearnos la verdad de las cosas una y otra vez. Así que tiramos de lo “aprendido” y nunca más volvemos a enfrentarnos cara a cara con esas cuestiones.

El elefante atado a la estaca.

Imagino que todos tenemos en mente esta imagen. Un elefante atado a una estaca. Es algo muy típico en los circos, o al menos lo era antes.

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Un elefante es un animal enorme que pesa unos 5.000 kilos. Un coche pesa la mitad. ¿Cómo creéis entonces que ese animal puede ser retenido contra su voluntad por una simple estaca de madera clavada en el suelo?

Esto sucede por lo mismo que nosotros creemos que la vida es como nos han dicho. A ese elefante le ataron a la estaca cuando era un cachorro, un animal pequeñito, asustado y con poca fuerza. En aquella época el animalito trataba desesperadamente de tirar de la cadena para huir del maltrato infligido por los humanos. Como era pequeño y no tenía ni el peso ni la fuerza suficiente no era capaz de arrancar la estaca. Un día, el animal se cansó de intentarlo. Una idea se había formado en su mente para siempre:

No soy capaz de librarme de esta atadura.

Y así creció, convencido de que no podía escapar de allí porque ninguno de sus innumerables intentos lo había conseguido. Ahora el elefante es grande, fuerte y pesado. Sólo con tirar un poco la estaca saldría disparada del suelo. Tiene fuerza suficiente para librarse de ella, pero como aprendió que no podía, cree que el mundo es así para siempre y permanece atado. Su libertad depende de una idea equivocada.

Nosotros tenemos la capacidad de pararnos a pensar sobre cualquier cuestión de la vida. Podemos observarla de frente y poner en duda lo que nos han dicho sobre ella. Reflexionar y experimentar para conformar nuestras propias ideas. ¿Quieres estar atado a tu estaca para siempre?

Yo no. Por eso me planteo todo lo que los otros me dicen “Esto es así y no hay más”. Claro que hay más, mucho más. No tenemos ni idea de cómo es el universo y sus misterios. ¿Qué es la realidad? ¿De dónde y cómo surge la conciencia? ¿Qué estamos haciendo aquí?

En fin. He escrito este artículo por la necesidad que veo a mi alrededor de despertar. Usad la mente, cada vez veo más personas que sólo hablan de fútbol o series, y no salen de ahí. Cuando sale un tema un poco más filosófico o que requiera elaboradas cadenas de ideas siempre me responden:

Ya está este con sus cosas raras. No me agobies con tus paranoias. Por cierto, creo que Ronaldo está lesionado.

En fin queridos steemians. Se os lee y se os quiere.

Besos a todas y a todos.

Un post original de @trenz